El líder electo es el último tibetano con el que quiere hablar China
The Economist, Mayo 19, 2011
A medida que China se prepara para celebrar el 60º aniversario de su anexión de Tíbet, ha emitido un punzante rechazo del recientemente electo primer ministro del gobierno tibetano en el exilio, Lobsang Sangay. El ganador de la elección entre los tibetanos de fuera de China, el Sr.Sangay tendrá un perfil más alto que sus predecesores, porque el Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet y figura internacional, ha dicho que se retirará de su rol político.
Por lo tanto, el Sr.Sangay, un profesor de 43 años de la escuela de leyes de Harvard, ha estado visitando su electorado, la mayoría del cual está en India, y discutiendo sus planes. Él se ofreció a negociar con China “en cualquier momento y en cualquier lugar”. China respondió a través de una entrevista en una revista oficial, China´s Tibet, con Zhu Weiqun, un vocero frecuente del Partido Comunista sobre Tíbet.
El Sr.Zhu despreció a “ese gobierno en exilio de su” casi balbuceó. “Es solo una camarilla política separatista que traiciona a la madre patria, sin ninguna legitimidad y sin ningún estatus para entablar un diálogo con los representantes del gobierno central”.
Por lo tanto la decisión del Dalai Lama de democratizar su gobierno en el exilio para reconciliarse con China parece menos que probable. Al menos, bajo la antigua dispensa, una serie de infructuosas conversaciones entre China y los tibetanos exilados se habían tambaleado cada pocos meses desde 2002, acabando usualmente en acritud. Ahora parece demasiado esperar siquiera eso.
Sin embargo, Robert Barnett, un experto en Tíbet de la Universidad de Columbia en New York, señala que no hay nada nuevo en el rechazo de China al intento de acercamiento del Sr.Sangay. Esta no ha tenido ningún trato con el gobierno en el exilio. El lado tibetano en las conversaciones siempre ha sido llenado por los representantes del Dalai Lama. Esta práctica puede continuar. En efecto, el parlamento tibetano en exilio, discutiendo una nueva constitución, el mes pasado aprobó un proyecto pidiendo al Dalai Lama y sus sucesores, a pesar de su retiro “hablar en nombre del pueblo tibetano, explicar y discutir sus preocupaciones y necesidades así como designar representantes y enviados para servir a los intereses del pueblo tibetano en cualquier parte del mundo”.
Al distanciarse él mismo del gobierno tibetano, el Dalai Lama ha cumplido con una demanda china. China podría, tomarlo en cuenta como una concesión. Podría incluso mirar de esa manera, la declaración de renuncia del Dalai Lama de marzo, en la que él dijo que las dos “promulgaciones políticas” pro independencia que él hizo en el pasado, serían “ineficaces”. El Dalai Lama ha renunciado desde hace mucho a la demanda por independencia a favor de una mayor autonomía bajo soberanía china. China siempre ha presentado esto como un ardid táctico.
China parece esperar que con la muerte de este Dalai Lama, los tibetanos, privados de un líder con un estatus súperestar y seguidores, renunciarán a la lucha. Él parece estar en buena salud, pero ahora tiene 75 años. Por eso (China) puede haberse alarmado por el comentario del Dalai Lama, en una conferencia de prensa en New Jersey, este mes, sobre que los tibetanos están cerca de “finalizar” de encontrar su sucesor, que es, su reencarnación como 15º Dalai Lama. Él dijo que todas las escuelas del budismo tibetano están involucradas en esto.
Esta unidad de varias escuelas sería sin precedentes e importante, desde que es muy probable que la próxima reencarnación del Dalai Lama será impugnada, con un candidato respaldado por China y uno, probablemente en exilio, reverenciado por la mayoría de los tibetanos.
El Dalai Lama parece también retener la lealtad de la mayoría de los tibetanos de dentro de China. El foco de la resistencia tibetana desde marzo ha estado alrededor del monasterio de Kirti en un área de la provincia de Sichuan que los tibetanos consideran como Amdo, parte del histórico Tíbet. Las protestas que comenzaron con la auto-inmolación de un joven monje, han visto cientos de monjes detenidos, dos laicos ancianos que trataban de protegerlos, asesinados y una continua presencia de fuerte seguridad en el área, y la quema de libros no aprobados por las autoridades.
Así, mientras se celebra, el 23 de mayo, el 60º aniversario del “Acuerdo de los 17 puntos” por el cual el joven Dalai Lama acordó aceptar la soberanía china sobre Tíbet[1], China sabe que no hay una amenaza inmediata a su gobierno, pero que muchos tibetanos todavía están resentidos. Aún así, este es, para China, un peculiar documento para conmemorar. Se prevé que el Tíbet –bajo soberanía china pero autónomo- parece más cerca de las demandas del Dalai Lama que de presentes acuerdos. China prometió no alterar el “sistema político existente en Tíbet”, una promesa dejada a un lado en 1959 mientras estalló la rebelión y el Dalai Lama y 80000 seguidores huyeron al exilio. En 1951 el sistema político era una teocracia feudal. Ahora que los exilados disfrutan las formas de una democracia parlamentaria, ellos encuentran que China no es digna de confianza. China, a su turno, encuentra que el sistema político de los tibetanos no es más atractivo.-
[1] N del T.: El Acuerdo de 17 puntos fue firmado por autoridades chinas y delegados tibetanos enviados por el XIV Dalai Lama a Pekín en 1951. Los delegados tibetanos debieron firmarlo bajo coacción. Los sellos de Estado que hubiesen autenticado la firma estaban en poder del Dalai Lama, quien en esos momentos se encontraba en el sur de Tíbet. El Acuerdo fue repudiado por el Dalai Lama en marzo de 1959.