Japan Times | Por Brahma Chellaney | 2 de noviembre de 2015
NUEVA DELHI – Justo cuando China está trabajando para cambiar el statuo quo territorial o marítimo del oeste de los Himalayas o del Mar de China Oriental, la frenética construcción de represas está diseñada para apropiarse de recursos de agua compartidos internacionalmente. Beijing está buscando presentar como un hecho consumado a sus vecinos río abajo las represas que construye silenciosamente en los ríos Amur, Arun, Brahmaputra, Illy, Irtish, Mekong y Salween.
En el último episodio, Beijing ha anunciado que ha completado, antes de lo previsto, la represa más alta del mundo en Zangmu, Tíbet. Se dijo que las seis unidades de generación de energía del proyecto de 1.6 billones de dólares sobre el río Brahamaputra ya están operativas.
Ahora, China está corriendo para completar varias represas adicionales ubicadas muy próximas unas a las otras sobre ese río. Esta cascada de represas es probable que afecte la calidad y cantidad de las corrientes río abajo en India y Bangladesh.
Solo cinco ríos en el mundo llevan más agua que el Brahmaputra y solo uno, el río Amarillo de China, transportan más limo. El Brahmaputra es el río que está a mayor altitud del mundo. Representa un ecosistema fluvial único, debido en gran medida a la pesada carga de nutrientes de alta calidad, ricos en limo, que transporta desde las alturas prohibidas de los Himalayas.
El ciclo de inundación anual del Brahmaputra ayuda a fertilizar los suelos saturados de las llanuras de Asam, del noreste de India y muchas partes de Bangladesh, donde el río es la mayor fuente de suministro de agua. El movimiento del limo impedido por las represas de China río arriba, constituye una gran amenaza para la vitalidad biofísica del río y de las llanuras río abajo que incluso disminuyen las corrientes en el cruce de frontera.
Muchos factores han impulsado a China a aprovechar los recursos de los ríos internacionales, incluyendo un vínculo trazado oficialmente entre el agua y la seguridad nacional, el surgimiento del país como el centro mundial de construcción de represas, la creciente industria hidroeléctrica dirigida por el Estado, y el surgimiento del nacionalismo por el agua en un momento de creciente estrés hídrico en las llanuras del norte de China. Con la construcción de represas alcanzando una virtual saturación en el corazón de la etnia han, la ingeniería hidráulica ha centrado la atención de las minorías, desde donde los ríos fluyen hacia otros países.
Los mega proyectos centralizados de China dirigidos a acercar los recursos hídricos, la han vuelto el país del mundo con más represas esparcidas. Este enfoque es la antítesis de la línea política de India, donde el agua es un tema de Estado (no federal) dentro de la Constitución y donde las organizaciones no gubernamentales anti represas son poderosas. El proyecto de la represa Narmada de India, que lleva décadas incompleto después del comienzo de su construcción, simboliza el poder de las ONG.
La represa más grande que India ha construido desde su independencia –la represa Their de 2000 megavatios sobre el río Bhagirathi- palidece en comparación con los proyectos gigantes de China, tales como la represa de Tres Gargantas de 22.500 megavatios y las nuevas mega-represas como Xiaowan sobre el río Mekong, la que empequeñece a la propia torre Eiffel, y Nuozhadu, que cuenta con un depósito de 190 km2
La situación del agua en India, sin embargo, es mucho peor que en China. La población de China es solo marginalmente más grande que la de India, pero sus recursos de agua internamente renovables (2813 billones de metros cúbicos por año) son casi dos veces más que los de India. En la disponibilidad de agua agregada, incluyendo las entradas externas (las que son considerables en el caso de India), China cuenta virtualmente con un 50% más de recursos que India.
La capacidad de almacenamiento de agua de la superficie de India, una medida importante para cualquier nación para enfrentar las sequías o los desequilibrios estacionales en disponibilidad de agua- es una de las más bajas del mundo. Con una cantidad de 200 mts3 por persona, por año, es más de 11 veces más baja que la de China. El Grupo de Recursos de Agua 2030, una unidad internacional, ha advertido es probable que India enfrente un 50% de déficit en la demanda y suministro de agua para 2030.
Sin embargo, aun cuando los constructores de represas de China hacen blanco en los ríos que fluyen hacia India, entre ellos el Brahmaputra, el Indo, el Sutlej y el Arun, Nueva Delhi ha fracasado en desarrollar una estrategia, un enfoque a largo plazo para presionar sobre los desafíos del país en materia de agua. De hecho, ningún país enfrenta un desafío más grande que India ante la fortaleza de China sobre las cabeceras de los mayores ríos transnacionales de Asia y por su capacidad creciente para ser el regulador de los flujos transfronterizos a través de represas.
Nueva Delhi tiene que prepararse para que China mueva su construcción de represas desde la parte alta y media a la más baja, al borde de las secciones de los ríos que fluyen hacia India. El Brahmaputra es particularmente un imán para los constructores de represas de China porque la descarga anual de este río transfronterizo es de 164.5 billones de mts3 en India y es mayor que el flujo combinado de los ríos más importantes que corren desde el territorio chino hacia el sudeste de Asia. Se espera que China se embarque en mega represas del estilo de las hechas sobre el Mekong, mientras gradualmente mueve su construcción de represas sobre el Brahmaputra al área donde el río toma una forma de herradura al entrar a India, formando el cañón más largo y escarpado del mundo.
Desde luego, el dominio ribereño de China plantea un desafío más amplio en Asia ya que permanece impermeable a los intereses de los Estados río abajo y a las normas internacionales. Apoyado por su control político de países pequeños ricos en agua y por su rápida extensión de la infraestructura hidroeléctrica río arriba, el predominio ribereño de China crea una situación tensa y potencialmente de conflicto donde las asignaciones acuáticas a Estados co-ribereños en el futuro podrían convertirse en una función de su autorización política. En efecto, Beijing presta poca atención a los intereses de países incluso amigos, como queda ilustrado por su fuerte construcción de represas río arriba sobre el Mekong y el Salween, los ríos más grandes del sudeste asiático.
La situación sirve de recordatorio de que las ecuaciones de poder son principales en las relaciones ribereñas. Si río arriba las acciones son emprendidas por un poder armado con capacidades militares y económicas superiores e influencia geopolítica, el estado ribereño inferior puede hacer poco más que protestar, a menos que un acuerdo de agua compartida entre los dos países a petición de una de las partes, sea proporcionado por fallo o arbitraje internacional.
China, sin embargo, ha rechazado entrar en acuerdos de agua compartida con ninguna nación co-ribereña, a pesar de que su control sobre la meseta tibetana (el punto inicial de los mayores ríos internacionales) y Xinjiang (origen de los ríos Irtish e Ili) lo ha armado con una hegemonía hídrica sin parangón. Tal rechazo significa que puede persistir con su construcción frenética de represas río arriba, reservas y sistemas de irrigación sobre los ríos internacionales que fluyen hacia el centro, sur y sudeste de Asia y hacia Rusia.
En contraste, tratados, acuerdos o planes relacionados con los mayores ríos compartidos gobiernan las relaciones entre los vecinos ribereños del sur, sudeste y centro de Asia.
Un equilibrio entre derechos y obligaciones está en el corazón de como lograr relaciones armoniosas basadas en normas sobre los temas de recursos hídricos. La transparencia, la colaboración y el compartir son los pilares de la paz por el agua. El rumbo unilateral de China al tiempo de compartir los recursos de agua dulce, sin embargo, indica que –como en el Mar del Sur de la China- quiere e insiste en seguir su propio camino.
Brahma Chellaney, es un experto en geoestrategia, autor de nueve libros, entre ellos el más reciente “Water, Peace, and War: Confronting the Global Water Crisis” (Agua, Paz y Guerra: Enfrentando la Crisis Mundial del Agua)