Comentario sobre el libro The Tibetan Nonviolent Struggle: A Strategic and Historical Analysis, de Tenzin Dorjee a cargo del Prof. Stuart Rees de la Universidad de Sydney
Esta historia de esperanza tiene lecciones para otros pueblos que luchan por realizar sus derechos a la autodeterminación.
Una vez que se lee este bien organizado y claro relato sobre la lucha tibetana para preservar su cultura, religión e idioma, el Tíbet no parece tan remoto ni tan aislado, ni tan condenado a sucumbir al control y la crueldad militar y política china.
Para alentar la no violencia, Dorjee no subestima las dificultades, ni hace falsos reclamos sobre lo que se debería lograr. Él desarrolla su entusiasmo por un pensamiento estratégico al desentrañar las características de los tres levantamientos tibetanos contra los chinos. Él funda su análisis en la historia. Él enseña bien porque ha aprendido del pasado.
El primer levantamiento, 1956-59, provocado para defender la religión y al Dalai Lama del peligro, fue predominantemente violento, tuvo un espiral hacia el caos y resultó en la muerte de 87.000 tibetanos.
El segundo levantamiento, 1987-89, tuvo lugar para resistir los ataques chinos a la reputación del Dalai Lama, usó tácticas mucho menos violentas pero fue mayormente confinado a la capital Lhasa y al Tíbet Central. Casi seguro, como resultado de la resistencia no violenta, hubo pocas víctimas.
Al momento del tercer levantamiento, en 2008, la influencia de la filosofía de la no violencia podría ser vista en los esfuerzos por difundir los eventos en el Tíbet y de esta forma poner presión internacional sobre China. Las actividades en todo el Tíbet incluyeron un creciente y aparentemente más seguro, movimiento de no cooperación.
En este breve manual sobre la cultura y la historia tibetana, bellamente ilustrado con mapas, es posible entender cuánto ha evolucionado el compromiso con la no violencia. A primera vista, el budismo parecería haber sido el aliado natural para las tácticas no violentas, pero Dorjee muestra que la preocupación con implicaciones morales del budismo dificultó la comprensión política y los logros prácticos.
Las teorías sobre la resistencia no violenta no fueron bien conocidas a través del Tíbet. Sin embargo, tres figuras significativas, Mahatma Gandhi, Su Santidad el Dalai Lama y el teórico estadunidense de la no violencia, Gene Sharp, influyeron en la comprensión de los tibetanos de los modos alternativos para resistir la represión china.
Las enseñanzas de Mahatma Gandhi sobre las conexiones entre la autoconfianza económica y la independencia política fueron percibidas como muy relevantes para las necesidades tibetanas de superar el fatalismo de que poco podía hacerse para oponerse al gobierno chino.
Desde su exilio en Dharamsala, India, y en sus viajes por el mundo, el Dalai Lama mostró cómo, al abordar el empoderamiento individual y por los compromisos con el diálogo y la paz, la no violencia podía ser política y también ser consistente con el budismo.
En los 90 el trabajo de Gene Sharp fue traducido al idioma tibetano. Sus métodos iban desde los discursos públicos a las marchas y la música, desde la elaboración de folletos a los boicots a bienes y servicios, desde las procesiones religiosas a las reuniones de protesta. La división triple de estos métodos en las estrategias de protesta y persuasión, en la falta de cooperación y en la intervención no violenta, dio a los activistas tibetanos la base ideológica para sus propios planes.
Un examen de los logros de la resistencia no violenta en otros países muestra que los movimientos no violentos han sido doblemente exitosos que las luchas armadas. Dorjee hace explícita la lección para los tibetanos. Su resistencia ha sido transformada porque los líderes se han dado cuenta que “cualquier falla en la disciplina no violenta da al gobierno chino municiones para deslegitimar la lucha tibetana y justificar la represión de mano dura de Beijing.”
El movimiento no violento del Tíbet es ahora caracterizado por las estrategias para liberar a los ciudadanos de la mente colonizada que acepta las medidas políticas represivas como inevitables.
Hay aquí una lección para los palestinos en su lucha por la autodeterminación. Los tibetanos están diciendo, ustedes no están solos, nosotros no estamos solos. Siempre que los líderes oficiales dejen de acomodarse a las demandas de sus opresores – israelíes o chinos – la resistencia transformadora a través de la no violencia puede fomentar el apoyo internacional y seguirá creciendo “más robusta, proactiva y estratégica.”
Esa es la esperanza. Es también la promesa de esta impactante monografía.-
Stuart Rees es profesor emérito y director de la Fundación para la Paz de la Universidad de Sydney, Australia. Cofundador del Centro de Estudios para la Paz y los Conflictos.