Por Eurasia Review | 13 de julio de 2012
Las restricciones sobre las noticias, la prensa y las comunicaciones en Tíbet se han estado intensificando por parte de las autoridades chinas en el período previo al 18º Congreso del Partido, previsto para fines de 2012.
Las medidas parecen ser un esfuerzo para aislar a los tibetanos en China de las noticias que no estén sujetas al monopolio del gobierno nacional sobre la información. Son presentadas oficialmente como un intento de impedir que las opiniones del Dalai Lama y de sus seguidores en el exilio estén al alcance de los tibetanos de dentro de China, particularmente de aquellos que viven en las áreas rurales.
Las nuevas restricciones, descriptas en el diario oficial Renmin Wang en su edición del 31 de mayo de este año, como claves para mantener la estabilidad y la seguridad nacional, se proponen “asegurar la absoluta seguridad del Tíbet en la esfera ideológica y cultural” según el Secretario del Partido en la Región Autónoma del Tíbet (TAR por sus siglas en inglés), Chen Quanguo, en una entrevista del 27 de junio. Las medidas implican controles cada vez más significativos, particularmente en la TAR, en el uso de Internet, los mensajes de texto, la propiedad de teléfonos, compañías de música, y fotocopiado, así como intensificar la propaganda del gobierno a través de nuevos canales de TV, sesiones de educación en las aldeas, exhibición de films, distribución de libros, y la provisión de receptores de televisión satelital con recepción fija de los canales del gobierno. Como resultado, los tibetanos virtualmente no tienen acceso a las noticias independientes, están siendo objeto de educación política intensiva y de propaganda en las aldeas, escuelas y monasterios, y enfrentan cada vez más limitaciones en los viajes a la TAR desde otras provincias.
“Con el pretexto del combate al “separatismo” el gobierno chino está violando descaradamente los derechos de los tibetanos a la libertad de expresión, religión, cultura y movimiento” dijo Sophie Richardson, directora de (Human Rights Watch) de China. “Las autoridades tienen la responsabilidad de mantener el orden público, pero no puede ser usado como una justificación general para todo tipo de medidas para limitar las comunicaciones que las autoridades chinas están imponiendo en el Tíbet”.
Según un artículo online del periódico Xizang Ribao, del 18 de noviembre de 2011, las medidas siguen una instrucción del Secretario del Partido, Chen para “promover la completa cobertura por radio, televisión, publicaciones y redes sociales para… permitir que la voz del Partido y del gobierno cubra la totalidad del vasto territorio” de la TAR y para ejercer estricto control sobre la prensa “para purificar eficazmente el ambiente de opinión pública… y golpear duro a los elementos separatistas que entran a Tíbet para llevar a cabo propaganda reaccionaria”.
En junio de 2012, Chen instó a los funcionarios a “asegurarse que las voces e imágenes del Partido Central pueden ser escuchadas a través de 120 mil kilómetros cuadrados” y de que “ninguna voz ni imagen de las fuerzas enemigas de la camarilla del Dalai, pueden ser escuchadas y vistas”.
El alcance de las nuevas restricciones refleja un brusco cambio en las opiniones oficiales sobre los disturbios en el Tíbet, los que previamente los oficiales declararon que eran causados por “un pequeño número” o “un puñado” de tibetanos, la mayoría monjes y monjas más unos pocos laicos urbanos, quienes se consideró que habían sido influenciados por el Dalai Lama o por grupos de exilados. Pero luego de las protestas a través de la meseta tibetana de 2008, los líderes han reconocido ahora, al menos en la prensa nacional, que la influencia del Dalai Lama está muy extendida entre los tibetanos, incluyendo en las áreas rurales, donde vive alrededor del 85% de los tibetanos.
Estas nuevas medidas son parte de una política específica para el Tíbet llamada “las Cuatro Estabilidades” que fue anunciada por el líder de China, Hu Jintao, en un discurso interno a principios de marzo de 2012. Ellas están siendo llevadas a cabo en nombre de la consigna “la estabilidad por encima de todo” (wending yadao yiqie) en orden de “mantener una mano dura en la lucha contra el separatismo”. Las metas incluyen conseguir “la total cobertura en la gestión de Internet en las ciudades y en las áreas rurales” (XIzang Ribao, 19/03/12). El 30 de mayo de 2012, Hao Peng, un vicesecretario del Partido de la TAR, dijo a los funcionarios que “por la actividad de sabotaje de la camarilla del Dalai” ellos deben “reforzar el trabajo de guiar a la prensa”, “reforzar la supervisión y gestión de los nuevos medios de comunicación tales como Internet”, y “golpear firmemente contra la actividad criminal de crear y difundir rumores mediante el uso de Internet y los mensajes de texto de los teléfonos móviles” (Xizang Ribao, 31/05/12).
Los controles de los viajes desde las provincias interiores a la TAR también han sido reforzados significativamente desde marzo de 2012, con nuevas limitaciones sobre los viajes dentro de la TAR de monjes, monjas y laicos tibetanos de fuera de la TAR. Restricciones adicionales sobre los viajes de extranjeros a la TAR fueron introducidas en mayo de 2012 y otra vez a principios de junio.
Estas restricciones sobre la circulación dentro de la TAR de tibetanos de fuera de la región parece estar diseñada para impedir que las protestas tengan lugar en Lhasa, la capital tibetana, particularmente luego de las casi 40 autoinmolaciones que han ocurrido en las áreas tibetanas de las provincias de Qinghai, Gansu y Sichuan, desde marzo de 2011. Estas protestas parecen haber sido en respuesta al aumento en los límites de las libertades básicas, las medidas de seguridad cada vez más punitivas, y otras preocupaciones.-