Fuente: Business Insider | 16 de diciembre de 2016
Nueva Delhi (Reuters) – El jefe del gobierno tibetano en el exilio dijo el viernes que se sentía animado por la dura posición del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, hacia China y lo instó a abandonar la diplomacia de la puerta de atrás en la promoción de la causa tibetana y a ser más agresivo.
Los Estados Unidos y sus aliados europeos han buscado comprometer a China en acusaciones de represión desde que Washington restableció relaciones con Beijing en los 70, dejando el tema del Tíbet fuera de los foros públicos, dijo Sangay.
Pero ese enfoque no ha funcionado y los abusos a los derechos humanos solo han empeorado, agregó.
“Es tiempo de un discurso abierto en el que presionemos al gobierno chino. No estamos hablando de poner sanciones, sino que debemos ser francos, ser francos sobre lo que está pasando en Tíbet y en China en general, y plantear el tema. Y públicamente compartir lo que está pasando y lo que ha pasado, porque tenemos que hacer responsable al gobierno chino.”
China niega las acusaciones de los exilados y los grupos de derechos humanos sobre abusos a los derechos humanos en las regiones tibetanas e insiste en que permite la libertad religiosa, culpando al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, de fomentar los disturbios.
Sangay dijo que la “audaz” declaración de Trump sobre Taiwán ha sido coherente con lo que el presidente electo ha estado diciendo durante años y tiene origen en una visión realista sobre China.
“Si realmente quieres entender a China, tienes que conocer la narrativa tibetana. Lo que ha pasado en Tíbet es vital para entender lo que China es capaz. Por eso el hecho de que él esté señalando algunas visiones realistas sobre China, es un positivo indicio.”
Sangay dijo que espera que los Estados Unidos y otros países democráticos, entre ellos Japón e India, lideren un esfuerzo para retar a China por sus políticas represivas en el Tíbet y presionarla para lograr un acuerdo a través del diálogo.
Por su parte, China expresó su disgusto el viernes por la reunión del presidente indio, Pranab Mukherjee con el Dalai Lama, hace unos días, diciendo que esperaba que India reconociera que el Premio Nobel de la Paz es un separatista en disfraz religioso.
El gobierno indio ignoró la firme oposición de China e insistió en arreglar que el Dalai Lama compartiera el estrado con Mukherjee y se reuniera con él, se quejó el vocero del Ministerio de Exteriores chino.
Sangay dijo que el primer encuentro público entre el Presidente indio y el Dalai Lama envía un poderoso mensaje a Beijing y al resto del mundo.-