Por Martin Patience
BBC News, Beijing
24 de noviembre de 2012
Mientras los nuevos líderes de China se preparaban para tomar las riendas del poder a principios de este mes en Beijing, un evento impactante se desarrollaba a 2000 kms de distancia.
En la región montañosa del oeste de Sichuan, en la meseta tibetana, tres monjes adolescentes tibetanos se prendieron fuego en la víspera del congreso del Partido Comunista.
Según el grupo activista con base en Londres, Free Tibet, los monjes pidieron por libertad para el Tíbet y el retorno del exilado líder espiritual tibetano, el Dalai Lama. El monje más joven, de 15 años, murió a causa de sus heridas.
Desde 2011, más de 70 tibetanos se han prendido fuego.
Pero durante el 18º Congreso del Partido –que aprobó el cambio de dirigencia en China de una vez por década- ninguno de los máximos líderes del país habló sobre las protestas.
“Las autoridades chinas parecen estar quitándole importancia a este tema, especialmente en lo doméstico” dice Robert Barnett, el director del programa de Modernos Estudios de Tíbet de la Universidad de Columbia en New York.
“Esto representa una crisis en la política de China en Tíbet, y ellos deben ser reacios a que se convierta en evidente”.
“DESESPERACIÓN”
Los líderes de China y los seis millones de tibetanos que gobiernan han tenido una tensa relación en las décadas recientes.
En la década de 1950, Beijing reafirmó el control en Tíbet. Previamente, los tibetanos se habían gobernado a sí mismos. Fue durante este período que el Dalai Lama huyó al exilio a la India.
En 2008, hubo violentas protestas en la ciudad de Lhasa las que se extendieron rápidamente a toda la región. Ellas fueron aplastadas por las autoridades chinas.
Pero el año pasado, los problemas estallaron una vez más cuando tibetanos –en su mayoría monjes y monjas- comenzaron a prenderse fuego en protesta contra lo que ellos ven como una represión política y religiosa. Esto se ha convertido ahora en una tendencia perturbadora.
Muchas de las autoinmolaciones han tenido lugar en el oeste de Sichuan, un área montañosa con una gran población tibetana, la que hasta hace pocos años atrás había estado relativamente tranquila. Ha habido también protestas en gran escala.
China ha llevado a cabo una operación de seguridad extensiva en la región y ha impedido en gran medida que los periodistas extranjeros accedan a las áreas afectadas. No ha habido casi cobertura de los eventos en la prensa estatal china.
Pero la blogger tibetana, Tsering Woeser, rastrea Internet por información.
Ella es rutinariamente hostigada por las autoridades chinas y le dijo a la BBC que le fue dicho que dejara Beijing en agosto, antes del Congreso del Partido Comunista. Ella está actualmente en Lhasa.
Woeser le dijo a la BBC que estaba creciendo la desesperación entre los tibetanos y que por eso había muchos preparados para prenderse fuego. Dijo que las medidas de seguridad aplicadas por las autoridades chinas estaban empeorando la situación.
A principios de este mes, la máxima funcionaria de las Naciones Unidas en Derechos Humanos, Navi Pillay, dijo que estaba perturbada por los informes de detenciones, desapariciones y el excesivo uso de la fuerza contra los manifestantes pacíficos.
Beijing denunció la declaración, diciendo que no toleraría la interferencia en sus asuntos internos.
Durante el congreso del partido, Qiangba Puncog, presidente de la legislatura de la Región Autónoma del Tíbet, al expresar compasión por aquellos que se prendieron fuego, denunció al Dalai Lama.
“Ellos son víctimas políticas” dijo. “El grupo del Dalai Lama está usando a estas personas. Ellos no se interesan por los avances que hicimos en los niveles de vida, mejorando las instalaciones y haciendo a más gente feliz y contenta”.
“GRAN CORAJE”
China hace énfasis en el desarrollo de las áreas tibetanas, diciendo que su gobierno ha traído un enorme beneficio económico a lo que era una sociedad pobre y feudal.
Sin embargo, las autoridades parecen ser incapaces de terminar las protestas. La cuestión es si ahora habrá un cambio en la dirección bajo el liderazgo de Xi Jinping.
El padre de Xi Jinping, Xi Zhongxun, fue un ex alto líder bien conocido por seguir un enfoque más conciliatorio hacia los tibetanos.
En una entrevista reciente con la BBC, el Dalai Lama dijo que ellos estuvieron en “buenos términos” y que él le había dado un reloj a Xi Zhongxun. Dijo que era demasiado pronto para decir si su hijo cambiaría la política.
Pero incluso si Xi Jinping quisiera cambiar la dirección él tendría que hacer frente a la vasta seguridad y al aparato del gobierno que ha estado dirigido a tratar el tema del Tíbet, dice Bi Yantao, un profesor de la Universidad de Hainan.
El profesor Bi dice que es claro que el gobierno tibetano en el exilio está usando a la prensa occidental para presionar a Beijing.
Pero él cree que ambos lados necesitan mostrar más flexibilidad, describiendo la actual situación como un “punto muerto”.
Robert Barnett dice que hay indicios de que Xi Jinping ha establecido un equipo interno para revisar la política en Tíbet y cree que la posibilidad de un cambio en la política no puede ser descartada.
“Tomará un gran coraje, Xi Jinping tendrá que superar una pesada resistencia interna” dice. “Cualquier cambio podrá parecer pequeño desde la perspectiva de un extranjero”.
“Pero en la actual situación, incluso un leve cambio tendría un efecto significativo, entre al menos algunas de las comunidades tibetanas en Tíbet”.-