Por Alexandra Townsend
10 de Septiembre de 2012
Con una joven generación de tibetanos tomando interés en preservar su idioma y costumbres tradicionales, Facebook se ha convertido en una herramienta útil para que comunidades diseminadas se nucleen y redescubran su identidad cultural
Tsering Lama habla un idioma único en uno de los campos de refugiados de Nepal. Sus padres, ambos nacidos en Tíbet Occidental, huyeron cuando niños durante los primeros días de la ocupación china de 1950. Como muchos tibetanos, cada vez que ellos arribaron a algún nuevo lugar, sus costumbres domésticas se volvieron mucho más porosas, asimilando partes de la cultura que los rodeaba. Con el tiempo incluso su lenguaje evolucionó, dividiéndose en dialectos regionales aislados en pequeñas comunidades separadas y en campos de refugiados.
Cuando se trata del idioma, los cambios son particularmente sutiles; ellos están cerca de ser imposibles de detectar para alguien que no esté familiarizado con el tibetano. Pero estas variaciones no son consideradas “propiamente” tibetanas y hablarlas –particularmente para la generación mayor- puede indicar una posición social más baja. Algunos jóvenes tibetanos tratan de corregir estos dialectos regionales cuando maduran, hablando su tibetano familiar solo entre sus parientes, pero hay un compromiso: ellos están trabajando duro para preservar un solo idioma tibetano estandarizado, pero negando sus propios dialectos regionales, pueden sentir que están haciendo una afrenta a su historia familiar.
“Ha sido un tema secreto de vergüenza para todos nosotros, por muchos años”, dice Lama, una estudiante graduada de la Universidad de Columbia. “Odio hablar a los tibetanos mayores porque siento que ellos me están juzgando”.
El conflicto de Lama es familiar a muchos jóvenes tibetanos. Mientras hay sólidas comunidades tibetanas dentro de unas pocas ciudades en todo el mundo, ellos están cada vez más diseminados internacionalmente. Y con la cultura bajo presión en la patria tibetana, no hay verdaderamente ningún centro para mantenerse juntos. Por eso Lama, y otros tibetanos jóvenes como ella, enfrentan una presión dual para mantener su propio dialecto tibetano familiar y específico, y contribuir a la preservación de la cultura como un todo.
El esfuerzo es un poco más fácil gracias a la creciente ubicuidad de la conexión a Internet y la difusión de los medios sociales. Cada miércoles, Lama inicia y participa en un movimiento llamado Lhakar. Comenzado en 2008, Lhakar significa “miércoles blanco”, es un hábito que anima al pueblo tibetano a recordar y cultivar sus identidades culturales por un día cada semana. Los participantes usan ropa tibetana, hablan su idioma nativo, comen comida tibetana y tratan de comprar en comercios y restaurantes de dueños tibetanos. Aquellos que no tienen comunidades locales volcadas a Facebook, publican en tibetano y discuten los temas culturales en grupos.
Tanto Lama como Laura han puesto su toque personal en el Lhakar. Lama es una de las creadoras de The Lhakar Diaries, un blog y grupo de Facebook que relata la búsqueda de un grupo de jóvenes tibetanos, contando como ellos se comprometieron a participar en Lhakar y registrando sus experiencias. Laura, que es mitad canadiense, comenzó un proyecto de retrato tibetano, compuesto de fotos de tibetanos mezclados con otras razas, en toda América del Norte. Ella dice que el esfuerzo la ayudó a sí misma a tratar sus propias raíces mezcladas y encontrar más gente como ella, la ha acercado más a su lado tibetano. Este verano, viajó a través de India y Nepal, encontrando algunos de los amigos de Facebook con los que ha estado conectada durante los años recientes pero que no había visto nunca en persona.
“Antes de Facebook y las redes sociales, era muy duro conectarse con otros miembros de la comunidad tibetana porque somos una diáspora y estamos en todo el mundo” dice Laura. “Solo siendo capaces de comunicarnos con personas de la diáspora y gente del Tíbet, se está abriendo verdaderamente mucho diálogo (acerca) de lo que significa ser tibetano y cómo preservar esa cultura”.-