Associated Press | Por Christopher Bodeen
28 de noviembre de 2012
BEIJING (AP) —Dos docenas de tibetanos se han prendido fuego en el oeste de China este mes, en una dramática aceleración de las protestas contra el gobierno autoritario chino, dice un grupo activista.
La oleada de autoinmolaciones, junto con un aumento en las grandes manifestaciones, marca una nueva fase en las protestas tibetanas.
Al menos 86 personas se han prendido fuego desde que comenzaran las inmolaciones en 2009. En un cambio de los últimos meses, la mayoría de los autoinmolados son laicos –algunos de ellos actuando juntos- en lugar de monjes y monjas budistas que viven en monasterios estrechamente monitoreados y que así, pueden ser vigilados más de cerca por las autoridades.
Los manifestantes han buscado también evitar ataques directos contra las autoridades y propiedades del gobierno, actos que en el pasado fueron usados para etiquetarlos como disturbios o terrorismo, proporcionando una excusa para una mayor opresión. A pesar del enfoque alterado, los observadores ven poca posibilidad de que Beijing cambie sus políticas represivas a corto plazo.
“Creo que el problema solo aumentará con el tiempo. El gobierno no muestra ninguna inclinación a responder positivamente a las recomendaciones sobre reformas desde el exterior o de los tibetanos”, dice Michael Davis, un profesor de derecho y experto en Tíbet de la Universidad de Hong Kong”.
En la última inmolación, Kalsang Kyab de 24 años, se roció con kerosene y se prendió fuego frente a las oficinas del gobierno local, en Kyangtsa, en la prefectura de Aba, un foco del conflicto, según Free Tibet de Londres y otros grupos.
Un oficial de Aba dijo el miércoles que él era consciente de las inmolaciones pero rechazó dar detalles antes de colgar.
El lunes, cerca de mil estudiantes del Instituto Médico de Tsolho, ensayaron una audaz protesta a unos 900 kilómetros al norte de la prefectura de Hainan, en la provincia de Qinghai. La policía antidisturbios disparó al aire y arrojó gases lacrimógenos y golpeó a los estudiantes con las culatas de los rifles, enviando a 20 estudiantes al hospital, algunos con serias heridas, informó Free Tibet. Cuatro estudiantes fueron detenidos el martes, según Radio Free Asia, financiada por los Estados Unidos.
Las regiones tibetanas han sido cerradas a la mayoría de los extranjeros, y es muy difícil obtener información de primera mano del área. Las autoridades no han comentado sobre la protesta. Las llamadas a la escuela médica no han sido respondidas el miércoles.
Lo que llevó a los estudiantes a protestar fue un folleto distribuido por las autoridades que se burlaba del idioma tibetano por irrelevante, atacaba al líder tibetano exilado, el Dalai Lama, y condenaba las protestas por inmolación de los tibetanos como “actos de estupidez”.
El folleto es el último en una serie de medidas percibidas como intrusivas y de desprecio de parte de las autoridades chinas que han dejado a los tibetanos el sentimiento de que la cultura, el idioma y la religión budista que son el núcleo de su identidad están bajo amenaza. Los sentimientos también han conducido a las inmolaciones.
La combinación de las inmolaciones y las protestas en gran escala están planteando un nuevo desafío a las fuerzas de seguridad, las que se han estacionado en las áreas tibetanas, en los últimos años.
El aumento de las autoinmolaciones representa la conciencia del impacto que ellas están teniendo entre la comunidad tibetana e internacionalmente, dijo Robbie Barnett, un experto en Tíbet de la Universidad de Columbia en Nueva York. Esto podría inspirar nuevas protestas, aumentando el número de tibetanos dispuestos a entregar sus vidas por la comunidad, dijo.
La mayoría de los autoinmolados se ha rociado con gasolina y prendido fuego después de gritar consignas llamando a la independencia tibetana y bendiciendo al Dalai Lama, quien huyó a India en 1959, mientras las tropas chinas –una década después de que ocuparon la región- estaban aplastando un levantamiento contra el gobierno.
Aunque las protestas han estallado periódicamente a través de las décadas, las tensiones se desencadenaron en 2008, cuando enormes disturbios estallaron en la capital, Lhasa, y se extendieron a través de grandes extensiones de áreas étnicamente tibetanas. Desde entonces, la seguridad –ya muy estrecha- ha sido asfixiante.
Las inmolaciones han galvanizado a muchos tibetanos, quienes las ven como actos de sacrificio, hacienda duro para las autoridades denunciar a los inmolados. De modo similar, las protestas de estudiantes son duras de demonizar desde que ellas son tradicionalmente no-violentas y se centran en temas tales como los derechos lingüísticos que están garantizados bajo la Constitución china.
Mientras las autoridades locales han reprimido duramente luego de las autoinmolaciones y otras protestas, las autoridades de Beijing han dicho relativamente poco sobre el tema, más que la rutinaria denuncia contra el Dalai Lama y sus seguidores. Eso indica que existe incertidumbre en cómo responder de una forma que reforzaría su autoridad e impediría que los actos de desafío aumenten hasta convertirse en un movimiento de protesta con todas las letras., dijo Barnett.
“Esto sugiere que los tibetanos han encontrado una manera de al menos, meterse bajo la piel de las autoridades” dijo.-