Frontiers
Por Gaëlle Desbordes y Lobsang T.Negi
El estudio de la mente humana ha evolucionado en el curso de muchos siglos. Mientras la neurociencia moderna se basa en métodos cuantitativos objetivos para medir cómo los eventos mentales manifiestan la actividad del cerebro, las tradiciones contemplativas ancestrales han usado las prácticas introspectivas de la primera persona para ganar un mayor entendimiento de la mente. Ahora es posible combinar estos diferentes enfoques, ojalá que para un enriquecimiento mutuo, en un modo sinérgico. Como propuso el fallecido Francisco J. Varela, estudiar la mente consciente podría beneficiar en gran modo al reunir la perspectiva de la “primera persona” de un sujeto bien entrenado, con la perspectiva de la “tercera persona” de un observador externo (por ejemplo, un científico midiendo la actividad cerebral).
Varela llamó a este enfoque, neurofenomenología, refiriéndose a la combinación de mediciones neurales con el estilo de investigación de la fenomenología clásica. En experimentos de la neurofenomenología, el sujeto es activamente involucrado en describir su experiencia consciente momento a momento y algunas veces se le pide generar estados mentales específicos, mientras el experimentador es guiado por la información de esta primera persona en el análisis e interpretación de la información fenomenológica. Esta metodología puede ser usada para representar mejor las aparentes fluctuaciones aleatorias de la actividad cerebral, las que usualmente son descartadas como “ruido”, pero que pueden revelar conocimientos claves en las variaciones de la experiencia del sujeto interior.
Los practicantes contemplativos expertos están particularmente bien adaptados a los métodos introspectivos, ya que muchas de sus prácticas les requieren observar y describir sus experiencias sobre el momento a momento en exquisito detalle, proporcionando así información muy valiosa de la primera persona en el contexto del experimento neurofenomenológico. Los practicantes expertos en meditación han actuado a la fecha, como sujetos experimentales en una serie de estudios neurocientíficos, aunque solo pocos estudios han incluido resultados de primera persona de estos sujetos como un aspecto esencial de sus métodos.
Además para ser valiosos participantes de estudios, los meditadores expertos y los contemplativos eruditos podrían aportar a los estudios científicos en otras maneras, como lo propuso Varela. El plan de estudios tradicional recibido por estos expertos, tradicionalmente incluye no solo el entrenamiento en prácticas contemplativas sino también el conocimiento extensivo de los marcos conceptuales y culturales en los que ellos se han desarrollado durante siglos. En este aspecto, el estudio científico de la mente se beneficiaría inmensamente con contemplativos incluidos como co- investigadores de hecho y derecho. Es importante que tales investigaciones requieran establecer suficiente campo común entre las perspectivas de los contemplativas y los científicos, lo que puede ser difícil para los individuos entrenados exclusivamente en una u otra disciplina, como se volvió evidente en el primer intento de interacciones entre ambos lados.
Las conferencias del instituto Mind and Life han abierto el camino para facilitar los intercambios entre los científicos y Su Santidad el Dalai Lama en una serie de temas científicos a lo largo de los años, incluyendo temas relevantes para el estudio de la mente, tales como la conciencia, las emociones y la neuroplasticidad, y algunas de esas reuniones han inspirado nuevos estudios científicos. Más ampliamente, estas iniciativas pioneras se han reunido en la creación de un nuevo campo multidisciplinario de investigación, llamado ciencia contemplativa.
Sin embargo, a la fecha, los individuos expertos tanto en la práctica contemplativa como en la ciencia moderna han sido tan raros como excepcionales. Quizá, el más conocido de ellos es Matthieu Ricard, quien ostenta un doctorado en biología molecular y fue plenamente capacitado como un científico hasta el nivel de postgrado, y luego plenamente entrenado como monje de la tradición budista tibetana. “Matthieu-la” (como es llamado con afecto entre sus pares del monasterio de Shechen) ha sido un estrecho colaborador de varios científicos, entre ellos Richie Davidson, Antoine Lutz, Paul Ekman, Tania Singer y otros.
El campo de la ciencia contemplativa beneficiaría enormemente al aumentar el aporte de individuos capacitados tanto en la práctica contemplativa como en la ciencia moderna. Son necesarios esfuerzos en materia de educación para superar esa brecha, y muchos de ellos están ya en curso. Del lado de la ciencia, programas rigurosos para el entrenamiento contemplativo son ofrecidos ahora a estudiantes universitarios, científicos, clínicos, y otros profesionales, como los ofrecidos por el Center for Mindfulness in Medicine, Health Care, and Society, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, la Contemplative Studies Initiative de la Universidad Brown, el Center for Compassion and Altruism in Research and Education, de la Universidad de Stanford, a través del programa Compassion Cultivation Training program, y la Emory-Tibet Partnership, de la Universidad Emory a través de programa tales como Cognitively-Based Compassion Training, y el programa Tibetan Mind/Body Sciences.
Del lado contemplativo han sido hechos muchos esfuerzos, en particular en la comunidad budista tibetana para proporcionar entrenamiento científico a los monjes. Talleres de ciencia han sido ofrecidos a los monjes durante la pasada década por científicos voluntarios como parte de varios programas como Ciencia para los Monjes, Encuentro de la Ciencia y el Dharma, y otros. Una capacitación más avanzada ha sido proporcionada a un grupo más reducido de monjes y monjas para profundizar su conocimiento científico y promover la conciencia científica en sus respectivos monasterios, a través de enseñanzas y exhibiciones científicas. En una mayor escala, la Iniciativa Científica Emory-Tíbet (ETSI, por sus siglas en inglés) es un histórico esfuerzo para diseñar e implementar un plan de educación multidisciplinario en ciencia, específicamente destinado a monjes tibetanos, como parte de un esfuerzo a gran escala concebido por Su Santidad el Dalai Lama. Esta iniciativa ha involucrado a decenas de profesores de los campos de neurociencia, biología, cosmología y filosofía de la ciencia, así como a varios traductores tibetanos capacitados en ciencia. Para asegurar la sustentabilidad a largo plazo del programa al capacitar monjes nativos tibetanos como maestros en ciencias, el ETSI ha establecido también el programa Académicos en Ciencia Tenzin Gyatso, que ha permitido a seis monjes tibetanos pasar tres años académicos estudiando ciencia en la Universidad Emory, y a otros compañeros comenzar en el otoño del 2013.
El lenguaje y la terminología de traducción es un componente importante de la ETSI, con la ambiciosa meta de crear un nuevo vocabulario científico en el idioma tibetano, en colaboración con la Biblioteca para Trabajos y Archivos Tibetanos de Dharamsala, India. Debe notarse que el problema de traducción existe para ambos lados. No solo en el idioma tibetano faltan palabras para describir conceptos científicos modernos, sino que en el idioma inglés también faltan palabras precisas para describir aspectos de la mente y la conciencia que se encuentran en el tibetano, el sánscrito, el pali, el chino y otros idiomas de las tradiciones contemplativas. Por ejemplo, incluso el amplio término “mente” en inglés no tiene un equivalente exacto en tibetano y puede ser traducido como sems, blo, shepa, u otras palabras dependiendo del concepto. El desarrollo del léxico consensual para representar estos conceptos precisos en el idioma inglés es por eso también muy necesario para adelantar en el estudio científico de la mente.
La ETSI ha llevado a la creación de un plan de estudios en ciencia de 5 años, el que ya ha sido ofrecido a dos grupos cuidadosamente seleccionados de monjes y monjas, ya avanzados en sus estudios budistas, totalizando noventa estudiantes. Ahora entrando en su segunda fase, la ETSI implementará este plan de estudios de 5 años en una mayor escala, en varios de los más importantes monasterios del budismo tibetano. Este nuevo esfuerzo sigue a una reciente e histórica decisión de incluir educación en ciencia (y exámenes) en el plan de estudios monástico oficial, una decisión que es particularmente significativa dado que la capacitación en estos monasterios se ha mantenido incambiada durante los últimos 500 años. Este movimiento hacia la ciencia moderna, considerado improbable varios años atrás, es todavía controversial para algunos pero ciertamente ha generado mucho interés en la comunidad monástica, como lo atestiguó el entusiasmo en el reciente encuentro Mind and Life XXVI en el monasterio de Drepung, en Mundgod, India, el primero de su clase en tener lugar en un monasterio tibetano con la asistencia de miles de monjes.
Es nuestra esperanza que algunos de estos expertos contemplativos entrenados en ciencias modernas, junto con un número creciente de científicos entrenados en prácticas contemplativas, sean capaces de aportar sus perspectivas y calificaciones únicas en futuros estudios científicos de la mente. Algunos caminos prometedores para estas colaboraciones incluyen el estudio de procesos cognitivos tales como la atención, la percepción, y la toma de decisiones, pero también procesos emocionales y sociales. Además creemos que los esfuerzos de colaboración entre los neurocientíficos y los contemplativos dentro del marco neurofenomenológico pueden proporcionar nuevas perspectivas hacia el estudio científico de la moral y la ética, y su fundamento propuesto en altruismo y compasión.
En efecto, hay un gran crecimiento y un interés sin precedentes en la comunidad científica de investigar la compasión y el altruismo, desde la perspectiva de disciplinas tan variadas como la neurociencia, la ciencia social y conductual, la ciencia política y la economía. Estudios trascendentales de los fundamentos neurales de la compasión indican que un entrenamiento extensivo en la compasión durante el curso de la vida puede alterar las redes del cerebro asociadas con la emoción, la atención y la empatía, e incluso un entrenamiento de corto plazo en el amor-bondadoso y la compasión puede afectar la función cerebral y promover el comportamiento altruista. La inclusión de los relatos de la primera persona de la experiencia de la compasión sería una suma invaluable para su estudio científico. Esperamos futuros estudios en altruismo y compasión que combinen hábilmente los métodos científicos y contemplativos.-