Por Robert Saiget (AFP)
20 de octubre de 2011
SHANBA, China – un lama tibetano en el sudoeste de China elude preguntas sobre la ola de auto-inmolaciones en la región, diciendo que a sus monjes se les prohíbe incluso hablar sobre las protestas contra la represión religiosa.
Parado bajo el nuevo techo del hall principal del monasterio budista, el monje en hábito granate pasa nerviosamente sus dedos por las cuentas de oración, mientras mira a través de una pequeña plaza, una estación de policía a corta distancia.
El lama, cuyo nombre AFP no revela en atención a su seguridad, dice que todos sus monjes sufrieron “educación política” por el estado y que incluso mencionar al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama “no hará bien”.
“Sí, nosotros tenemos educación política. Debemos estudiar socialismo armonioso, pero nuestros monjes pasan la mayoría de su tiempo estudiando las escrituras” dijo el lama.
El alto monje, en sus cincuenta, quiso subrayar que ellos todavía son capaces de practicar su religión y que las cosas han mejorado desdela RevoluciónCultural, cuando los comunistas fanáticos destruyeron el legado cultural en Tíbet y en todos lados.
“Ellos nos han asegurado que nunca retornaremos ala RevoluciónCultural” dijo.
Ocho monjes budistas y una monja se han prendido fuego este año, en protesta contra lo que ellos dicen es la represión religiosa y cultural en áreas tibetanas de China.
Grupos de derechos humanos dicen que al menos cinco han muerto y Estados Unidos, el miércoles, expresó “grave preocupación” sobre la situación, instando a China a “tratar las políticas contraproducentes en las áreas tibetanas que han creado tensiones”.
Muchos monjes entrevistados por AFP durante una visita al área esta semana, rechazaron incluso usar las palabras “auto-inmolación” o hablar del Dalai Lama, aunque todos parecían estar siguiendo de cerca sus palabras.
“No tenemos libertad” dijo uno. “La situación era mejor antes. Unos pocos años atrás, antes de 2008, la situación era mejor, pero ahora básicamente nosotros no tenemos libertad”.
China ha incrementado dramáticamente la presencia militar y policial en las áreas con grandes poblaciones tibetanas desde los disturbios de 2008, en la capital tibetana, Lhasa.
Las políticas de Beijing sobre la religión han sido sentidas con intensidad particularmente en comunidades tibetanas, con el budismo como centro de la sociedad. Cada familia, tradicionalmente envía uno de sus hijos a los monasterios a convertirse en monje o monja.
En el monasterio de la ciudad de Shanba en la provincia de Sichuan, cerca de 200 kms (125 millas) al este del condado de Aba donde la mayoría de las auto-inmolaciones han tenido lugar, jóvenes novicios juegan a la sombra de un pico altísimo salpicado de nieve fresca.
Dentro del templo principal del monasterio del “Buda viviente”, un monje considerado como la reencarnación en una línea de altos lamas, bendice a una pareja china y su niño en tibetano, mientras un alto monje traduce en perfecto chino.
Después de la bendición y del encendido de incienso y velas, la pareja donó 1000 yuanes (u$150) al templo.
Aquí, los monjes viven en relativa armonía con la población no tibetana, pero las estaciones de policía han sido construidas cerca de casi todos los monasterios del área, un recuerdo constante de las subyacentes tensiones con las autoridades.
El monasterio de Kirti en Aba ha estado bajo bloqueo virtual desde que un joven monje llamado Phuntsog se prendió fuego a sí mismo en marzo, desatando protestas en masa que llevaron a la represión de la policía.
El lunes, una monja en Aba se convirtió en la primera mujer en auto-inmolarse, llamando por libertad religiosa y el retorno del Dalai Lama a Tíbet mientras se prendía fuego a sí misma.
Grupos de derechos humanos dicen que la escalada en las auto-inmolaciones es una indicación de la desesperación sentida por los budistas, particularmente porque la toma de sus propias vidas va contra sus ideales religiosos.
El Dalai Lama huyó de Tíbet luego de un levantamiento fallido contra el gobierno chino en 1959.
Él fundo el gobierno tibetano en el exilio en la ciudad de Dharamsala en el norte de India, después de habérsele ofrecido refugio allí, y se mantuvo reverenciado en las regiones tibetanas de China, pero despreciado por las autoridades comunistas de la nación.
China ha invertido mucho en el desarrollo del Tíbet y otras áreas con grandes poblaciones tibetanas en los años recientes, incluyendo la reconstrucción de monasterios dañados durantela RevoluciónCultural.
Al mantenerse alejado de las cuestiones controversiales, el monasterio en Shanba, el que pertenece a una secta del budismo tibetano separada de la del Dalai Lama, como muchos otros monasterios en las regiones habitadas por tibetanos en China, está reconstruyéndose lentamente a sí mismo.
En el hall principal, las adornadas puertas de madera lucen recién talladas, mientras nuevos frescos de deidades budistas brillan en las paredes gigantes del edificio.
“No es bueno hablar sobre (el Dalai Lama). Mostrar apoyo a él no nos hará bien” dice el lama mientras baja su cabeza para ocultar la emoción de sus ojos.
“No creo que ellos le permitan retornar”.