Por Dr Lobsang Sangay | The Guardian | 7 de agosto de 2017
Mientras que Australia continúa luchando contra la crisis del agua y los retos que enfrenta el continente habitado más seco del mundo, el Tíbet, por su parte, es la torre de agua de Asia, su principal fuente de lluvias y la mayor fuente de agua dulce.
A una altura media de 4,000 metros sobre el nivel del mar y con un área de 2.5 millones de kilómetros cuadrados, el Tíbet es la meseta más alta y más grande del mundo. Es casi dos tercios del tamaño del continente europeo. Si el Tíbet siguiera siendo una nación soberana, sería la décima más grande del mundo. Tiene la concentración más grande de las montañas más altas del mundo y se le llama el tercer polo de la tierra porque tiene el depósito más grande del hielo glacial después de los dos polos. El Tíbet es también un tesoro de reservas de minerales, petróleo y gas natural y un importante productor de litio en China.
Los científicos chinos han estado proponiendo desde hace varios años un aumento en las áreas de reservas naturales a través de Tíbet considerando el frágil ecosistema en la meseta. En abril de este año, China dio a conocer sus grandes planes para convertir toda la extensión del Tíbet en un parque nacional.
El gobierno chino ha estado declarando en el Tíbet cada vez más parques nacionales y reservas naturales en los últimos años, y este es un gesto bienvenido. El gobierno chino debe tomar en consideración la fragilidad y delicadeza del medio ambiente del Tíbet e imperar en los factores que contribuyen a las crisis ambientales en el Tíbet: la rápida urbanización, la transferencia de población china al Tíbet, la minería sin control en las montañas sagradas del Tíbet y la construcción de presas en los ríos del Tíbet para facilitar los proyectos de energía hidroeléctrica.
A la luz de proyectos tan robustos, los tibetanos no sólo son privados de su modo de vida tradicional, sino que son solo beneficiarios periféricos de los proyectos.
Los verdaderos beneficiarios son los funcionarios chinos que se embolsan su parte de las ganancias, las empresas chinas y los empleadores chinos que se benefician de las oportunidades económicas.
No estamos en contra de los proyectos de desarrollo chinos en Tíbet per se, pero proponemos que los beneficiarios reales de cualquier desarrollo sean los tibetanos en el Tíbet. Cualquier proyecto que China emprenda debe ser ambientalmente sostenible, culturalmente sensible y económicamente beneficioso para los tibetanos locales.
El balance de China de sus imperativos estratégicos y económicos en el Tíbet tiene mayores implicaciones en las grandes consecuencias ambientales causadas por el cambio climático.
Hoy en día, las deficientes políticas ambientales y de desarrollo del gobierno chino han convertido esta meseta rica en recursos y con un ecosistema frágil en un centro de actividades de minería y construcción de presas. Esto no sólo cambia el mapa del agua de Asia para mal sino que también contribuye a una crisis ambiental, que a su vez contribuye al cambio climático en Asia. El aumento de las temperaturas en el techo del mundo hacen del Tíbet un motor y un amplificador del calentamiento global.
2016 ha sido un año de desastres naturales: una avalancha glacial en Aru en la región de Ngari (Tíbet occidental), y las inundaciones de lodo y un deslizamiento de tierra en Amdo (este de Tíbet). Entre junio y julio de 2017 solamente, se reportaron cuatro casos distintos de inundaciones en Kham (región suroriental del Tíbet). Estos son los efectos acumulativos del cambio climático.
Más casos de desastres naturales son inminentes. El gobierno chino debe considerar estas amenazas inminentes y, en consecuencia, orientar su proyecto de desarrollo urbano para mitigar las crecientes amenazas que plantea el cambio climático.
China ha intensificado el control militar sobre las fronteras tibetanas, ampliado la minería basada en los ricos recursos de la meseta tibetana con el fin de impulsar el desarrollo económico de China y se ha ampliado dramáticamente la infraestructura con una red estratégica de carreteras y ferrocarriles. Su objetivo es aumentar la productividad de las ciudades industriales de Xi’an, Chongqing y Chengdu al pie de la meseta tibetana y hacer frente a la progresiva escasez de recursos hídricos en el norte y el noreste de China con agua procedente del Tíbet.
El Tíbet se enfrenta a dos temas críticos: su futuro político y su futuro ambiental. De los dos, este último es el más importante tema dadas las implicaciones para Asia y para el resto del mundo.
El Tíbet simboliza las tres crisis que hoy afronta Asia; Una crisis de recursos naturales, una crisis ambiental y una crisis climática. Estas tres están interrelacionadas y representan potencialmente una amenaza para el bienestar ecológico y la seguridad climática no sólo de Asia, sino incluso de Europa, América del Norte y Australia. Según los principales científicos, las recientes olas de calor en Europa están relacionadas con la pérdida de hielo en la meseta tibetana. Un equipo dirigido por Hai Lin, un científico atmosférico en Environment Canada en Quebec, encontró que entre más este cubierto de nieve el Tíbet, el invierno será más cálido en Canadá.
Tales escenarios formidables exigen una mayor atención global y un liderazgo progresista para calmar los efectos más amplios de una crisis ambiental que se cierne sobre el Tíbet. Los líderes mundiales deben actuar con prudencia y no permitir que las limitaciones políticas reduzcan el mecanismo de reparación a nivel institucional ante una inminente crisis ambiental global.
Veerabhadran Ramanathan, del Centro de Ciencias Atmosféricas de la Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California en San Diego, ha dicho con razón que “nuestra comprensión del cambio climático global será incompleta si no se toma en cuenta lo que está ocurriendo con la meseta tibetana”.
El ambiente del Tíbet impacta la seguridad regional y global. Los esfuerzos mundiales por influir en las políticas de China en el Tíbet que respaldan la supervisión de la importancia del medio ambiente en el Tíbet y la sensibilidad de su frágil ecosistema deben ser sólidos. En la era del cambio climático el futuro de Asia y por ende el de nuestro planeta Tierra depende de los desarrollos en el Tíbet, el techo del mundo.
Traducido al español por Raymundo Zaldívar
Nota original en inglés: https://www.theguardian.com/comment…