Nueva Delhi, 27-30 de noviembre de 2011
El 29 de noviembre de 1956, con ocasión del 2500º aniversario del Parinirvana de Buda, tuve oportunidad de reunirme con líderes indios y representantes budistas de diversos países aquí en Nueva Delhi. En esa ocasión, yo ofrecí un relato detallado del desarrollo histórico del Budismo en Tíbet y la relación única indo-tibetana. Desde entonces, el mundo, incluyendo India y Tíbet, han sido testigos de muchos cambios, como también las tradiciones budistas en distintos países.
Hasta los últimos cincuenta años, más o menos, las distintas comunidades budistas tenían un indicio distante de la existencia de cada una y poca consideración sobre cuánto tenían en común. Ya que la enseñanza del Buda echó raíces en distintos lugares, surgieron de manera natural ciertas variaciones del estilo en el que ésta se practicaba y mantenía. En realidad, el Buda mismo dio enseñanzas diferentes de acuerdo con la predisposición de sus discípulos en ocasiones distintas. Lo que distingue nuestra situación contemporánea es que casi todo el conjunto de tradiciones budistas que evolucionó en distintas tierras, hoy es accesible a cualquier persona que tenga el interés. Es más, aquellos de nosotros que estudiamos y practicamos estas tradiciones budistas virtuosas, ahora podemos saber y aprender de la otra.
El Buda Shakyamuni alcanzó la iluminación en Bodhgaya unos 2.600 años atrás, sin embargo, yo creo que hoy sus enseñanzas siguen siendo refrescantes y relevantes. Impulsado por una preocupación espontánea por ayudar a los demás, tras su iluminación, el Buda pasó el resto de su vida como un monje sin hogar, compartiendo su experiencia con aquellos que deseaban escuchar. Ambos, su mirada del surgimiento dependiente y su consejo de no dañar a nadie sino ayudar a todo ser posible, enfatizan la práctica de la no violencia. Esto sigue siendo una de las fuerzas más potentes para el bien en el mundo actualmente, pues la no violencia es ser útil para los seres que nos acompañan.
La renuncia de Siddharta – su elección de llevar una vida sin hogar – simboliza la práctica del entrenamiento en la moral; su ascetismo de seis años simboliza el entrenamiento en la concentración; y su logro de la iluminación mediante la práctica de la sabiduría bajo el árbol bodhi representa la importancia del cultivo de la sabiduría. El papel de estos tres entrenamientos en la vida del Buda destaca su importancia en nuestra práctica diaria. Parapoder realizar estas prácticas, debemos estudiar las enseñanzas del Buda que están en el Tripitaka.
En un mundo cada vez más interdependiente, nuestro bienestar y felicidad propios dependen de muchas otras personas. Otros seres humanos tienen el derecho a la paz y la felicidad que es igual al nuestro. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de ayudar a los necesitados. Hoy, en un milenio, nuestro mundo nos pide que aceptemos la cualidad de la humanidad de ser uno. Muchos de los problemas y conflictos del mundo surgen porque hemos perdido de vista la humanidad básica que nos une a todoscomouna familia humana. Olvidamos que a pesar de las diferencias superficiales entre nosotros, las personas son iguales en su deseo básico porla pazy felicidad. Parte de la práctica budista involucra entrenamiento de nuestra mente a través de la meditación. Pero si nuestro entrenamiento para calmar la mente, desarrollar cualidadescomoel amor, compasión, generosidad y paciencia ha de ser efectivo, debemos ponerlos en práctica en nuestra vida cotidiana. Incluso, mientras nuestro mundo sigue desarrollándose materialmente, existe una creciente necesidad por un progreso similar en nuestro sentido de los valores internos. El siglo 20 fue un siglo de guerra y violencia, ahora, todos necesitamos trabajar para hacer que el 21 sea un siglo de paz y diálogo. Nosotros los budistas podemos contribuir a esto aprendiendo de otras tradiciones religiosas del mundo y compartiendo con ellas las cualidades distintivas de nuestra propia tradición.
Hay gran énfasis en la práctica del amor y la compasión en la enseñanza del Buda, como en las enseñanzas de otras tradiciones espirituales, pero es importante reconocer que la compasión y el amor son fundamentales para las relaciones entre los seres sintientes, en general, y los seres humanos, en particular. Creo que no debemos seguir hablando de la ética budista, la ética hindú, cristina o musulmana, pues estos valores son universales. El Budismo no explica la virtud de los valorescomola honestidad e integridad de manera distinta a la del Cristianismo o del Islam, o de cualquier otra tradición religiosa. Por lo tanto, en los años recientes, he sentido que es más adecuado hablar sobre la necesidad de fomentar lo que yo llamo, la ética secular. Me refiero a estos valores como ética secular porque el creer en una religión u otra, o no creer en una en absoluto, no afecta nuestra necesidad de ellas. La base fundamental de la humanidad es la compasión y el amor. Es por ello que incluso si unas pocas personas intentan solo crear paz mental y felicidad en su interior, y actúan responsable y amorosamente hacia los demás, ellos tendrán una influencia positiva en su comunidad. Creo que el Budismo sí tiene un papel especial que jugar en nuestro mundo moderno. Esto es porque, a diferencia de otras tradiciones religiosas, el Budismo propone de manera única el concepto de interdependencia, el que concuerda muy de cerca con las nociones fundamentales de la ciencia moderna. En el Budismo podemos pensar en términos de tres categorías principales – filosofía, ciencia y religión. La parte religiosa involucra principios y prácticas que sólo competen a los budistas, pero la filosofía budista de la interdependencia, como también la ciencia budista de la mente y las emociones humanas son de gran beneficio para todos. Como sabemos, la ciencia moderna ha desarrollado una comprensión altamente sofisticada del mundo físico, incluyendo el sutil funcionamiento del cuerpo y el cerebro. La ciencia budista, por otra parte, se ha dedicado al desarrollo de un entendimiento detallado, en primera persona, de muchos aspectos de la mente y las emociones, áreas que todavía son relativamente nuevas para la ciencia moderna. Cada una tiene, por ende, un conocimiento crucial para complementar las otras. Creo que una síntesis de estos dos enfoques tiene un gran potencial para llevar hacia descubrimientos que enriquecerán nuestro bienestar físico, emocional y social.
Aunque la tradición contemplativa budista y la ciencia moderna se han desarrollado desde raíces históricas, intelectuales y culturales distintas, pienso que en el corazón, éstas comparten intereses significativos en común, en especial, en su mirada filosófica básica y la metodología. A nivel filosófico, tanto el Budismo como la ciencia moderna comparten la misma mirada sobre la ausencia de los absolutos, ya sean descritos como un ser trascendental, como una entidad eterna no cambiante, o como un sustrato de realidad fundamental. Ambos, el Budismo y la ciencia prefieren tratar la evolución y el surgimiento del cosmos y la vida en términos de interrelaciones complejas de las leyes naturales de causa y efecto. Desde la perspectiva metodológica, ambas tradiciones enfatizan el rol del empirismo.
Por ejemplo, en la tradición budista de investigación, entre las tres fuentes reconocidas del conocimiento – la experiencia, la razón y el testimonio – es la evidencia de la experiencia lo que toma precedencia, siguiendo la razón en segundo lugar y el testimonio al final. Esto significa que en la investigación budista de la realidad, al menos en principio, la evidencia empírica debe triunfar sobre la autoridad de las escrituras, sin importar cuán venerada sea una escritura. Incluso en el caso del conocimiento derivado de la razón o inferencia, su validez debe provenir finalmente de algunos hechos de experiencia observados.
El motivo primario bajo la investigación budista de la realidad es la búsqueda de la superación del sufrimiento y la perfección de la condición humana. Por lo tanto, la tradición de investigación budista ha estado dirigida principalmente hacia el entendimiento de la mente humana y sus diversas funciones. Nuestro propósito al buscar formas de transformar nuestros pensamientos, emociones y sus inclinaciones subyacentes, es encontrar una manera mássanay satisfactoria de vivir. Entonces, un intercambio genuino entre el conocimiento acumulativo y la experiencia del Budismo y la ciencia moderna puede ser sumamente interesante y potencialmente beneficioso también.
En mi propia experiencial, yo me he sentido profundamente enriquecido al participar en conversaciones con neurocientíficos y sicólogos en temas como la naturaleza y el rol de las emociones positivas y negativas, la atención, la imaginería, como también la plasticidad del cerebro. Me siento agradecido hacia los muchos científicos eminentes con quienes he tenido el privilegio de compartir diálogos que han continuado por años gracias al auspicio de Mind and Life Institute, el que inició las conferencias anuales que partieron en 1987 en mi residencia en Dharamsala, India.
Naturalmente, la mayoría de las personas sienten que su propia forma de práctica religiosa es la mejor. Personalmente, siento que el Budismo es lo mejor para mí. Pero esto no quiere decir que el Budismo es lo mejor para todos. Lo importante es lo que sea apto para cada persona o grupo de personas en particular. Parala mayoría de nosotros, la religión depende de nuestra base familiar y de dónde nacimos y crecimos. Creo que en general, es mejor no cambiar esto. Sin embargo, mientras entendamos mejor las formas de los demás, más podremos aprender los unos de los otros.
Al declarar mi respeto por la fe de todas las religiones, no intento unificar nuestras diversas tradiciones. Creo firmemente que necesitamos tradiciones religiosas distintas para satisfacer las necesidades y disposiciones mentales de la gran variedad de seres humanos. Todas las tradiciones religiosas principales vuelven el mejoramiento de la humanidad su principal preocupación y todas ellas llevan un mensaje similar. Cuando las vemos como instrumentos esenciales para desarrollar buenas cualidades humanas como la compasión, la tolerancia, el perdón y la autodisciplina, nosotros podemos apreciar lo que tienen en común.
Estoy convencido de que el obstáculo más significativo a la armonía interreligiosa es la falta de contacto entre las diversas comunidades y por consiguiente, la falta de aprecio por su valor mutuo. Sin embargo, en el mundo actual, cada vez más complejo e interdependiente, nosotros tenemos que reconocer la existencia de otras culturas, grupos étnicos distintos y, naturalmente, otros tipos de fe religiosa. Ya sea que nos guste o no, la mayoría de nosotros tenemos hoy la experiencia de esta diversidad todos los días.
Incluso entre las diferentes tradiciones budistas que han surgido en distintas épocas y lugares, existen aquellas que vencomosu fuente la colección de escrituras preservadas en pali y otras que consideran la tradición sánscrita. Yo creo que llegó el momento de comunicarse libremente el uno con el otro, aquellos que se encuentran en la tradición pali dialoguen con los de la tradición sánscrita. Después de todo, todas nuestras distintas ramas vienendelmismo tronco y raíces en común. Comomonje budista tibetano, incluso hoy me considero un estudiante de la tradición Nalanda. La forma en que se enseñaba y estudiaba el Budismo en la Universidad de Nalanda representa el cenit de su desarrollo en India. Si hemos de ser los budistas del siglo 21, resulta importante que entremos en el estudio y análisis de las enseñanzas del Buda, comotantos lo hicieron entonces, en vez de depender simplemente de la fe.
Por lo tanto, es necesario preservar y promover el estudio y la práctica de las enseñanzas del Buda. La sangha tuvo un papel esencial en ello durante los tiempos del Buda y yo me siento feliz de que la tradición continúe hasta hoy. Consiguientemente, es importante que los miembros de la comunidad monástica cumplan con sus votos de mantener la pureza del Dharma del Buda.
En el pasado, dada la naturaleza de los distintos ambientes bajo los cuales floreció el Dharma del Buda en nuestras sociedades diversas, no ha habido muchas oportunidades para que los budistas se reúnan y analicen temas de interés común. Esta congregación ha proporcionado una oportunidad crucial muy necesaria. Ahora y en el futuro, necesitamos alentar y fortalecer un intercambio de conocimiento y experiencia entre nuestras distintas tradiciones y mejorar la comunicación entre nosotros. Espero que ésta sea la primera de muchas ocasiones similares que nos permitirán un mejor entendimiento y contribuirán de manera más efectiva a la felicidad humana yla pazmental en todo el mundo. Con ocasióndel2600º aniversariodellogro de la iluminación del Buda en Bodhgaya, ofrezco mis saludos a esta eminente Congregación Budista Global.
25 de noviembre de 2011