El número de los exilados arribados a India se ha desplomado desde 3320 en 2005 a sólo 6 en lo que va de este año
IRIN news | Por Saransh Sehgal DHARAMSALA/INDIA, 22 de junio de 2016
Mientras los guardias de frontera chinos investigaban el camión de carga donde estaba escondido, el corazón de Yonten comenzó a acelerarse. Si ellos lo descubrían entre las cajas, su intento de escapar del Tíbet estaría acabado y terminaría en prisión en lugar de India.
“Soy afortunado de haberlo hecho,” dijo en una entrevista en Dharamsala, en el norte de la India, donde se le ha otorgado asilo. “Hay cientos pensando en huir cada día, pero ellos temen ser capturados y además torturados por la policía china.”
El tibetano exilado habló bajo el nombre ficticio de Yonten por temor a represalias contra su familia en su patria. Las políticas represivas chinas en el Tíbet han sido bien documentadas, y grupos de derechos humanos dicen que los activistas y aquellos que intentan escapar son a menudo detenidos y torturados.
Luego de la represión contra una agitación social en 2008, China incrementó su vigilancia sobre los tibetanos, estrechando la seguridad en la frontera, y presionando a su vecino Nepal para restringir la entrada de los refugiados y enviándolos de vuelta. La información proporcionada a IRIN por el centro Tibetano de Recepción en Dharamsala, muestra que las medidas parecen haber funcionado.
El número de tibetanos arribados a India cayó de 3320 en 2005 a 608 en 2008. En 2014, el año en el que Yonten cruzó la frontera hacia Nepal y desde allí a India, él fue uno de los nada más que 93 arribos. Hasta ahora, en este año, sólo seis tibetanos lo han logrado.
Un funcionario que respondió el teléfono del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en Beijing, declinó responder preguntas sobre el Tíbet, pero declaraciones oficiales pasadas han ignorado en gran medida las acusaciones sobre abusos a los derechos humanos. En cambio, China tiende a poner énfasis en la inversión y el desarrollo económico en el Tíbet.
Por ejemplo, la agencia de noticias estatal, Xinhua, informó que China ha invertido 4.9 billones de dólares en infraestructura hídrica en las dos décadas pasadas, irrigando 200 mil hectáreas y proporcionando agua potable a 2.4 millones de personas. Otro artículo de Xinhua puso énfasis en el crecimiento de doble dígito del Tíbet durante el mismo período de tiempo.
Represión sangrienta
El crecimiento económico puede convencer a algunos tibetanos de quedarse en casa, pero es improbable que sea la única razón para la precipitada caída en los arribos de refugiados a la India desde 2008. Y en las mentes de muchos refugiados y activistas tibetanos, el desarrollo económico no compensa la brutal historia de China en la región.
China anexó el Tíbet en 1950 y reprimió brutalmente una rebelión en 1959, el año en que el Dalai Lama escapó con miles de seguidores y se estableció en India. Para el 2001, al menos 110.000 tibetanos habían huido a la India, según la agencia de refugiados de la ONU, ACNUR.
Pero el flujo de refugiados tibetanos se redujo a un goteo después de los disturbios de marzo de 2008, que comenzaron con protestas de monjes budistas, pero terminaron en revueltas. La policía luchó contra los manifestantes, mientras algunos tibetanos también atacaban a miembros de comunidades que habían migrado a Tíbet desde el resto de China. Las estimaciones de muertos y heridos van desde una veintena a cientos, pero es difícil decirlo con alguna certeza ya que China limita estrictamente el acceso de los medios al Tíbet.
Una investigación de dos años sobre la represión, por parte de Human Rights Watch encontró que “las fuerzas chinas quebrantaron las leyes internacionales, incluyendo las prohibiciones contra el desproporcionado uso de la fuerza, torturas y detenciones arbitrarias, así como el derecho a reuniones pacíficas.”
Restricciones a los viajes
Además de imponer medidas para evitar que los tibetanos abandonen su patria, China ha ejercido presión sobre su vecino Nepal. Aunque India y el Tíbet comparten una frontera, mucho de esa frontera es disputada y está militarizada, y el escabroso territorio elevado de los Himalayas hace difícil su cruce. Nepal se mantiene como la ruta principal del Tíbet a India, aunque se ha vuelto más restringido durante los pasados años.
“Como resultado de una masiva presencia de seguridad en las áreas tibetanas de China y la creciente cooperación entre las fuerzas de seguridad nepalesas y chinas en los pasados años, China ha sido capaz de detener el flujo de tibetanos refugiados que escapan a Nepal,” dijo HRW en un informe de 2014.
La aparente cooperación de Nepal con China ha coincidido con un aumento de la inversión china en ese país, lo que sugiere que podría haber factores económicos en juego.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nepal dijo que respondería las preguntas de IRIN pero no lo hizo antes de la publicación. Cuando el informe de HRW fue lanzado, un funcionario dijo a la agencia de noticias AFP que Nepal no estaba deportando refugiados, sino que los trataba humanamente, y que no estaba bajo presión de China.
Sin embargo, otras fuentes dijeron que las acusaciones eran verdaderas.
Cuando se le pidió un comentario sobre el número y tratamiento de los tibetanos refugiados en Nepal, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados dirigió a IRIN al Centro de Recepción de Refugiados Tibetanos, que trabaja en ese país.
“El gobierno chino ejerce mucha presión sobre el gobierno nepalés para actuar contra los tibetanos que escapan a través de la frontera y, en ese curso, cientos son deportados y, después, el ejército chino los detiene y los tortura,” dijo un vocero del centro. “Esto se ha vuelto una norma desde hace cinco o siete años.”
Incluso mientras China ha aumentado la seguridad en la frontera, los tibetanos ahora son objeto de severas restricciones de viaje incluso dentro de Tíbet, dijo Robert Barnett, director del programa de estudios del Tíbet Moderno de la Universidad de Columbia.
“Los controles han estado aumentando no solo en la frontera misma, sino en los caminos que llevan a las áreas limítrofes, y son requeridos permisos especiales para entrar a ellos en un radio de unos 30 kms de la frontera,” le dijo a IRIN. “Se han aumentado también los controles de viaje en todo Tíbet.”