A los 75, El exiliado líder tibetano ha anunciado su retiro. Se ha sugerido que la sucesión debe desaparecer con él. Pero los chinos tienen otras ideas
(Por Isabel Hilton, “The Telegraph” 13 de marzo de 2011)
El anuncio del Dalai Lama de su retiro de la política, el cual hizo desde su capital en el exilio, en Dharamsala, al norte de la India el jueves, fue una noticia que muchos de sus seguidores sabían que venía, pero que la mayoría no quiere oír.
La 14ª encarnación ha sido un líder muy eficaz en una causa extremadamente difícil por más de 50 años. Él ha dado a la difícil situación del pueblo tibetano, un perfil internacional y una autoridad moral por lo que todos los esfuerzos de Beijing para desacreditarlo han fallado. Sin él, los tibetanos podrían haberse convertido en otro grupo fragmentado y olvidado de los exiliados que se aferran a una cultura moribunda. Con él, han demostrado ser resistentes y tenaces, y se han beneficiado con el reconocimiento mundial que se han ganado.
Ha sido una historia notable. Pero, como él mismo a menudo ha señalado, aunque sus seguidores creen que sus Dalai Lamas son Bodhisattvas (en verdad, emanaciones del Buda), en sus encarnaciones humanas, son sin duda mortales.
El 14º Dalai Lama tiene 75 y, como cualquier buen líder, se preocupa por la sucesión. El Dalai Lama no es el único que piensa sobre lo que ocurrirá cuando abandone el escenario. Los gobernantes de China le han echado la culpa por todas sus dificultades en la colonización y pacificación de Tíbet. Más recientemente, colocaron el levantamiento de 2008 en su puerta, a pesar de amplias pruebas de que la política china fue la raíz del descontento.
Irónicamente, cuanto más lo atacaron los chinos, más popular se volvió, tanto dentro como fuera de Tíbet. En el exilio, ha logrado un liderazgo casi indiscutible, el cual es mucho más ampliamente aceptado de lo que había sido históricamente en el Tíbet, con sus disputas políticas y religiosas. Si el Dalai Lama se levanta por el Tíbet y por todos los tibetanos, los chinos han de echarse la culpa en gran medida.
La institución del Dalai Lama comenzó en el siglo 17º en el Tíbet, cuando el 5º Dalai Lama se convirtió en rey. Al igual que sus sucesores, que pertenecían a la secta célibe Gelugpa, la sucesión se determinó mediante la reencarnación. Un nuevo Dalai Lama fue identificado por las autoridades religiosas, que utilizan los sueños, la adivinación y el interrogatorio para establecer su elección. Una nueva encarnación se encuentra típicamente a la edad de dos o tres, seguido de un largo período de regencia hasta que el Dalai Lama asume su papel político.
Desde la perspectiva del actual Dalai Lama, no hay una solución obvia a la sucesión, que cumpla con las exigencias de su doble papel religioso y político. Incluso en el viejo Tíbet, el sistema tenía sus desventajas: las largas regencias eran inherentemente inestables y, a pesar del predominio de la jerarquía religiosa, la elección del Dalai Lama depende de una potente combinación de la alta política y de fe profunda y a menudo se discute. En las circunstancias actuales, los inconvenientes son tan peligrosos en la lucha desigual entre Beijing y Dharamsala, que el Dalai Lama ha sugerido con frecuencia que la institución ha terminado su utilidad y que debe terminar.
Sus dudas están bien fundadas. Cuando el 10º Panchen Lama, la segunda figura más alta en la escuela del budismo del Dalai Lama, murió en el Tíbet en 1989, el Partido Comunista de China vio en la búsqueda de su reencarnación la oportunidad de ejercer su control en el sistema religioso del Tíbet. Cuando el Dalai Lama anunció en 1995 que un niño había sido encontrado en el Tíbet, Beijing se puso furioso. El niño y su familia desaparecieron y Beijing insistió en un amañado proceso para elegir un sustituto, que es ampliamente conocido en el Tíbet como “Panchen chino”. El podría, sin embargo, ser promovido por Beijing como la máxima autoridad en la elección del próximo Dalai Lama.
El asunto se presenta como una advertencia de las intenciones de China cuando el Dalai Lama muera. Él ha tratado de mantener a raya a los chinos al insistir en que, si tuviera que reencarnarse, lo haría en el exilio. Ellos han respondido, en efecto, que su reencarnación no es de su incumbencia.
Un portavoz del gobierno chino insistió recientemente, enfatizando, que no sólo es necesario que el Dalai Lama vuelva nacer, sino que él debe renacer en China.
Los tibetanos han crecido acostumbrados a la extraña visión del oficialmente ateo partido del estado, que emite cada vez normas más precisas para la reencarnación; el sentido de la ironía nunca ha sido la mayor virtud del partido. Pero la implicación política es bastante real: Las profundas tradiciones religiosas del Tíbet han demostrado ser un obstáculo inamovible para la aceptación del gobierno de Beijing. Al no haber podido destruir la religión en el Tíbet, Beijing ahora cree que el control de los líderes budistas del Tíbet es la clave para pacificar al pueblo. En lugar de ver a un sucesor jugar ese papel, el Dalai Lama prefiere que se abandone toda esta institución.
Si alguna vez vuelve al Tíbet, me dijo una vez, iba a considerar su trabajo como hecho y que quisiera retirarse a la vida de un simple monje budista. Dolorosamente, se refiere a su propio liderazgo político como una falla en un aspecto importante: que su política de no-violencia y el compromiso con Beijing no han dado ningún resultado.
Las conversaciones esporádicas llevadas a cabo en la última década entre los representantes del Dalai Lama y el gobierno de Beijing, no han llevado a ninguna parte y el tono de la retórica de Beijing contra el líder en el exilio ha sido cada vez más abusivo.
La herencia del Dalai Lama
¿Cómo es elegido el nuevo Dalai Lama?
Después de la muerte de un Dalai Lama, su “continuo mental” se transfiere a su “reencarnación”. Una búsqueda comienza entre los lamas de alto nivel para encontrar la reencarnación. Sueños, visiones, la dirección del humo de la cremación; todo los puedan guiar, pero el actual Dalai Lama dijo que su reencarnación no nacerá en China, si el Tíbet no es libre.
Él teme que un vacío de liderazgo va a debilitar la causa tibetana y dejará a su gente vulnerable a la interferencia de China.
¿Quién dirigirá en el ínterin?
El actual Dalai Lama dijo que cree que su sucesor debe ser elegido libremente. Eso será en parlamento tibetano esta semana. No está claro si el parlamento aceptará su deseo, o si su elección como sucesor, el Karmapa Lama, será un candidato.
¿Por qué el Dalai Lama teme la interferencia china?
Él cree que Beijing ha debilitado el movimiento por la autonomía tibetana, influyendo o apropiándose del proceso de la “reencarnación” de los monjes de alto nivel.
El Dalai Lama sigue siendo la figura más influyente de 5.6 millones de personas en el mundo tibetano, que siguen siendo el grupo dominante en la región tibetana autónoma de China y una gran minoría en el resto del país.
¿Quién es el Karmapa Lama?
Él es la cabeza de la secta Kama Kagyu, una de las cuatro escuelas del budismo tibetano.
Hay dos que reclaman este papel: Ugyen Trinley Dorje, el sucesor con el favor del Dalai Lama, que cuenta con el apoyo de la mayoría de los monasterios Karmapa; y Trinley Thaye Dorje, quien es respaldado por Shamar Rinpoche, la figura que más influye en el reconocimiento de la reencarnación de Karmapa .
¿Por qué es controversial el Karmapa Lama del Dalai Lama?
En la actualidad es objeto de investigación después de que más de $1 millón en efectivo, incluyendo yuanes chinos, fueron descubiertos en las búsquedas de la policía en sus vehículos y monasterios.
Él ha sido sospechoso de ser un espía chino desde que huyó del Tíbet hacia Dharamsala hace 11 años a la edad de 14 años. Algunos funcionarios de seguridad de la India temen que Beijing pueda manipularlo para controlar y debilitar el movimiento tibetano y para influenciar a la gran comunidad de exiliados en la India.
Incluso el anuncio del retiro del Dalai Lama fue descrito en Beijing como un truco. El gobierno chino sigue llamándolo un “separatista”, a pesar de que desde hace tiempo se acepta que el dominio chino sobre el Tíbet es irreversible y que lo que él quiere es una verdadera autonomía.
Es difícil evitar la conclusión de que Beijing no quería negociar de buena fe, pero al no hablar en serio, China ha perdido la oportunidad de llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso que sólo el Dalai Lama podía entregar.
Sin él, ellos calculan, que el perfil internacional del Tíbet desaparecerá y que la figura de quien puede unir a los tibetanos en el Tíbet y los tibetanos en el exilio se habrá ido. Desde la perspectiva de Beijing, sus problemas terminarían.
Es, como mucho, un juego de azar: sin influencia moderadora del Dalai Lama, la hostilidad hacia el gobierno chino que estalló en 2008 y podría crecer en lugar de disminuir.
Habiendo fracasado en su ambición de llegar a un acuerdo mientras él todavía estaba en condiciones de hacerlo, el Dalai Lama cree que ahora es el momento de consolidar las instituciones que legítimamente pueden representar los tibetanos en el exilio, y tal vez servir como un estímulo moral para una lejana futura democracia en el Tíbet.
Los tibetanos han aceptado a regañadientes la idea de que cualquier persona podría ser un mejor líder que el Dalai Lama, o que cualquier líder elegido podría merecer el respeto que él tiene.
Se ha tomado alguna determinación de su parte para forzar a sus seguidores a compartir su impulso modernizador y abrazar la política secular.
Hasta ahora, el primer ministro electo del gobierno en el exilio ha sido un monje, pero en la ronda final de las próximas elecciones de este año, todos los candidatos son laicos, un cambio radical en la madurez política de los tibetanos en el exilio de hoy.
Queda por ver hasta qué punto puede asumir el papel el candidato ganador del Dalai Lama: el líder electo de la comunidad de exiliados tibetanos es poco probable que goce del mismo acceso a la Casa Blanca como el Dalai Lama.
Sin embargo, salta a la vista que su retiro marca un momento de profunda transición. Ningún futuro Dalai Lama es probable que juegue este papel dual religioso y político de nuevo, y a ningún futuro Dalai Lama es probable que se pida llevar el destino de todo un pueblo en crisis sobre sus hombros.
El 14º Dalai Lama será un acto difícil de seguir.
Isabel Hilton es la autora de “En busca del Panchen Lama”.
Traducido al español por Lorena Wong.