Por Abhaya Srivastava | Agencia France-Presse | Mayo 14, 2017
DHARAMSALA – Antes del amanecer en los Himalayas indios, decenas de pacientes sostienen sus muestras de orina, haciendo fila pacientemente para ver a Yeshi Dhonde, un monje tibetano que se convirtió en una leyenda como médico personal del Dalai Lama.
La medicina tibetana, conocida como Sowa-Rigpa, se basa en técnicas centenarias como la sangría, la aplicación de ventosas y la moxibustión (hierbas calientes sobre puntos de energía del cuerpo), para tratar de curar dolencias.
La práctica se basa en aspectos del sistema ayurvédico de la medicina tradicional de China e India, así como también en sus propios tratamientos y teorías. También incluye prácticas espirituales, incluyendo la meditación y las plegarias budistas.
Hoy atrae a devotos de todas partes del mundo, que esperan por ayuda para sus condiciones desde dolor en la espalda a cáncer y enfermedades degenerativas.
“Si el enfermo viene a mí, lo cuidaré,” le dijo Dhonden a AFP en su clínica privada en McLeod Ganj, rodeado de tangkas tibetanas y sonrientes imágenes de su más famoso paciente.
Dhonden, que pasó tres décadas atendiendo la salud del líder espiritual del Tíbet, confía en sus sentidos para detectar las dolencias de sus pacientes.
“No voy por pruebas de rayos X. Confío en mí. Sólo chequeo el pulso y la orina,” explicó.
Con un toque en la muñeca es como él verifica la salud de los órganos vitales y la presión arterial.
La orina contenida en un recipiente de porcelana blanca, es movida con dos palos de bambú. El color, la formación de burbujas, el sedimento y el olor pueden conformar el diagnóstico.
Los devotos juran que la medicina tibetana funciona, aunque pocos estudios científicos se han hecho sobre su eficacia.
Energías desbalanceadas
Las enseñanzas, contenidas en algunos de los 2.000 libros de texto y mensajes de Buda, considerado el guardián de todos los sanadores espirituales, se cree que se originaron en el Tíbet.
Pero como presenta elementos tanto de las antiguas prácticas de curación chinas como indias, y evoluciona rápidamente de un campo tradicional a un tratamiento popular alternativo, ambas naciones se pelean por reclamarla como propia.
En abril, los gigantes asiáticos nominaron a la medicina tibetana para su inclusión en una lista de la UNESCO de “patrimonio cultural intangible.” China e India han participado de incontables discusiones desde que Nueva Delhi otorgó el santuario al Dalai Lama en 1959.
Beijing había tomado el control del Tíbet ocho años antes y estaba furioso de que India le otorgara permiso al Dalai Lama para tener la sede en el exilio en McLeod Ganj.
Las tradiciones de la medicina tibetana se basan en cuatro textos raíz conocidos como los “tantras” que se desarrollaron en dos universidades médicas, Chakpori y Men-Tsee-Khang, en la capital tibetana, Lhasa.
Estos tantras clasifican miles de enfermedades en diferentes categorías, con exclusivas mezclas de hierbas y minerales, la mayoría de las altas cumbres de los Himalayas, enumeradas como remedios para cada dolencia.
“Creemos que las enfermedades son causadas cuando nuestras energías internas están desbalanceadas,” dijo Tsewang Tamdin, médico en la sede de McLeod Ganj de la escuela Men-Tsee Khang, una de las muchas en toda India.
Tomando un delicado martillo de oro, Tamdin demostró cómo se calienta el instrumento sobre el fuego y se aplica sobre el cuerpo para aliviar el dolor y otras enfermedades comunes.
“La idea detrás de nuestro sistema médico es que uno no debería tomar medicación toda la vida por problemas crónicos como la artritis y la diabetes,” dijo Tamdin en McLeod Ganj, conocida como la “pequeña Lhasa” por la gran comunidad tibetana que reside allí.
Ciencia de Sanación
La creciente popularidad del budismo en el occidente, así como la diáspora tibetana en el mundo ha ayudado a difundir el conocimiento sobre su medicina alternativa única.
Pero al igual que otros tratamientos de salud orientales, es vista con escepticismo por la fraternidad médica convencional.-
“La carencia de estandarización y ensayos clínicos significa que pasará algún tiempo antes de que la medicina tibetana pueda ser una corriente principal,” dijo el cardiólogo D. Prabhakaran de la Fundación de la Salud Pública de India.
Pero hasta los escépticos reconocen que el tratamiento natural parece asistir a algunos pacientes en ciertos casos.
“Conozco algunos ejemplos anecdóticos de personas con enfermedades terminales que han vivido mucho más que lo previsto después de tomar medicina tibetana,” dijo Prabhakaran.
“Creo que hay mucha empatía con el paciente en la medicina tibetana. Básicamente viene del pensamiento budista y esa puede ser una de las razones por las cuales se está volviendo más popular,” agregó.
En 2010, India reconoció oficialmente a la medicina tibetana como una “ciencia de curación” y la colocó dentro del sistema de cuidados médicos de la nación, allanando el camino para futuras investigaciones e inversión en la disciplina espiritual.
Son buenas noticias para los devotos como Abdul Rehman, de 60 años, quien ha evitado la medicina convencional su vida entera en favor de las alternativas tibetanas.
“He sufrido de un resfrío recurrente que fue curado en un año,” dijo Rehman mientras recogía píldoras herbales de una clínica en un lujoso suburbio de Delhi.
“Ahora tengo algún dolor de espalda y cuello pero creo que también serán curados pronto.”