TibetanReview
30 de diciembre de 2014
China ha buscado mejorar lo que se dijo fue una corriente negativa por mucho tiempo en el extranjero, sobre su historial en el Tíbet, no dando los pasos necesarios para mejorar la situación allí, sino a través de una multiplicidad de ejercicios en relaciones públicas, incluyendo enviar delegaciones en costosos viajes para dar charlas, según indicó una crónica de su diario oficial Global Times, del 28 de diciembre. Sin embargo, la campaña ha sido un fracaso, admitió la crónica, pero llamó a más de tales esfuerzos.
Durante las pasadas semanas China envió legisladores, expertos y representantes tibetanos al extranjero para compartir sus opiniones sobre su patria, además de exhibir filmes documentales y representar actividades culturales en un intento por revertir esta tendencia y ganar más partidarios, dijo la crónica escrita por Huang Jinging.
Se indicó que muchas críticas sobre las políticas de China en el Tíbet, habían venido de los parlamentarios y congresistas de los países occidentales, señalando que hay más de 20 parlamentos en los países occidentales donde “Grupos sobre la cuestión de Tíbet” habían sido establecidos para asistir a las fuerzas de la “independencia del Tíbet” para agrandar su influencia internacional. Para contrarrestar eso, China ha enviado nueve delegaciones de legisladores tibetanos en viajes al extranjero desde 2009, luego de “los fatales disturbios del 14 de marzo en Lhasa los que cobraron 19 vidas e hirieron a cientos de civiles y policías”.
La crónica señaló que la última delegación de la Región Autónoma del Tíbet, que incluyó a dos diputados del Congreso Popular Nacional de China (NPC, por sus siglas en inglés) incluyó una visita de 18 días a cinco ciudades de Canadá y Estados Unidos, el 7 de diciembre. Se citó a Tenzin Lhundrup, vicesecretario general del gobierno tibetano y miembro de la delegación que retornó recientemente del viaje a Norte América, diciendo que los parlamentos donde hay “Grupos sobre la cuestión del Tíbet”, “fueron los objetivos clave, así como las barreras para nuestros esfuerzos de comunicación”.
Otros países visitados por las delegaciones en viajes previos incluyeron Nueva Zelanda, Australia, Bélgica, Italia, el Parlamento europeo, Francia, España, Polonia y Letonia.
China ve la opinión negativa de Occidente sobre la situación en el Tíbet como un fracaso o una falla en sus esfuerzos de propaganda, más que en cualquier error en sus políticas y acciones. La crónica citó a Wang Pijun, anterior vice director de la Sección del Tíbet de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, y actualmente director del centro de información del Departamento de Trabajo del Frente Unido del Comité Central del Partido Comunista Chino, diciendo que el Tíbet había sido durante mucho tiempo descripto por una prensa occidental “ignorante” como una región gobernada por los chinos, que lucran con sus recursos y dañan su cultura y su medioambiente.
“Lo que necesitamos hacer es salir y contarle al mundo sobre el Tíbet, para así aumentar la comprensión y disminuir la confusión”, le dijo Wang a la Televisión Central de China en 2009.
Sin embargo, las quejas de los medios occidentales no han sido sobre que China no cuenta lo suficiente sobre el Tíbet, sino que les prohíbe visitar el Tíbet para ver por sí mismos la situación verdadera.
La crónica fue bastante franca al citar “observadores” diciendo que las campañas de relaciones públicas, aunque importantes, habían tenido efecto limitado. “No he visto informes en los medios de Canadá sobre la reciente visita de la delegación a su país”, dijo Han Jiangxue (pseudónimo) un periodista chino que ha vivido en Canadá por más de cuatro años.
Por otro lado, la crónica dijo que mientras los legisladores chinos estaban terminando su reciente viaje, el Dalai Lama salía de Dharamsala, India hacia la capital italiana para asistir a la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, la que recibió mucho más cobertura internacional que el viaje de los legisladores.
También se agregó por parte de Han que la campaña que incluyó el envío de delegaciones de legisladores tibetanos había fracasado en lograr cambios, “desde el gobierno a los medios, los informes sobre el Tíbet son todos negativos”.
Otro tipo de campañas llevadas a cabo para mejorar la imagen de China en el Tíbet incluyeron realizar una Semana de Cultura Tibetana, conjuntamente organizada por la SCIO, el gobierno de la Región Autónoma Tibetana y las embajadas chinas locales, en más de 12 países y regiones desde el 2001.
También han sido enviados tibetólogos en viajes organizados por el gobierno al extranjero desde 2001, cubriendo más de 25 países, entre ellos Estados Unidos, Tailandia, Japón, Australia, Sudáfrica, Alemania, Brasil y Suecia.
Mientras los participantes de los viajes han afirmado el éxito de sus esfuerzos, Han Jiangxue ha dicho que el gobierno debería evaluar la necesidad de costosos viajes al exterior, si ellos no muestran resultados.
Guo Kefan, un investigador de la Academia Tibetana de Ciencias Sociales, ha sugerido que los funcionarios del gobierno deberían ser más confiables y moderar las restricciones sobre los turistas extranjeros que buscan entrar al Tíbet.
La crónica citó a Robert Barnett, Director del Instituto de Estudios Modernos Tibetanos de la Universidad de Columbia, diciendo que él recibía con beneplácito las visitas de tibetanos a Estados Unidos pero esperaba que los intercambios pudieran ser en los dos sentidos. “A mí no se me ha permitido entrar a China desde 2007. Nunca se me ha dado una razón para eso. Estoy seguro de que esto es el resultado de una decisión política, no por ninguna preocupación por la seguridad”.
Por otro lado, se citó a Tenzin Lhundrup diciendo “el Tíbet está abierto. Nosotros hemos estado dándole la bienvenida al Tíbet a turistas y periodistas extranjeros”. Esto lamentablemente no es verdad. Ha habido un reclamo de larga data del club de los corresponsales extranjeros de China, de que el Tíbet continúa cerrado a los periodistas extranjeros que buscan visitarlo.-