ICT | 27 de enero de 2017
Declaración conjunta de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH, por sus siglas en inglés) y la Campaña Internacional por el Tíbet (ICT)
Los operadores turísticos han anunciado el cierre de la Región Autónoma del Tíbet (TAR) a los turistas otra vez el próximo mes, al aproximarse el aniversario del Levantamiento Tibetano de marzo de 1959 y las protestas relacionadas en todo el Tíbet, en marzo del 2008.
El presidente de la ICT, Matteo Mecacci dijo: “Este cierre, que tiene lugar en un ya restrictivo clima político, ha sido impuesto cada año desde 2008, pero no debe ser aceptado como “algo habitual.” Los turistas chinos viajan por millones en todo el mundo pero los extranjeros son impedidos de ver el Tíbet por ellos mismos, por las contraproducentes medidas de seguridad de línea dura del Partido Comunista chino en la meseta. Los países extranjeros deben pedir a China acatar el principio de “reciprocidad” y parar de limitar el acceso exterior e independiente al Tíbet. Esto es injustificable y debe ser condenado.”
Los operadores turísticos anunciaron en sus sitios web a principios de enero que el “cierre anual” del Tíbet a los extranjeros correrá este año desde el 25 de febrero al 1º de abril, con la instrucción a todos los extranjeros de salir antes del 24 de febrero.
El 10 de marzo de 2017 marcará el 58º aniversario del Levantamiento Tibetano que condujo al Dalai Lama al exilio en 1959, y el noveno aniversario de una ola sin precedentes de protestas que se extendió por todo el Tíbet en marzo de 2008, transformando el panorama político. La TAR ha sido cerrada anualmente a los extranjeros en marzo, además de una militarización intensificada de la meseta y con fuerte énfasis de las autoridades centrales en el control político sobre el Tíbet ligado a la “estabilidad” de toda la República China. Ejercicios militares a gran escala, nuevas regulaciones fronterizas, ejercicios de entrenamiento antiterrorista para las tropas y agresivos ataques contra el Dalai Lama se han intensificado también desde 2008.
El anuncio del cierre de la TAR sigue este año a las crecientes restricciones por parte de China, contra las enseñanzas del Dalai Lama en el exilio. Al comienzo de 2017, las autoridades chinas le impidieron a miles de peregrinos tibetanos asistir a la mayor ceremonia budista con el Dalai Lama, en Bodh Gaya, India. Las autoridades le ordenaron a los tibetanos abandonar India, y le impidieron a otros salir de China, incluso cuando muchos habían pasado años para obtener sus pasaportes para un viaje legal. Después de su retorno a China, a algunos tibetanos se les han destruido sus pasaportes al llegar a los aeropuertos y han sido interrogados por la policía.
La Campaña Internacional por el Tíbet y la FIDH urgen a las autoridades chinas a poner fin al cierre y al aislamiento de la TAR, a garantizar las libertades fundamentales para todos los tibetanos y permitir a los extranjeros el acceso a la TAR y ver la situación del Tíbet por ellos mismos.-