Yale Environment Review | By Thupten Wodzer | 5 de abril de 2017
El mundo ha atribuido la sabiduría tibetana a los monjes budistas y sus enseñanzas, pero ha ignorado totalmente la sabiduría de los nómades. Recientemente, científicos han probado que la práctica tradicional del pastoreo practicada por estos nómades es crucial para la tierra, promoviendo la diversidad de las plantas y la producción de néctar.
En lo alto de la meseta tibetana, los nómades han movido sus rebaños de la pastura de verano a la de invierno para evitar el sobrepastoreo y manteniendo las tierras sustentables por miles de años. Esta práctica ha renovado las praderas, mejorado el hábitat natural y la diversidad, además de proteger el nacimiento de los diez mayores ríos de Asia. Ellos también han mantenido un ambiente saludable y asegurado la estabilidad de la economía local; los ricos recursos naturales han permitido el autoabastecimiento. Durante las pasadas tres décadas, sin embargo, los cambios en la región, entre ellos la alteración de las prácticas de uso, han amenazado la estabilidad de estos ecosistemas. Parece que los encargados de formular las políticas hacen caso omiso a la sabiduría de las prácticas de miles de años de los nómadas.
Un estudio publicado recientemente por la revista Agriculture, Ecosystems and Environment, comparando la diversidad de las plantas y la producción de néctar de la meseta tibetana aportó evidencias de esta sabiduría. En el estudio, un equipo internacional de científicos liderado por Kechang Niu, de la Universidad de Nanjing, examinó tres praderas alpinas que tenían algunas parcelas intensamente pastoreadas y otras sin pastoreo.
La producción individual de néctar fue calculada por flor, por grupo de flores y por la planta entera. El equipo halló que la producción de néctar y la riqueza de las especies en todos los niveles ecológicos eran significativamente más altas en las parcelas pastoreadas suave y moderadamente comparadas con las parcelas intensamente pastoreadas y con las no pastoreadas.
Los científicos sugirieron razones potenciales de sus hallazgos: las plantas en parcelas no pastoreadas crecen más altas en orden de competir por la luz, y en las parcelas intensamente pastoreadas las plantas administran los recursos para rebrotar, reduciendo en ambos casos, los recursos para florecer. Por otro lado, el pastoreo suave y moderado reduce la competencia por la luz y también la necesidad de distribuir los recursos para la biomasa de tallos y hojas, dejando mayores recursos para el florecimiento. En el caso de plantas individuales, la luz y las prácticas de pastoreo moderadas tradicionales promueven el florecimiento temprano y aumentan el número de flores y de grupos de flores. Para la comunidad de plantas, estas prácticas tradicionales eliminan la competencia entre las plantas con flores y las pasturas, lo que lleva a un aumento de las plantas en floración. A su vez, estas grandes comunidades de plantas en flor atraen abundantes cantidades de polinizadores como abejas y mariposas.
Los cambios en cómo son manejadas las tierras de pastoreo en el Tíbet y en todo el mundo, afectan a los ecosistemas y a la gente. Los científicos enfatizan que mientras es importante evitar el sobrepastoreo, no hay excusa para no realizar pastoreo alguno. Ninguno de esos extremos supone estrategias eficaces. En cambio, la luz tradicional y las prácticas moderadas de pastoreo deben ser reconocidas como el mejor manejo para mantener productivos los ecosistemas de las praderas.-