Por Aloma Sellanes | 20 de septiembre 2015
Hoy en Tíbet Patria Libre comenzamos con una serie de entregas en las que haremos conocer a nuestros lectores, a personas de América Latina que han colaborado de distintas maneras con la causa tibetana. Estas reseñas son humildes reconocimientos a quienes han hecho aportes significativos en pro de mejorar la condición del sufrido pueblo de los Himalayas. Abrimos la serie con quien entendemos es todo un emblema en la defensa del Tíbet: el Dr. Alfredo Martínez Moreno.
Nacido en El Salvador en 1923, es Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, Embajador y Catedrático de Derecho Internacional y se ha desempeñado como Ministro de Relaciones Exteriores, Presidente de la Corte Suprema de Justicia y Director Emérito de la Real Academia Salvadoreña de la Lengua.
Este insigne ciudadano salvadoreño cuando era muy joven y muy prometedor (lo que avalaría con creces en el transcurso de su vida) fue designado como subjefe de organismos internacionales y en ese carácter enviado a las Naciones Unidas en 1950. Por lo tanto fue testigo e incluso participante activo del comportamiento que tuvo el gran organismo internacional creado unos años antes, cuando se dio la invasión china al Tíbet. El Dr. Martínez Moreno recuerda: “Yo era muy jovencito, no tenía mayor experiencia y me deslumbré ahí, al ver que estaban primeras figuras del mundo en el campo internacional, como Vichinsky, Acherson, Schuman, Veban, el conde Sforza. Cuando se dio la invasión de China a Tíbet hubo una apatía total, una total frialdad de las grandes potencias. Creo que ellos no querían agravar la Guerra Fría que estaba muy caliente y adoptaron una posición –que yo llamé hipócrita– de abstenerse. El Salvador fue el único país del mundo que protestó por lo sucedido (…) El jefe de la delegación salvadoreña, el Dr. Héctor David Castro, era un diplomático salvadoreño de muchísima experiencia, nuestro embajador en Washington y una de las primeras figuras de la diplomacia salvadoreña, y sobre todo un hombre de principios (…)Él manifestó que era una invasión que se había hecho a un país soberano, reconocido internacionalmente, porque había en Lhasa, consulados y hasta legaciones de países vecinos, y era reconocido por las grandes potencias, como el Reino Unido y Francia, pero era un país virtualmente indefenso porque por su religión budista y su apego a la doctrina de la no violencia no tenía ejército organizado. Por lo tanto era una invasión criminal.”
El Dr.Martínez Moreno también tuvo la oportunidad de ser parte de la Mesa de la Asamblea General de la ONU de aquel año, en la que pudo plantear directamente el sinsentido de que hubiera una violación a la Carta y no se hiciera absolutamente nada. Junto con el delegado uruguayo Dr. Dominguez Cámpora fustigaron la posición inglesa que pedía el reconocimiento de la China Popular.
El Salvador fue pues el primer país latinoamericano (y del mundo entero) en defender al Tíbet, y como publicó un editorial del New York Times de la época “defendió el decoro de las Naciones Unidas”, pero como señaló el Dr. Martínez Moreno, nada pudo hacerse.
Tiempo después, el destacado jurista salvadoreño fue invitado a la 3ª Conferencia Interparlamentaria Mundial sobre el Tíbet en Washington, donde dio un discurso memorable que fue incluido en el Acta Final de la Conferencia a pedido del conocido político indio George Fernandes. En la parte fundamental del discurso, el Dr. Martínez Moreno criticó duramente a las Naciones Unidas y a las grandes potencias por permanecer impasibles ante el genocidio que se estaba cometiendo en el Tíbet.
Sin duda que necesitaríamos más diplomáticos como el Dr. Martínez Moreno que actuaran con solidez moral y ética, capaces de enfrentar al poder político y económico sin abdicar de los principios más caros a la humanidad. A pocos días de que celebre su cumpleaños número 92, nuestro más cálido saludo a este honorable y sabio caballero.-