Por N. S. Venkataraman | Sri Lanka Guardian | 12 de mayo de 2017
Con la fuerte economía y el poder militar de China, la mayoría de los países del mundo no quiere antagonizar. Al darles China enormes oportunidades comerciales, estos gobiernos extreman los cuidados para no hacer algo que disguste a China. Estas condiciones son tan ridículas que el gobierno de un país budista como Sri Lanka se negó a darle la visa al Dalai Lama por temor a China.
Mientras muchos gobiernos de todo el mundo parecen pensar que el Tíbet quedará permanentemente bajo China, hay dos entidades que piensan lo contrario.
Una entidad es el gobierno mismo de China, el que tiene un enorme temor de que su inmoral agresión al Tíbet y la represión del pueblo tibetano no serán indiscutidas por mucho tiempo y tendrán que pagar el precio. Este temor hace a China reaccionar agresivamente a cualquier país que le dé la bienvenida al Dalai Lama o lo elogie por sus elevados niveles de bondad. Hoy, parece que la única persona en el mundo a la que China teme es al Dalai Lama y su autoridad moral.
La otra entidad es el pueblo tibetano que vive en el Tíbet y en el exilio, el que confía que ellos recuperarán su tierra tarde o temprano. Ellos tienen gran fe en que el poder moral que ellos tienen, forzará al poder militar y económico de China al silencio.
Cuando el Dalai Lama visitó Arunachal Pradesh hace pocos días, China envió varias cartas de protesta al gobierno de India, el que ignoró tal objeción poco ética y la visita del Dalai Lama se completó con satisfacción para todos en Arunachal Pradesh.
Ahora, algunos miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos se reunieron con el Dalai Lama en su templo principal, en Dharamsala, lo que ha sido objetado por China como es habitual. China interpuso una protesta ante el gobierno de los EE.UU. contra la reunión de los miembros del Congreso con el Dalai Lama, como si la Cámara de Representantes debiera obtener permiso de China para reunirse con él. Por supuesto, tales protestas han sido ignoradas por los miembros del Congreso, quienes les dijeron a los tibetanos, “ustedes no serán silenciados. Las tácticas brutales del gobierno chino para borrar la raza, la cultura y el idioma tibetanos desafían la conciencia del mundo. Nosotros enfrentaremos el desafío.”
Muchos observadores están sorprendidos ahora por la retórica del presidente Trump hacia China, la que se ha ido suavizando considerablemente y el gobierno de los Estados Unidos como muchos otros del mundo, parece querer apaciguar a China. Los miembros de la Cámara de Representantes que se reunieron con el Dalai Lama han resaltado claramente el hecho de que el pueblo de los EE.UU. no aprueba el enfoque cambiante del presidente Trump hacia China.
El mismo hecho de que China es muy sensible a cualquier posible referencia positiva hacia los tibetanos o el Dalai Lama en cualquier parte del mundo, indica claramente que China piensa que la última palabra no ha sido dicha sobre su ocupación del Tíbet. El temor de China no es hacia los gobiernos del mundo sino hacia los ciudadanos del mundo que se dan cuenta que los tibetanos han sido lesionados y que el mundo ve que China es el agresor. China se da cuenta que incluso después de seis décadas de que ocupara el Tíbet, el mundo todavía está preocupado por su ocupación. No tiene forma de silenciar la conciencia del mundo.
Los tibetanos tienen que mantener el espíritu en alto y ser claramente conscientes de que la conciencia del mundo los recuerda, a pesar de los esfuerzos de China por borrar al Tíbet como un país en la historia del mundo.
Los miembros de la Cámara de Representantes de los EE.UU. han escuchado sus conciencias y reflejado la conciencia del mundo cuando ellos condenaron claramente el rol de China en la represión de los tibetanos, durante su visita a Dharamsala.-