Encontrar adhesiones políticas a la causa tibetana en estos días y desde hace ya un buen tiempo, no resulta fácil. Gobernantes y políticos con aspiración de serlo algún día, miran para el costado cuando de defender al pueblo de los Himalayas se trata. Muchos que se embanderan con la defensa de los derechos humanos, echan sus principios a un cajón cuando se reúnen con líderes chinos, de quienes esperan obtener favores económicos significativos.
Por esa razón, cada manifestación de apoyo al Tíbet debe ser resaltada de un modo especial. En esta semana hemos tenido dos buenos ejemplos en Europa, concretamente en Francia y la República Checa, con dos grupos parlamentarios de apoyo al Tíbet. En la Asamblea Nacional Francesa se reorganizó el Grupo de Estudio del Tíbet, el pasado sábado 6, constituido por 17 parlamentarios de cuatro partidos diferentes. Unos días más tarde, el martes 9, en el Senado del Parlamento checo se oficializó el lanzamiento de un Grupo por el Tíbet, que se había establecido en setiembre de este año. Dicho grupo es el más numeroso de los grupos parlamentarios pro Tíbet de Europa. En la oportunidad, estuvo presente el presidente de la Adm. Central Tibetana, Dr. Lobsang Sangay. Imposible no depositar la memoria por un instante en el extinto presidente checo, Vaclav Havel, quien demostrara una amistad inquebrantable hacia el pueblo tibetano; sin dudas, su apoyo sigue vigente aún tras su desaparición.
Bienvenidos estos grupos entonces y ojalá más políticos abandonen la mezquindad del interés y defiendan los derechos humanos de los tibetanos de los zarpazos letales del régimen autoritario chino.-