Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia
12 de noviembre de 2014
El Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia (TCHRD, por sus siglas en inglés) ha obtenido recientemente un libro escrito por Ladhen, un activista y escritor tibetano que vive dentro del Tíbet. Su último libro, titulado “Resistencia a través de la Cooperación con la Ley” (tib.: Tungol Trimlug) es el segundo publicado por Ladhen, y ahora está siendo traducido al inglés por el TCHRD.
El TCHRD presenta un extracto de dicho libro. Lhaden escribe bajo el pseudónimo de Di Ladhen. En este libro Di Lhaden escribe sobre su motivación para escribir el libro, y expresa su creencia en la lucha no violenta del Tíbet, que tiene el potencial de conseguir una reconciliación y una paz genuina entre el pueblo tibetano y el gobierno chino. Di Ladhen le pide a China reconocer los reclamos legítimos y las aspiraciones del pueblo tibetano, los que él cree que son acordes a las leyes y a la Constitución de la RPC, en lugar de enfrentarlo violentamente. Él cree que la lucha no violenta está inspirada en las enseñanzas de Su Santidad el Dalai Lama, Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr.
Este libro representa una de las muchas voces de los millones de tibetanos de dentro del Tíbet que viven en un sistema que castiga a los activistas de derechos humanos como criminales y niega los derechos humanos básicos y las libertades consagradas en la ley doméstica china y las leyes internacionales de derechos humanos. Leído en el contexto de la retórica reciente de China sobre el estado de derecho, el libro de Ladhen presenta un desafío formidable a las afirmaciones chinas de respetar, proteger y satisfacer los derechos humanos según el “estado de derecho”.
La versión en idioma tibetano de este libro se publicará el 10 de diciembre de 2014, observado a nivel mundial como el día internacional de los derechos humanos.
El primer libro de Di Ladhen titulado Tsesok Le Trun Pe Kecha (Palabras Pronunciadas con Riesgo de Vida) fue publicado por el TCHRD en marzo de 2011. El libro fue lanzado en el tercer aniversario del Levantamiento Masivo de 2008 en el Tíbet y la 16ªSesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra. A Ladhen le llevó más de 3 años terminarlo y en él escribió “poniendo mi vida en riesgo, ofrezco este libro como un llamado y una voz de los oprimidos”.
Ladhen nació en 1980, en la aldea de Dida del condado de Pema, en la Prefectura Autónoma Tibetana de Golog, provincia de Qinghai. A los 11 años fue admitido en el monasterio local y cuatro años más tarde ingresó al Instituto Budista Serthar en el condado de Serta, en Kardze. A los 28 años, fue a estudiar al monasterio de Sera, en Lhasa, pero retornó a su lugar nativo poco después. Desde los 22 ha demostrado una gran afición por escribir y ha ganado muchos premios. A partir de 2008, ha visitado varios lugares del Tíbet para experimentar y registrar observaciones para sus libros.
Desde 2008 también, más de cien escritores tibetanos, blogueros y figuras culturales han sido hostigados, golpeados y arrestados por los contenidos de sus libros, por parte de las autoridades chinas del Tíbet. Ha habido una escalada en el ataque a la libertad de expresión e información en el Tíbet desde el levantamiento masivo. Las autoridades del Estado están usando el conflicto en el Tíbet como una justificación para seguir sofocando los derechos al libre discurso en el Tíbet. Rutinariamente las autoridades explotan las vagas disposiciones legales domésticas para penalizar las expresiones pacíficas de los intelectuales tibetanos, como “políticamente peligrosas”.
A continuación, un pasaje del libro de Ladhen.
Un Hombre Común
Soy un hombre común y un devoto budista de la Tierra de las Nieves. Creo en la paz, la no violencia, el karma y el Camino del Medio. No tengo resentimientos contra otras nacionalidades. No tengo ningún deseo de destruir al gobierno chino o al pueblo chino. No creo que ningún tibetano lleve tal deseo. Nuestra meta es establecer la igualdad y la coexistencia pacífica entre las nacionalidades china y tibetana. Nuestra meta no es buscar revancha. Como dije antes, lo que pedimos son iguales derechos y libertad. Esta es la base de nuestro movimiento no violento.
La continua violación china de los derechos y libertades del pueblo tibetano nos ha llevado al límite. El fracaso del gobierno chino respecto a los términos del Acuerdo de los 17 Puntos, que garantizaba la autonomía tibetana, causó el levantamiento nacional tibetano de 1959. El fracaso chino en negociar honestamente con el Dalai Lama, a pesar de su renuncia a la independencia tibetana en favor del Enfoque del Camino del Medio en 1979, causó las protestas tibetanas por independencia de 1987. De modo similar, el rechazo al Memorando para una Autonomía Genuina del Pueblo Tibetano de 2008 entregado por la dirigencia tibetana en el exilio, es responsable de las trágicas protestas en curso, por medio de autoinmolaciones.
Si tales violaciones continúan, podríamos ver una división permanente entre el gobierno y el pueblo. Nos enfrentamos al grave peligro de un conflicto violento duradero, convirtiendo al país en una zona de guerra. En orden de evitar tal calamidad, he escrito este texto “Resistencia A Través de la Cooperación con la Ley”. Mi objetivo, como he dicho al principio, es hacer realidad una igualdad y una armonía genuinas para asegurar los derechos y libertades del pueblo tibetano. Rezo a las inmortales Kunchok Sum (“Tres Joyas” de la trinidad budista) para que este esfuerzo abra los ojos del gobierno chino a las justas leyes del karma, para que los derechos humanos y los destinos de las varias nacionalidades del país, cambien para mejorar.
Creo que estableceríamos una base firme para la soberanía si aseguráramos la integridad del budismo tibetano. Necesitamos recuperar nuestra patria si queremos mantener la cultura y el idioma tibetanos. Si fallamos en establecer una base firme para la soberanía, nuestra preciada religión, idioma, literatura y tradición terminarán como la proverbial “lámpara de mantequilla en el viento”. La base de la libertad es establecer un fuerte sentido de nacionalidad. Mucha gente está confundida sobre lo que constituye el alma de una nación. Parece que ellos no saben lo que se necesita para estar seguros primero y ante todo. Si tal actitud continua entonces la gran tragedia caerá sobre las cabezas de las próximas generaciones de tibetanos. Nuestro idioma y nuestra religión sufrirán más allá de la regeneración. Es de sentido común que el idioma, la religión y la economía son indispensables para una nación. Pero nosotros debemos darnos cuenta que no deberíamos contentarnos solo con ello.
El Estado chino ha perfeccionado el arte de la mentira y el engaño. Estas mentiras y engaños son propagadas a través de los medios oficiales, como cuando la TV del Estado acusó a personas inocentes como criminales.
Algunos lectores pueden sorprenderse por el título que he escogido para este trabajo. Déjenme explicarles porqué lo he elegido. Generalmente, la resistencia no violenta es conducida por lo que a menudo se refiere como actos de “desobediencia civil”. Sin embargo, en lugar de “desobediencia”, elegí la palabra “cooperación”, principalmente por dos razones:
* Primero: la palabra “cooperación” es para reafirmar que todas nuestras acciones son conducidas de acuerdo con la ley. En otras palabras, la palabra “cooperación” significa refutar la denuncia del gobierno chino de que la actividad tibetana siempre es ilegal.
* Segundo, porque por el resentimiento que muchos tibetanos sienten debido a la injusticia, se ha creado una impresión incorrecta de que nosotros podemos irrespetar las disposiciones constitucionales. Esto no es verdad. Tanto el fin como los medios de nuestra lucha son legítimos, y nosotros estamos siguiendo la no violencia. La palabra “cooperación” significa enfatizar este punto significativo.
Por supuesto que los actos de desobediencia civil son modos legítimos de lucha, para resistir la barbarie y la violencia. Ellos no son ilegales en absoluto. Lo sabemos bien de ejemplos de la lucha no violenta por la libertad establecida por gigantes como Mahatma Gandhi y el Dr.Martin Luther King Jr.