The Toronto Star Por Mike Blanchfield | 5 de octubre de 2016
Se ha sugerido que las restricciones al viaje son parte de los esfuerzos actuales de China por ocultar los abusos en los derechos humanos en la región
OTTAWA – Durante años China ha intentado impedir que diplomáticos canadienses visiten el Tíbet, prohibiéndoles visitar proyectos de ayuda alguna vez financiados por contribuyentes canadienses, dice el ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Dion.
Dion dijo que aunque China nunca ha negado un pedido de una visita de alto nivel diplomático al Tíbet, ha puesto obstáculos, entre ellos demoras en aprobar los pedidos de viaje y ocultando a los canadienses cuando estaban allí.
Dion describe el problema en una respuesta escrita a las preguntas del diputado del partido New Democratic, Randall Garrison, que fue recientemente presentada en la Cámara de los Comunes.
La franca evaluación del ministro llega mientras el gobierno liberal se mueve para expandir el comercio con China, tr
as la primera visita del primer ministro Justin Trudeau a China y una visita en respuesta de su primer ministro el último verano.
El Comité Canadá Tibet, con sede en Montreal, sugirió que las restricciones a los viajes son parte de los actuales esfuerzos de China por ocultar los abusos en los derechos humanos en la región que ha controlado desde 1950, cuando sus fuerzas invasoras expulsaron al líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama.
La embajada china en Ottawa no respondió al pedido de comentarios.
Dion hizo un resumen de cinco visitas a las regiones tibetanas de diplomáticos canadienses, entre noviembre de 2010 y setiembre de 2015.
También detalló ocho visitas a Canadá de parlamentarios tibetanos a pedido del Congreso Popular Nacional de China entre marzo de 2009 y noviembre de 2015, diciendo que su departamento no “tuvo conocimiento de ninguna restricción” sobre ellos.
No así, cuando se trató de viajes de Canadá a la Región Autónoma del Tíbet (TAR, por sus siglas en inglés) y otras áreas tibetanas de China, dijo Dion.
“Aunque no ha habido negativas a las visitas de alto nivel, los funcionarios de la TAR rutinariamente intentan o ya demorar las visitas o ya hacer muy difícil que se obtengan permisos,” escribió Dion.
“Al personal de la embajada de Canadá, con la excepción del coordinador del proyecto local chino, se le ha restringido las visitas a los proyectos financiados por Canadá en las áreas de la TAR y tibetanas.”
Global Affaires Canadá dice que Canadá “no mantiene más un programa internacional significativo de desarrollo de asistencia en China,” pero la ahora desaparecida Agencia Internacional Canadiense de Desarrollo estuvo activa en el pasado.
Los diplomáticos canadienses quisieron seguir algunos de estos proyectos terminados, pero ellos fueron o bien limitados en el acceso o prohibidos de visitarlos en conjunto, dijo Dion.
A los embajadores canadienses “se les permitió visitar un proyecto durante sus viajes,” dijo Dion. Pero los funcionarios chinos prohibieron a otros funcionarios de la embajada canadiense.
“Incluso después de que los proyectos fueron terminados, el personal de la embajada en Canadá, continuó negando el permiso a los socios de los proyectos, ya que los funcionarios de la TAR no dudaban en informar a la embajada que los proyectos no eran más de relevancia para Canadá.”
En general, las visitas diplomáticas eran “estrechamente controladas por las autoridades locales. Los funcionarios de la Oficina de Asuntos Exteriores de la TAR, generalmente acompañan a la delegación durante toda la visita. El acceso a los residentes locales puede ser bastante limitado,” dijo Dion.
En la visita más reciente a la capital tibetana Lhasa, en setiembre de 2015, para un evento turístico y cultural, a tres diplomáticos canadienses “no se les dieron oportunidades sustantivas de visitar con altos oficiales del gobierno,” escribió el ministro.
Carole Samdup, directora ejecutiva del Comité Canadá Tíbet, pidió al gobierno que impida que futuras delegaciones tibetanas visiten Canadá “hasta que haya completa reciprocidad para los diplomáticos canadienses de Tíbet.”
“¿Qué tiene que esconder China?” preguntó Samdup.
“Es una cuestión de respeto básico entre nuestros dos países. ¿Por qué Canadá permite ser tratado como un socio de segunda clase en sus relaciones con China?”
Dion dijo que ninguno de los pedidos de visitas de canadienses al Tíbet fue “explícitamente hecho” para monitorear o investigar las violaciones de derechos humanos.
Pero agregó: “un mejor entendimiento de la situación de derechos humanos en la TAR es un objetivo importante para toda embajada que viaje a la región.”