Por Ravi Nessman – Associated Press
1 de julio de 2011
Dharamsala, India (AP) – El Dalai Lama dijo el viernes que el liderazgo comunista de China, no puede jugar ningún papel en la decisión que quién le sucederá como el líder del budismo tibetano después de su muerte; y llamó a la intromisión de Beijing en el asunto “una vergüenza”.
El Nobel de la Paz cumplirá 76 años la próxima semana y ha comenzado a preparar a su pueblo para su eventual muerte, con la esperanza de impedir que los gobernantes chinos de su patria, se aprovechen del vacío de liderazgo.
El Dalai Lama, cuyos predecesores gobernaron el Tíbet como dioses-reyes durante cuatro siglos, renunció a su papel como líder político del Tíbet en favor de un gobierno en el exilio, elegido en mayo.
Él comentó que el próximo Dalai Lama – que sería la quinceava encarnación del líder espiritual – va a nacer en el exilio e incluso lanzó la idea de elegir a su sucesor en vida.
Beijing, que espera que el movimiento tibetano nacional se diluya tras su muerte, respondió insistiendo en que el Dalai Lama se reencarnará en el Tíbet controlado por China, y acusando al actual Dalai Lama de violar las tradiciones religiosas.
“Una cosa que quiero dejar claro, en cuanto a mi propio renacimiento se refiere, que la autoridad final es mía y de nadie más, y obviamente no de los comunistas de China”, dijo en una entrevista a “The Associated Press”.
“Este es un asunto religioso”, dijo, señalando que los comunistas ateos de China no creen en la reencarnación; por lo que no pueden decidir un asunto sobre la base de esa creencia.
“Es una vergüenza ver que quieren controlar eso”, dijo. “Se han vuelto locos por el poder político.”
China alega que el Tíbet ha sido su territorio desde hace siglos, aunque muchos tibetanos dicen que en realidad fue independiente la mayoría de ese tiempo. El Dalai Lama huyó al exilio en medio de un levantamiento fallido contra el dominio chino en 1959, nueve años después de que las fuerzas comunistas invadieran la región del Himalaya.
El viernes, rechazó la sugerencia de que ahora que está retirado de la política podría estar dispuesto a discutir con China sobre su regreso al Tíbet, sin vincularlo a otras condiciones sobre la autonomía del Tíbet, o del trato de China hacia los tibetanos.
“No” indicó. “El problema del Tíbet no es sólo mi regreso.”
Agregó que su preocupación era por los derechos básicos de 6 millones de tibetanos y su cultura.
“Tan pronto como el gobierno de China demuestre su valor para enfrentarse a la realidad, entonces yo estoy dispuesto a ir allá para ayudar a promover una auténtica reconciliación”, agregó.
El gobierno chino dirigido por los comunistas, ha celebrado nueve rondas de conversaciones con el Dalai Lama y sus representantes en los últimos años, sin ningún avance.
Beijing dice que el Dalai Lama es bienvenido a regresar, si abandona sus actividades separatistas, si acepta que el Tíbet es una parte inalienable de China y si reconoce a Taiwán como una provincia de China.
El Dalai Lama se ha negado en repetidas ocasiones a buscar la independencia del Tíbet de China.