South China Morning Post
Peter Simpson en London
29 Marzo 2013
El ex funcionario Robert Ford recibió una paga de 65 libras en su 90º cumpleaños
La paciencia es una virtud que finalmente ha dado sus frutos para Robert Ford.
El ciudadano británico de 90 años ha recibido finalmente un pago retroactivo por su trabajo en la instalación de una red de radio en Tíbet, pero solo después de esperar más de medio siglo.
El ex funcionario era el único occidental que trabajaba para el gobierno tibetano cuando China invadió la nación de los Himalayas en 1950.
Pero el día de pago fue postergado porque fue capturado por la avanzada de las tropas del Ejército Popular de Liberación, mientras él intentaba un escape audaz a caballo a través de las congeladas mesetas.

El gobierno tibetano en el exilio, que tiene base en la India, le entregó a Ford su último salario, un billete de 100 tam srang valor 65 libras, en una ceremonia en Londres, el miércoles, día de su 90º cumpleaños.
“Escuchamos que Robert cumplía 90, entonces pensamos que era mejor pagarle lo que le debíamos. Nos disculpamos de que haya tomado tanto tiempo darle su último salario, pero ha habido circunstancias atenuantes” dijo el representante tibetano en Inglaterra, Thupten Samdup.
El último salario de Ford correspondía a octubre de 1950. Pero, junto con sus jefes tibetanos, fue arrojado a la cárcel y puesto en solitario confinamiento por los chinos. Amenazado con la ejecución por ser un espía, fue objeto de “sesiones de lucha” diarias, en un esfuerzo por convertirlo en un simpatizante comunista.
“Fui a trabajar el día de la invasión y me dijeron que mis jefes habían huido. Tomé mi caballo y me encontré con mis superiores dos días más tarde, pero fuimos capturados” dijo Ford, quien se trasladó al Tíbet para ayudar a instalar una red de radio en el país, después de servir en la Royal Air Force, durante la Segunda Guerra Mundial.
Como informaron los periódicos británicos en ese tiempo, Ford, de Londres, fue el primer extranjero al que se le dio un rango oficial en el país y fue apodado el “Británico más Solitario del Mundo” por su remota asignación.
Él pasó cuatro años en la cárcel antes de que los chinos le permitieran escribir una carta a su madre diciendo que estaba vivo. En 1954, fue sentenciado a 10 años por espionaje, pero luego fue liberado en 1955 y expulsado.
Fue escoltado hasta la frontera con Hong Kong y entregado al gobierno colonial.
En su retorno a Inglaterra, Ford escribió sobre sus experiencias en un diario y los artículos se convirtieron en un éxito editorial internacional, Captured in Tibet.
“Yo había bromeado recientemente, recordándole a los tibetanos que no me habían pagado y que era mejor que se apuraran. Es un honor recibir esto de los tibetanos. Fue un tiempo muy especial, aunque a veces difícil, de mi vida” dijo Ford.
Él hizo campaña por la independencia tibetana cuando retornó a Gran Bretaña. “Yo no querría volver. Me enteré que cambió dramáticamente. Tristemente, no mantengo mucho optimismo por el pueblo tibetano en Tíbet” dijo.
Los tibetanos están buscando mayor autonomía. Unos 110 tibetanos se han prendido fuego en protesta contra el gobierno de Beijing, desde 2009. El caso más reciente fue el de una madre de cuatro niños que se autoinmoló en protesta, el lunes.-