Por AP / Gillian Wong 18 de enero, 2013
(BEIJING) – Las autoridades chinas están respondiendo aún más drásticamente ante la intensa ola de auto inmolaciones de tibetanos, como protesta contra el Gobierno chino; con medidas tales como – la penalización de los suicidios, arrestando a los amigos de los manifestantes e incluso con la confiscación de miles de antenas parabólicas de televisión por satélite.
Las duras medidas proporcionan una indicación temprana de que los nuevos dirigentes del país no se frenaran con el Tíbet, a pesar de las arduas protestas y de la condena internacional.
Durante meses, los tibetanos por todo el oeste de China se rociaron con gasolina y se prendieron fuego, las autoridades respondieron con el envío de fuerzas de seguridad para acordonar zonas y evitar que la información saliera, pero esos esfuerzos no detuvieron o frenaron las protestas. Las auto-inmolaciones incluso se aceleraron en noviembre, cuando el gobernante Partido Comunista de China celebró una transición fundamental de liderazgo.
Entonces, el gobierno pasó a la ofensiva en diciembre, anunciando a través de un periódico de propiedad estatal que las auto-inmolaciones eran obra de fuerzas hostiles extranjeras deseosas de separar al Tíbet de China continental, y que aquellos que ayudaran a otros a auto-inmolarse que eran susceptibles de ser procesados por asesinato. Por lo que los arrestos llegaron rápidamente.
“El Tíbet está presente en los noticieros mundiales nocturnos debido a las auto-inmolaciones y existe esta ansiedad para ponerlas bajo control”, dijo Michael Davis, un profesor de derecho y experto en el Tíbet de la Universidad de Hong Kong. Davis dijo que ya esperaba que el gobierno siga adoptando un enfoque represivo y conservador. “La nueva dirección estará particularmente preocupada para que alguno de estos problemas no le estalle en la cara.”
Cerca de 100 monjes tibetanos, monjas y laicos se han prendido fuego desde 2009, pidiendo a Beijing que permita una mayor libertad religiosa y el regreso del exilio del líder espiritual tibetano, el Dalai Lama.
“Creo que las auto-inmolaciones y todo esto sugiere que no se están ganando los corazones y las mentes del pueblo tibetano y de hecho mientras más represivos sean, más resistencia se van a encontrar, por lo que es una especie de círculo vicioso”, dijo Davis .
Esta semana, la policía de la provincia de Gansu al oeste de China anunció el arresto de siete personas acusadas de ayudar a un campesino tibetano a auto-inmolarse en octubre y dijo que las investigaciones mostraron que dos de los hombres eran miembros del Congreso de la Juventud Tibetana establecido en el extranjero, quienes dijeron que habían “planeado” la protesta.
Tenzin Norsang, Secretario Adjunto de la en la Liga de la Juventud Tibetana, con sede en Dharmsala, India; dijo por teléfono que las autoridades chinas estaban haciendo “acusaciones sin fundamento” sobre su grupo y que las dos personas mencionadas en el informe de Xinhua no eran miembros de esta organización.
Fue sólo el último ejemplo de las medidas más duras que se utilizan en un esfuerzo por detener los disturbios. El mes pasado, las autoridades de la provincia de Qinghai anunciaron que habían detenido a “importantes” sospechosos presuntamente implicados en cinco auto-inmolaciones, mientras que la policía de un condado en la provincia de Sichuan, dijo que un monje y su sobrino fueron detenidos por razones similares.
Los gobiernos locales también están tratando de limpiar el área, de la información que considere hostil.
Las autoridades de Qinghai dijeron el lunes, que había llevado a cabo una limpieza de los hogares en el agitado condado de Tongren y que decomisaron y destruyeron más de 1,800 antenas parabólicas ilegales de televisión por satélite. Los periódicos locales han hecho comentarios condenando el Dalai Lama y denunciando lo que describen como la “masacre de la vida.” La cadena estatal CCTV ha emitido documentales sobre el mismo tema y una serie dramática- histórica sobre la vida de un siervo tibetano convertido en un patriota chino.
A principios de este mes, el líder chino Yu Zhengsheng visitó una prefectura en Sichuan, en el centro de las auto-inmolaciones, instando al clero budista a ser patriota y a denunciar al Dalai Lama. Yu está nombrado para ocupar el cargo de jefe del más importante órgano parlamentario consultivo del país, un papel que le pone a cargo de las cuestiones de las minorías.
Aunque Yu es considerado un liberal en materia económica, no ha tenido ninguna experiencia anterior con el Tíbet y no tiene ningún incentivo para cambiar las políticas del gobierno en el Tíbet, que es una región de importancia estratégica, ya que limita con India, dijo Willy Lam, un experto en política China, de la Universidad China de Hong Kong. Lam dijo que los líderes chinos esperaban que la causa tibetana se disipe una vez que el anciano Dalai Lama muera.
“No hay justificación racional para que la dirección del partido cambie a una política más liberal”, dijo Lam. “Creo que los chinos creen que el tiempo estará de su lado… después de la muerte del Dalai Lama, ya que no va a haber un líder espiritual tan poderoso solicitando el apoyo internacional”.
Wang Lixiong, un erudito y activista por los derechos de las minorías, dijo que aún era pronto para los nuevos líderes, que habitualmente no hacen cambios drásticos de política, en un período de transición. Wang agregó que esperaba que toda cambio de política que podrían promulgar sería menor, y que las demandas tibetanas de mayor autonomía no se cumplirían – lo que conduciría a una frustración cada vez mayor.
“También existe la posibilidad de que los nuevos líderes incrementarán la represión”, dijo Wang. “El estilo de gobierno actual de China es utilizar todos los medios posibles para bloquear cualquier canal que se use para expresar diferentes puntos de vista, por lo que a primera vista todo parece ser paz y tranquilidad en esta sociedad… pero esta armonía es totalmente falsa”.
“Es como una caldera en llamas con sus respiraderos bloqueados. La presión interna está aumentando constantemente, el fin último será explosivo,” dijo Wang.
Traducido al español por Lorena Wong.