EURACTIV | 29 de mayo de 2017
Las bien intencionadas declaraciones de la UE sobre los derechos humanos en China deben ser seguidas por un diálogo regular de alto nivel con Beijing. La degradación de los derechos humanos en el Tíbet debe ser sistemáticamente planteada en cada cumbre UE-China, incluyendo la planeada para el 2 de junio en Bruselas, escribió un grupo de eurodiputados.
(Este artículo de opinión es firmado en conjunto por un grupo de eurodiputados de distintos partidos.)
En su reciente visita a Beijing, la Jefa de Asuntos Internacionales de la UE, Federica Mogherini se centró en la cooperación global entre la UE y China en Siria, Corea del Norte y Afganistán, y en temas tales como el comercio y el cambio climático.
Pero ella perdió una importante oportunidad para recalcar los problemas de derechos humanos en el Tíbet y Xinjiang en especial, lo que habría sumado peso a la posición negociadora de la UE siendo también consistente con los intereses de los parlamentarios y los ciudadanos europeos.
Los eurodiputados demostraron la importancia de este enfoque en diciembre de 2016 con la adopción de una “resolución urgente” sobre China. Esta resolución, que denunció la destrucción del Instituto de Budismo Tibetano, Larung Gar y la prisión perpetua para el profesor uigur Ilham Tohti, también deploró el hecho de que no hubo diálogo sobre derechos humanos entre la UE y China en todo el 2016, a pesar de que el presidente Tusk anunció después de la 18ª Cumbre UE-China que ambas partes habían acordado una nueva ronda en Bruselas más tarde, ese año.
En este punto, no hay ninguna indicación de una nueva ronda en 2017, aun cuando el presidente Xi está gobernando dentro de la más aniquiladora represión sobre la sociedad civil en una generación.
El establecimiento del Diálogo UE-China sobre Derechos Humanos en 1995 creó un cambio de la confrontación directa a conversaciones a puertas cerradas, mantenidas en secreto.
En los años recientes, el gobierno chino ha buscado también socavar este foro para la discusión, acortando el número de diálogos de dos a uno por año. Los seminarios jurídicos sobre Derechos Humanos llevados a cabo en forma conjunta por representantes de la sociedad civil y académicos fueron detenidos y China, unilateralmente, decidió no aceptar las listas de prisioneros políticos remitidas por la UE y rechazó dar detalles sobre esos casos.
No obstante, creemos que hay un importante canal de comunicación y compromiso que mantiene los derechos humanos sobre la mesa de discusión y le otorga un nivel de prioridad, el que hoy es profundamente necesitado.
Desde el diálogo de 2015, el gobierno chino ha, en efecto, recortado una amplia gama de derechos humanos fundamentales, entre ellos la libertad de expresión, de asamblea, de asociación y de religión. En el Tíbet, la represión se ha intensificado; a comienzos de este año por ejemplo, se anunció una expansión de las regulaciones de frontera en el área, según se informa, animada a combatir el riesgo de “terrorismo” en la región.
Sin embargo, en ausencia de cualquier insurgencia violenta en el Tíbet, es probable que esta movida fuera de hecho para impedir el viaje de los tibetanos a India para asistir al Kalachakra, una ceremonia religiosa importante dada por el Dalai Lama, en lugar de mejorar la seguridad en el área.
Las recientes demoliciones en el instituto budista tibetano, Larung Gar, donde más de tres mil monjes y monjas han sido expulsados, es también otra señal de la determinación de China para reprimir la vida religiosa y la cultura de los tibetanos. La promulgación de un paquete de amplias leyes de seguridad nacional (incluyendo una ley de lucha contra el terrorismo y una ley de seguridad cibernética) que permite la persecución penal de prácticamente cualquier manifestación cultural o de creencia religiosa, corre el riesgo de agravar aún más esta situación ya muy tensa.
Al mezclar cualquier crítica o desacuerdo con las amenazas a la seguridad nacional, estas leyes también crean un entorno peligroso para los tibetanos que desean ejercer sus derechos fundamentales, como Tashi Wangchuk, un defensor de la lengua tibetana en la educación que fue encarcelado el año pasado. Estas continuas políticas represivas han llevado a tres tibetanos más a prenderse fuego esta primavera, llevando el número de los tibetanos autoinmolados desde febrero de 2009 a 150.
Los derechos humanos en China y el Tíbet nos importan en Europa, pero tener una posición firme en este asunto está en los intereses de la UE, con el fin de impugnar el liderazgo chino en sus esfuerzos por exportar sus métodos de censura y autoritarismo a Europa. Los Estados miembros de la Unión Europea deben abordar cuestiones espinosas sobre si su suave enfoque ha contribuido a la diplomacia agresiva de Beijing y la búsqueda para subvertir y socavar cualquier crítica a su historial de derechos. Personas experimentadas de China entienden que el liderazgo de Beijing buscará hacer cumplir su propia agenda de diálogos, ampliando temas menos importantes con el fin de obligar a concesiones en otras partes.
En julio de 2016, el Consejo de la UE estableció que “la promoción de los derechos humanos seguirá siendo una parte fundamental del compromiso de la UE con China” determinando claramente que la UE debería revisar periódicamente los resultados de los diálogos que mantiene con China para garantizar su eficacia.
Es momento de que la UE lleve estas declaraciones bien intencionadas a la acción. La UE y sus Estados miembros deben perseguir un proyecto más ambicioso, unido y políticamente transparente con respecto a los derechos humanos en China, que sea parte de una estrategia más amplia para el cambio, e insistir en mantener un diálogo regular de alto nivel y orientado hacia los derechos humanos.
También estamos convencidos de que la degradación de los derechos humanos en el Tíbet debe plantearse sistemáticamente en cada cumbre UE-China, incluyendo la necesidad de reanudar un diálogo significativo con los representantes del Dalai Lama y pedimos al presidente Tusk que lo haga en la 19ª Cumbre UE-China que se celebrará en Bruselas el 2 de junio.
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Miembros del Parlamento Europeo
Cristian Dan PREDA (EPP)
Thomas MANN (EPP)
Nathalie GRIESBECK (ALDE)
Csaba SÓGOR (EPP)
Fabio Massimo CASTALDO (EFDD)
Tunne KELAM (EPP)
Molly SCOTT-CATO (Greens/EFA)
Laima Liucija ANDRIKIENĖ (EPP)
László TŐKÉS (EPP)
Lidia Joanna GERINGER de OEDENBERG (S&D)
Ádám KÓSA (EPP)
Anders Primdahl VISTISEN (ECR)
Andrea COZZOLINO (S&D)
Tomáš ZDESCHOVSKY (EPP)