RFA
Por Tsering Woeser
16 de Octubre de 2012
La abierta poeta tibetana describe la experiencia de entrar en la ciudad capital de la región
El tren Qinghai-Tíbet está lleno de turistas de todas partes de China en su camino a Tíbet, cantando canciones de varios años, entre otras “En el tren a Lhasa”. Un guarda del tren de Hubei me pregunta ansiosamente: “¿Cuál es la situación de la seguridad en Lhasa?” “Muy segura para usted (chino Han)” le digo enfatizando deliberadamente el “usted”. Algunos jóvenes con acento de Beijing se sientan cerca y me preguntan acerca de ello. “Hay ejército, y oficiales de policía y de particular alineados en las calles” les digo.
El guarda del tren es bastante listo y pregunta: “¿Se sienten los tibetanos muy oprimidos? Otro joven interviene: “¿Tiene esto algo que ver con esos tibetanos que se han autoinmolado?”
Por lo tanto, algunas personas saben sobre las autoinmolaciones de tibetanos, a pesar del silencio ensordecedor del Partido sobre el tema. Órganos del Partido a todo nivel impiden a la gente hablar abiertamente sobre eso.
Los miro como si ellos fueran seres extraños de otra tierra: “Estos no son incidentes aislados” digo. “Más de 50 tibetanos se han autoinmolado, en toda la región tibetana, incluso alguno en el exilio”.
Alguien continua con una pregunta: “¿Por qué ellos quieren prenderse fuego?” Pero otros ya están alejándose, volviendo sus cabezas para mirar el paisaje.
Soy muy consciente de la barrera del lenguaje, a pesar de que todos hablamos chino. Pienso que la autoinmolación casi no es una tragedia extraña en estos días, pero que mientras una cultura podría entender porqué una persona se autoinmola en su propio nombre, no puede ver porqué alguien lo haría en nombre de un grupo étnico. Pero quiero decir un poco más sobre eso, y contarles sobre las últimas palabras pronunciadas por algunos tibetanos que se han autoinmolado.
Quizá algunas personas no querrán escuchar nada más. Ir al Tíbet de vacaciones es el sueño de muchos chinos, y quizá… ellos solo quieren estar bien y usar los 10 días de vacaciones que han guardado cuidadosamente. Ellos están más que nada preocupados por ver el paisaje, y los “lugares turísticos tibetanos” elegidos previamente por su agencia de viajes. A ellos no les importan los residentes locales que no tienen nada que ver con las atracciones turísticas, como los tibetanos que se prenden fuego.
Desembarcando
La iluminación de Buda nos enseña que todos los seres vivientes son iguales. Pero en realidad, hay un mundo de diferencias; particularmente entre diferentes grupos étnicos. Cuando nuestro tren, lleno de muchos seres vivientes, arriba a la estación de Lhasa, la mayoría de los pasajeros no tibetanos se mueven con ligereza, muy excitados de ir a distintas partes de Lhasa, y parecen muy contentos, incluso aquellos que son inmediatamente atacados por el mal de altura.
Alrededor de la docena de pasajeros tibetanos, por el contrario, son detenidos por la policía armada y sus tarjetas de identidad chequeadas con un dispositivo similar a los usados para pasar las tarjetas de crédito. Cuando entrego mi tarjeta, soy detenida con las palabras, “Woeser ¡quédese detrás!”
¿Qué pueden hacer los tibetanos que son detenidos así? Somos todos llevados a la estación de policía cerca de la estación de tren. No puedo evitar pensar en todos los tibetanos de Lhasa que fueron enviados a “clases de estudio” para un lavado de cerebro después que viajaron a India a comienzos de año para asistir a una iniciación dirigida por el Dalai Lama. ¿Estaban ellos tan nerviosos como estoy yo cuando fueron llevados desde sus hogares por la policía o cuando fueron interceptados en su camino a casa?
Dos jóvenes tibetanas de la parte sur de la provincia de Qinghai serán enviadas a casa al día siguiente, porque ellas no tienen un “permiso para entrar a Tíbet”. La policía que trata a las tibetanas presta escasa atención a sus peticiones, diciéndoles repetidamente que “el permiso para entrar a Tíbet” debe ser emitido por departamentos de policía a nivel del condado o superiores. Lo realmente gracioso es que una de las jóvenes mujeres, que parece un poco china, le dice a la policía que ella es realmente una tibetana falsa, lo que los sorprende, y le preguntan por qué. Ella dice que cambió su nacionalidad de Han a tibetana para tomar ventaja de la discriminación positiva ofrecida a las minorías étnicas en el proceso de admisión de la universidad. “Esto es ahora una gran molestia para mí” dice, admitiendo que se arrepiente profundamente por eso.
Aquellos tibetanos que sí tienen un “permiso para entrar al Tíbet” tienen sus tarjetas de identidad fotocopiadas y se les pide que indiquen el domicilio donde se estarán quedando en Lhasa, la razón de su viaje y su identidad, y también que firmen y agreguen sus huellas digitales en tinta color rojo sangre. Yo no tengo “permiso para entrar a Tíbet”, pero como una persona especial requerida de estar fuera de Beijing durante la duración del 18º Congreso del Partido, también les doy mis huellas digitales.
Cuando las dos jóvenes de Qinghai y yo somos finalmente permitidas de dejar la estación de policía y entrar a Lhasa, ellas se dicen una a otra, entre sollozos, “¿quién hubiera pensado que sería tan duro para los tibetanos entrar a Lhasa?”.-
Tsering Woeser es una activista, poeta y blogger tibetana que vive en Beijing.-