Opinión TalCual | marzo 16, 2025

A 66 años del Levantamiento Nacional Tibetano
Tíbet, un país ubicado en el centro de Asia con un área de 2,500,000 km2, asentado sobre las montañas más altas del planeta y en donde nacen 10 de los ríos más grandes de esta región fue invadido por China bajo el mando de Mao Zedong entre 1949 y 1950.
Como nación independiente Tibet contaba con un gobierno soberano, una bandera y moneda nacional, un sistema postal, una lengua propia, así como leyes y costumbres. Tras la invasión militar de China, el pueblo tibetano ha sufrido una severa opresión, la erosión sistemática de su cultura, la supresión de la libertad religiosa y la negación de los derechos humanos fundamentales.
Los tibetanos se han convertido en marginados en su propio país, les es prohibido hablar su lengua y están en constante riesgo de ser detenidos y encarcelados por tan sólo compartir sus desacuerdos con el gobierno chino opresor.
El 10 de marzo de 1959, cientos de miles de tibetanos se levantaron en protesta contra el ejército chino. Lhasa, la capital de Tíbet, fue testigo de la brutal represión que el pueblo tibetano vivió por parte del ejército invasor, dejando a su paso la muerte de cientos de tibetanos y tibetanas, y encarcelando a otros tantos. Así como forzando a Su Santidad el XIV Dalai Lama a escapar al exilio. El 12 de marzo del mismo año, Pamo Kusang encabezó frente al Palacio Potala, una histórica protesta pacífica de mujeres contra la invasión y ocupación de Tíbet. Una década después, Pamo Kusang fue ejecutada por las autoridades chinas por su valiente e inspirador activismo.
Tras los levantamientos de 1959, el pueblo tibetano quedó devastado y fue hasta 1989 cuando el Dalai Lama fue galardonado/nombrado Nobel de la Paz, así como en 2008 durante los Juegos Olímpicos de Beijing que los tibetanos volvieron a alzar la voz sin que está fuera escuchada por los gobiernos de todo el mundo. Hoy, siete décadas después, Tíbet sigue bajo una ocupación brutal, sin embargo, las protestas continúan esporádicamente en todo el Tíbet, los tibetanos buscan constantemente formas de defender su identidad, la protección del medio ambiente y sus derechos básicos: Protestas de estudiantes, civiles y población monástica, resistencia a través de la música, poemas y escritos que celebran la cultura y la nacionalidad tibetana, y manifestaciones que exponen las injusticias que viven por parte del gobierno autoritario chino, aun cuando en ello les vaya la vida.
En febrero de 2009, en Ngaba, al este del Tíbet, un joven monje llamado Tapey se prendió fuego como una forma de protesta. Durante los nueve años siguientes, más de 150 tibetanos se inmolaron en Tíbet en protesta contra el gobierno autoritario chino; la mayoría murió como consecuencia de ello.
El 2016 fue un año que marcó a una de las instituciones monásticas más grandes del mundo, Larung Gar al este de Tíbet (Ch: Ganzi/Garze Prefectura Autónoma Tibetana, Provincia de Sichuan), dando lugar a la orden emitida por las autoridades locales para reducir el número de practicantes en la Academia Budista Larung Gar a la mitad: de 10,000 a 5,000, desalojando a monjes y monjas y destruyendo sus hogares. Además de la destrucción de viviendas y expulsión de estudiantes religiosos, las autoridades están aumentando la vigilancia, implementando procedimientos de selección de entrada, así como la formación de nuevos comités de gestión realizados en su mayoría por funcionarios del gobierno chino. Toda esta interferencia en los asuntos relacionados al Budismo Tibetano es contraria a la propia Constitución de China y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los cuales garantizan la libertad religiosa para todos.
A partir del 2022, las políticas del gobierno chino están obligando a tres de cada cuatro estudiantes tibetanos a ingresar en una red de internados coloniales, separando a entre 800.000 y 900.000 niños, de entre 6 y 18 años, de sus familias y comunidades. Esta cifra no incluye un número adicional, desconocido, de niños de cuatro y cinco años. Las escuelas son una piedra angular de la campaña de Xi Jinping para eliminar la identidad tibetana y sustituirla por una identidad nacionalista china con el fin de neutralizar cualquier resistencia al régimen del Partido Comunista Chino (PCC).
En febrero de 2024, más de 1.000 tibetanos, incluidos monjes, fueron arrestados tras las protestas contra la construcción de una presa hidroeléctrica en el río Drichu en Kham, en el este del Tíbet, que desplazará por la fuerza a los residentes de dos aldeas y sumergirá seis monasterios, y también afectará a la ecología local. Las protestas de esta escala en Tíbet ocupado son raras debido al castigo extremo del gobierno chino.
El 10 de marzo de 2025 se conmemoró el 66 aniversario del Levantamiento Nacional Tibetano, y como cada año la comunidad tibetana que vive en el exilio junto con organizaciones de derechos humanos y simpatizantes alrededor del mundo ocupan las calles para mostrar solidaridad con los tibetanos dentro de Tíbet, así como honrar y apoyar la valiente resistencia al dominio chino que continúa hasta nuestros días; mientras que el gobierno autoritario chino refuerza las «medidas de seguridad» prohibiendo el acceso de turistas, reporteros, especialistas de la ONU y todo aquél que pueda ser testigo de la brutal represión que se vive en Tíbet.
A pesar de más de 70 años de ocupación china, los tibetanos en Tíbet y los que están en el exilio continúan luchando y esperan el regreso de Su Santidad el XIV Dalai Lama al Tíbet. La empatía e indignación al conocer las atrocidades que el régimen chino ha realizado en Tíbet han construido lazos de solidaridad alrededor del mundo.
Somos cientos de simpatizantes que junto con grupos y organizaciones colaboramos con acciones bajo el principio de la no violencia para que el pueblo tibetano vuelva a contar con derechos humanos.
En Latinoamérica, la resiliencia y empatía que nos refleja un pueblo conquistado, incluso sin conocernos y hablando distintas lenguas, nos ha llevado a trabajar por Tíbet, procurando ser eco de las voces de quienes por ahora no son escuchados, creando conciencia y difundiendo la situación que por más de medio siglo el pueblo tibetano ha vivido.
Para mayor información visita: Cronología | Texto en inglés