Casi 500 casos muestran disminución de la tolerancia ante el disenso pacífico
Human Rights Watch | 22 de mayo de 2016
La campaña del gobierno chino para reprimir a los disidentes pacíficos de las áreas tibetanas ha continuado produciendo un alto número de detenciones, persecuciones y condenas, desde el brote generalizado de disturbios ocho años atrás, declaró Human Rights Watch en un nuevo informe, hoy. Las autoridades han detenido por tipos de expresión y reunión que están protegidos por el derecho chino y el internacional, y que habían sido tolerados previamente. Muchos de estos casos tuvieron lugar en áreas rurales o involucraron a segmentos de la sociedad que no eran un objetivo previamente.
“Las áreas tibetanas están al frente a la hora de la represión del gobierno chino de la disidencia pacífica en todo el país,” dijo Sophie Richardson, directora de HRW China. “Las autoridades están tratando a todos los tibetanos como potenciales disidentes y están tratando de extender la vigilancia a toda la comunidad tibetana.”
Las 86 páginas del informe, “Implacable: Detención y Persecución de Tibetanos Bajo la Campaña de Mantenimiento de la Estabilidad en China,” muestra como los patrones cambiantes de malestar y las detenciones, persecuciones y condenas politizadas, desde 2013 a 2015 tienen un correlato con la última fase de la campaña de “mantenimiento de la estabilidad” del gobierno, una política que ha resultado en una vigilancia y un control sin precedentes en las aldeas y ciudades tibetanas.
La Región Autónoma del Tíbet (TAR, por sus siglas en inglés) permanece casi totalmente cerrada para los periodistas, investigadores, y turistas individuales, y casi no hay información oficial disponible. Los resultados de HRW están basados en un conjunto de 479 casos extraídos de informes de la prensa extranjera, el gobierno chino y las fuentes del exilio. HRW analizó esta información para identificar los cambios de patrón de las detenciones y las sentencias.
Documentos inéditos, revelan el devastador costo pagado por la comunidad local por una sola protesta. En abril de 2013, el juicio y condena de tres Lamas de Chamdo en la TAR por el cargo de albergar a un criminal, llevó a la policía a poner en práctica olas de castigos colectivos, intimidación y represión a toda la comunidad por más de un año mientras buscaban otros sospechosos. Las autoridades detuvieron, golpearon y amenazaron a muchos tibetanos y sometieron a otros a adoctrinamiento político y a restricciones en viajes, en un aparente intento de obtener información sobre los sospechosos claves y detener a más disidentes.
El trato en detención sigue siendo de seria preocupación, dijo HRW. Catorce de los detenidos del grupo investigado por HRW han muerto mientras estaban en custodia o poco después de su liberación.
Después de 2012, miles de funcionarios que habían sido ubicados en las aldeas de todo el Tíbet, el año anterior, como parte de la política de “mantenimiento de la estabilidad”, comenzaron a implementar medidas a nivel local para impedir el disenso. En esas comunidades, muchas actividades sociales, culturales y medioambientales que eran previamente consideradas inofensivas, se convirtieron en foco de atención y castigo por parte del Estado.
Muchos detenidos y acusados del grupo investigado por HRW, estaban entre edades de 14 a 77 años, y eran personas que sólo habían ejercido su derecho de expresión y reunión, sin abogar por el separatismo. Otros simplemente habían criticado decisiones de los funcionarios locales en sus aldeas, se habían opuesto a la minería, defendido el derecho al idioma, o mostrado empatía hacia los autoinmolados. Decenas de protestas terminaron con las fuerzas de seguridad abriendo fuego sobre los manifestantes, aunque no hay informes de violencia por parte de los manifestantes en esos hechos.
HRW encontró que casi todas las expresiones de disenso informadas que llevaron a detenciones ocurrieron en aldeas, pequeños pueblos o municipios rurales, y no en ciudades como en el pasado, es decir, los mismos lugares donde las medidas de “mantenimiento de la estabilidad” han sido implementadas. El informe identifica nueve localidades específicas, o grupo de lugares, a través de toda la meseta tibetana que, aparentemente en respuesta a esas medidas, vieron ciclos recurrentes de protestas y represión, aumento de las detenciones políticas, y sentencias más largas para delitos menores, comparadas con otras áreas.
Muchos de esos detenidos y procesados durante este período eran líderes de comunidades locales, activistas medioambientales y aldeanos involucrados en actividades culturales y sociales. En las previas tres décadas, las autoridades raramente acusaban a tales tibetanos de participar en disturbios políticos. HRW identificó siete protestas, cinco de ellas con más de cien participantes, en las que los aldeanos pidieron la liberación de un líder de la comunidad detenido. La detención de los líderes locales y el apoyo en masa de sus comunidades, parece ser un nuevo fenómeno.
Un análisis de los casos de detención en este período indicó que, una vez detenidos, aquellos con influencia social, tales como los líderes de las comunidades, religiosos, escritores o cantantes son enviados a juicio con mayor frecuencia que los demás. Aquellos detenidos por una acción que había sido señalada como de prioridad política, como los que apoyan las autoinmolaciones, también enfrentan una mayor posibilidad de ser enviados a juicio.
“Si el objetivo de la campaña del “mantenimiento de la estabilidad” era aniquilar el disenso entre los tibetanos, ha fracasado,” dijo Richardson. “La base de la real estabilidad es para el gobierno de China, respetar los derechos, entender y responder a los reclamos locales, y reducir los abusos de las fuerzas de seguridad en toda la meseta.”
Lea el informe completo de la Human Rights Watch aquí http://bit.ly/1Rkr6Zz