Las delegaciones conformadas por la República de El Salvador, República de Chile y Mexico, participantes de la Octava Convención Mundial de Parlamentarios sobre el Tíbet y guiados por el principio estipulado en la Carta de Naciones Unidas de promover el establecimiento y mantenimiento de la paz y la seguridad internacional:
Reafirmamos nuestro respeto al principio de la libre determinación de los pueblos, desde la protección y garantía de los derechos humanos, hasta la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, lo cual se encuentra estipulado en la Carta de Naciones Unidas.
Reafirmamos nuestro compromiso con la declaración resultante de la 8va Convención Mundial de Parlamentarios sobre el Tíbet, realizada en Washington, DC en 2022.
Reconocemos la importancia para el pueblo tibetano de convertirse en un territorio que goce de autonomía, con miras de su desarrollo económico, social y cultural, a fin de estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de equidad.
Desde los años sesenta por iniciativa de su santidad el 14o Dalai Lama, el pueblo tibetano inicio su transición a un sistema democrático basado no solamente en la participación sino orientada por el amor, la paz interior, la compasión y la verdad; siendo esto un regalo del pueblo tibetano para el mundo, sustentado en su Parlamento en el Exilio el cual reclamamos sea reconocido y respetado por todos los países.
Conscientes de la necesidad que existe de tomar medidas de protección y defensa que tengan la finalidad de resolver el conflicto tibetano-chino el cual desde el 1960 escaló a ser un conflicto de carácter internacional pues involucra elementos que violentan los derechos humanos del pueblo tibetano.
Exhortamos al reconocimiento y garantía de los derechos humanos básicos del pueblo tibetano, por parte de la República Popular de China.
Exhortamos a la República Popular China, se abstenga de intervenir en los procesos sucesorios de las autoridades religiosas, respetando así el derecho a la libertad religiosa de todos los tibetanos. Asimismo, exigimos la liberación inmediata del Panchen Lama y su familia, injustamente detenidos por las autoridades chinas.
Pedimos a la Comunidad Internacional interpongan sus buenos oficios a fin de promover el diálogo entre las partes en miras de una resolución pacífica del conflicto tibetano-chino, bajo los principios del Derecho Internacional, derechos humanos, la participación democrática y la Cooperación Internacional.
Nos comprometemos a sumar más países de Latinoamérica a esta causa; así como a trasladar el mensaje de que el Tíbet no es y nunca ha sido parte de la República Popular China.