Un candidato a doctorado en estudios budistas pide paciencia y atención al contexto.
Por Joshua Brallier Shelton 17 de abril, 2023
Cuando escuché por primera vez sobre el reciente encuentro del Dalai Lama con un niño, se me rompió el corazón. Al principio, no me atreví a ver el video. Pensé en lo que el niño debe haber experimentado y supe que esto sería devastador para la ya vulnerable comunidad tibetana.
Soy candidato a doctorado en estudios budistas y estudios de masculinidad en la Universidad Northwestern y practicante budista. Hablo tibetano y he vivido, investigado y practicado en Dharamsala, donde vive Su Santidad el Dalai Lama. A lo largo de mi vida, he valorado profundamente el impactante trabajo del Dalai Lama por la paz, la no violencia, tolerancia religiosa y la justicia abiental.
La idea de que el Dalai Lama había dañado a un niño entraba en conflicto con todo lo que sabía sobre él, pero también sabía que el incidente requería un serio análisis. Desde que la noticia se dio a conocer, he estado reflexionando sobre lo que pasó y he decidido que es importante desentrañar de manera mesurada sus matices para una audiencia occidental.
Antes de hacerlo, quiero reconocer que las acciones del Dalai Lama en el video fueron francamente raras e incómodas de ver. Hizo que un niño se sintiera incómodo y la importante diferencia de poder entre los dos, hizo que este episodio fuera especialmente preocupante. El simple hecho de escuchar que “el Dalai Lama le pidió a un niño que le ‘chupe la lengua’” fue suficiente para que se me revolviera el estómago.
Sin embargo, después de yo mismo ver (la versión completa de 1:59, no el video editado de amplia circulación), también creo que lo que ocurrió se resiste a una fácil categorización y comparación con casos de conducta sexual inapropiada entre los líderes religiosos occidentales, que sin duda saltó a la mente de muchos lectores.
Al interpretar lo que sucedió, debemos adoptar un enfoque gradual que incorpore las voces tibetanas, evite reducir lo sucedido a un guión familiar sin pensar holísticamente y en contexto sobre quién es el Dalai Lama y que también valore las historias de sobrevivientes de conducta sexual inapropiada en entornos religiosos en general.
Los medios de comunicación occidentales generalmente ignoran las propias opiniones e interpretaciones de los tibetanos sobre su comunidad. Esta historia no fue la excepción. La cobertura siguió un formato predecible, con la mayoría de las historias describiendo el incidente en términos breves y lascivos antes de elevar las voces descontextualizadas de indignación moral.
Algunas reportajes ofrecieron explicaciones miserables del contexto cultural tibetano, pero a menudo tuvieron el efecto de promover la presunción neoorientalista de que los tibetanos son irreflexivos y acríticamente religiosos, al tiempo que implican que el Occidente “secular” es intelectual y moralmente superior.
Este obviamente no es el caso. La conducta sexual inapropiada es un problema profundamente humano, ligado a la masculinidad hegemónica y la manipulación perversa de los desequilibrios de poder asimétricos. Sucede en todas partes. Recientemente, tanto los hombres tibetanos que son sobrevivientes de conducta sexual inapropiada en entornos monásticos como las mujeres budistas tibetanas han contando valientemente sus propias historias como sobrevivientes.
En Occidente, hemos sido inundados con escándalo tras escándalo de abuso sexual de sacerdotes y pastores jóvenes en contextos cristianos, lo que creó una apertura para una comparación demasiado fácil en este caso. Sin embargo, uno de los muchos problemas al hace una comparación tan directa es que este fue un evento singular en un entorno público, lo cual es atípico en casos de depredación sexual de niños.
Numerosos estudios han demostrado que el abuso infantil ocurre abrumadoramente durante un período de tiempo más largo, a menudo en el contexto de una relación. Los depredadores generalmente crean confianza y luego llevan a los niños a entornos privados para cometer abusos, que no es lo que sucedió en este caso.
Uno de mis amigos tibetanos observó que los deseos vengorzosos no son comunes, si acaso, se representan en un escenario televisado transmitido a innumerables espectadores; tendemos a esconder nuestros deseos lascivos detrás de puertas cerradas. Vale la pena señalar que el Dalai Lama ha mostrado constantemente a lo largo de su vida una personalidad juguetona. En el video, se ríe y sonríe, sin mostrar vergüenza ni bochorno.
No pretendo borrar o descartar lo que se desarrolló en el video, ni sugerir que las personas mayores no son capaces de abusar. Pero sí creo que el contexto revela pistas sobre la intención del Dalai Lama: En mi opinión, no se trataba de un hombre que actuaba por un deseo perverso, sino de un no nativo de la lengua inglesa que, al tratar de ser alegre, cometió un error en la comprensión que atravesó diversos horizontes culturales.
Dicho esto, como han señalado generaciones de estudiosos del género, la larga historia de hombres mayores que abusan de su poder necesariamente genera sospechas sobre los patrones de comportamiento. Un solo evento puede indicar un entorno más expansivo de abuso a puerta cerrada y lo reconozco de todo corazón. La atención vigilante es necesaria para proteger a los niños del abuso.
Pero para mí, este video no es evidencia de un abusador de niños impulsado por un deseo cobarde. Fiel a su carácter juguetón de larga data, él estaba siendo jocoso, siguiendo un guión cultural tibetano entre abuelos y nietos que comienza con un abrazo, continúa con un beso y termina con tocar la lengua. Claramente sabe que cometió un error de discernimiento y ha emitido una disculpa. No deberíamos saltar de la exhibición de un evento extraño, inapropiado u objetable a la imputación de todo un carácter problemático.
También quiero resaltar la importancia del contexto en la interpretación del Dalai Lama y sus acciones. Incontables tibetanos y otros budistas lo ven como un Buda viviente, que se ha esforzado diligentemente a lo largo de muchas vidas para purificar su mente de todos los deseos sensuales (‘dod chags) y alcanzar una ecuanimidad ilimitada. Para las personas que lo entienden de esta manera, es impensable considerarlo actuando por un deseo cobarde.
Sin embargo, cuando otros ven este video, son testigos de un anciano titán religioso que viola los límites de un niño inocente. No puedo apelar al discurso budista o a la historia tibetana para dirigirme a esta audiencia, pero puedo señalar dos cosas. Primero, los comentarios posteriores del niño y su madre fueron alegres.
En segundo lugar, sugiero observar el momento extraño de esta revelación: completamente dos meses después del evento y no por parte de la familia o los amigos del niño. El Dalai Lama es una figura política altamente asediada, sujeta a décadas de ataques y calumnias por parte del gobierno chino. Vale la pena preguntar quién podría tener interés en difamarlo y editar estratégicamente el video.
Como estudioso de la masculinidad y la religión, me dedico a descubrir las formas en que el poder masculino se enreda en las aspiraciones religiosas sinceras de los practicantes, cultivando entornos en los que los hombres erotizan y abusan de ese poder de manera perversa y nauseabunda.
Aunque el incidente reciente fue inquietante, no llega a este nivel. En lugar de llegar a la conclusión de que el Dalai Lama es un abusador, podríamos aprovechar esta oportunidad para escuchar las muchas, muchas voces de mujeres que hablan sobre el problema generalizado de abuso sexual por parte de maestros budistas Vajrayana, incluso aquí mismo en Estados Unidos, voces que son rutinariamente ignoradas.
Concluyo esta reflexión con un llamado a la paciencia. Mi súplica es mirar al Dalai Lama no en el marco estrecho de un error, sino en el entorno más amplio de sus innumerables contribuciones al mundo, con una conciencia de cómo el contexto filtra nuestra comprensión de los eventos.
– – –
Joshua Brallier Shelton es candidato a doctorado en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad Northwestern.
Traducción del artículo original por Tereluz, Coordinadora Regional para Latinoamérica International Tibet Network