Estamos reunidos aquí hoy para recordar a los valientes hombres y mujeres que dieron sus vidas por la causa del Tíbet cincuenta y seis años atrás. También estamos reunidos aquí para recordarnos a nosotros mismos llevar adelante la lucha no violenta del pueblo tibetano con gran determinación, coraje y resolución.
Mis compatriotas tibetanos, les informo que la situación en el Tíbet sigue siendo desalentadora pero el imperecedero espíritu del pueblo tibetano está firme e incluso más fuerte. Desde las protestas pacíficas que hicieron erupción en 2008, y las protestas mediante autoinmolación, en curso, a través de la meseta, Tíbet está bajo confinamiento. Las restricciones sobre los movimientos de los tibetanos se han intensificado grandemente. En múltiples puestos de control en los principales centros urbanos bajo la vigilancia constante de las cámaras, los tibetanos deben presentar sus tarjetas de identidad que tienen sofisticados chips de segunda generación. Un tibetano ha descripto esta indignidad: “Tú tarjeta de identidad es como tu sombra. No puedes moverte sin ella”. La situación de las crecientes restricciones es tan excesiva que incluso los turistas chinos han sido movidos a comentar que las presentes condiciones en el Tíbet son como si fuera una “zona de guerra”.
De particular interés para los tibetanos es el anuncio del Consejo de Estado de China de 2014 de actualizar el estatus de Shigatse y Chamdo de pueblos a ciudades. Aunque los tibetanos dan la bienvenida al desarrollo económico en la forma de modernización, su experiencia frente a la urbanización es de marginación económica, exclusión social y destrucción del medio ambiente. Lhasa es el mejor ejemplo. La ciudad ha visto una expansión exponencial urbana que ha atraído a trabajadores migrantes chinos procedentes de toda China. Este desplazamiento de población ha transformado el corazón de la cultura tibetana en otro “Chinatown”, donde los tibetanos viven en guetos pequeños rodeados de la expansión urbana china. Tememos que la misma transformación negativa pasará a Shigatse y Chamdo, reduciendo en forma inconmensurable la capacidad del pueblo tibetano para preservar su cultura y su identidad. Al mismo tiempo, los tibetanos igualmente temen que colonos chinos inunden y abrumen al Tíbet rural y nómada.
Estos son algunos de los muchos desafíos que enfrentamos en el Tíbet. Sin embargo, creo que tenemos la determinación, la resolución y la voluntad colectiva de vencerlos. Los tibetanos en el Tíbet han sobrevivido a un desastre tras otro patrocinado por el Estado. Desastres como el Gran Salto Adelante en la década de 1950 y la Revolución Cultural en la década de 1960 no han sacudido el espíritu imperecedero del pueblo tibetano. Desde la ley marcial impuesta en Lhasa en 1989, a la “campaña de golpe duro” para reprimir a la disidencia, y campañas como el programa de Desarrollo del Oeste chino, no han disminuido el coraje del pueblo tibetano. Desde el levantamiento de 1959, que honramos hoy, a través de décadas de protestas pacíficas, incluyendo las manifestaciones de todo Tíbet en 2008 y más de cien autoinmolaciones, permanece firme la voluntad tibetana de vivir como un pueblo cohesionado y luchar por la justicia.
En Tíbet, los artistas cantan, pintan y escriben, todo con un espíritu envalentonado y un sentido aumentado de la responsabilidad hacia la causa tibetana. Dentro de Tíbet, un nuevo renacimiento espiritual, cultural e intelectual refuerza el orgullo y la unidad tibetanos. Desde los recolectores humildes de dbyar rtswa dgun ‘bu (hongo de la oruga) a los camioneros incansables, agricultores y nómadas, monjes y monjas, los tibetanos hablan la noche entera de la aspiración común de vivir con dignidad y con una identidad común. Estas ideas y aspiraciones comunes se combinarán en un futuro prometedor para toda la gente de Tíbet.
La retórica que viene de China hoy es que los tibetanos se han convertido en sus propios dueños. Para hacer realidad esta retórica, instamos a los líderes chinos a dejar que los tibetanos gobiernen el Tíbet. Como China se propone observar el 50 aniversario de la llamada Región Autónoma del Tíbet, los radicales de Beijing deberían prestar atención a que la represión solo generará resentimiento. Hemos observado los comentarios del presidente Xi Jinping de que la cultura y el lenguaje tibetanos deben conservarse, aunque los 20 puntos de las directivas internas de la autoridad local de Amdo, socavan ambos.
De parte del Kashag, seguimos plenamente comprometidos con el Enfoque de la Vía del Medio de no buscar la separación de China, sino una verdadera autonomía para el pueblo tibetano. A fin de lograr una verdadera autonomía para el pueblo tibetano, el Grupo de Trabajo, que es un órgano asesor del Kashag, celebró un cónclave en la primera semana de enero para realizar un debate en profundidad sobre la evolución de la situación política en el Tíbet, sobre las cuestiones relativas al futuro del diálogo con los dirigentes chinos y sobre la evolución del panorama político internacional. El liderazgo tibetano cree firmemente que la única manera de resolver la cuestión del Tíbet es a través del diálogo entre los enviados de Su Santidad el Dalai Lama y los representantes de los dirigentes chinos. Los enviados de Su Santidad el Dalai Lama están dispuestos a participar en el diálogo con sus homólogos chinos en cualquier momento y lugar.
En este sentido, estamos profundamente agradecidos a la reciente declaración del Departamento de Estado de Estados Unidos que alienta el diálogo entre los representantes de su Santidad el Dalai Lama y los dirigentes chinos: “Creemos que todas las personas en la República Popular China se beneficiarían de los frutos del diálogo e instamos al gobierno chino a aprovechar la oportunidad para comprometerse más con el Dalai Lama”.
También acogemos con beneplácito los comentarios del presidente Barack Obama en el Desayuno Anual de Oración en Washington D.C, describiendo a su Santidad el Dalai Lama como un “buen amigo” y “un poderoso ejemplo de lo que significa practicar la compasión” y una persona que “nos inspira a la hora de hablar de la libertad y la dignidad de todos los seres humanos”.
Me alegra informarles que dentro de India, vemos aumentar la conciencia de la importancia del Tíbet y más plataformas proporcionadas para la discusión de la cuestión del Tíbet. También existe la comprensión de que la Administración Central Tibetana es una entidad política auténticamente democrática y eficaz. El orgullo de nuestra democracia es la participación del público y continuamos fomentando el compromiso más profundo de la población tibetana en el proceso democrático.
Este año, el pueblo tibetano y nuestros amigos en todo el mundo celebrarán el 80º cumpleaños de Su Santidad el Dalai Lama. En esta ocasión histórica, oramos por la larga vida de Su Santidad el Dalai Lama y la continuidad de su buen estado de salud. La característica distintiva del pueblo tibetano es la no violencia, y los valores abrazados por nuestra generación mayor: la humildad, la integridad y la resiliencia deben ser adoptadas por las generaciones más jóvenes. Este es tanto nuestro capital político como un recurso político.
Por encima de todo, la prioridad del Kashag es la educación. En este esfuerzo, el Kashag estimula a los tibetanos de todos los ámbitos a participar profundamente en la educación de sus hijos.
Aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos los grupos de apoyo al Tíbet, desde Berlín a Bruselas, desde Camberra a Ciudad del Cabo, y desde Tokio a Taipéi, por sus nobles esfuerzos y por apoyar la justicia y la libertad para los tibetanos. Entre el extremismo y los conflictos violentos alrededor del mundo, el Tíbet es un modelo de moderación y no violencia que merece vuestro apoyo continuo. También expresamos nuestra profunda gratitud al pueblo y gobierno de India por su generosidad y hospitalidad.
Mis compatriotas tibetanos, una vez más y con profunda esperanza y gratitud, en nombre de seis millones de tibetanos, ofrezco mis sinceras oraciones por la larga vida de Su Santidad el Gran XIV Dalai Lama. Hoy, honramos y prestamos nuestros más profundos respetos a los valientes hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas por la causa del Tíbet. Con espíritu imperecedero, puedan todos los tibetanos mantenerse firmes en la causa de nuestros antepasados, de nuestras hermanas y hermanos y de todos los que han dedicado sus vidas a terminar el sufrimiento de los tibetanos y restaurar la libertad en el Tíbet.
Larga Vida a Su Santidad el Dalai Lama y Bod Gyalo (Victoria para el Tíbet)
Sikyong Dr. Lobsang Sangay
10 de marzo de 2015