17 de mayo de 2012
Klagenfurt, Austria, 17 de mayo de 2012 – Hoy ha sido el Día del Arte de la Reconciliación, que forma parte del programa de cultura de la Capital Europea de Maribor, y además de ser un día brillante y soleado. Su Santidad el Dalai Lama comenzó por saludar a sus compañeros laureados Premio Nóbel de la Paz Muhammad Yunus y Rigoberta Menchú Tum y se dirigió al Teatro Nacional de Eslovenia, donde fueron bienvenidos por niños pequeños a ambos lados de las escaleras quienes cantaban “La mañana ha llegado”.
Durante una reunión con la prensa, Su Santidad habló de la necesidad de reformar nuestros sistemas educativos para incorporar la ética secular. Sugirió que si los jóvenes estaban felices y seguros de sí mismos, como resultado de esa educación, estarían menos susceptibles a involucrarse con las drogas y la violencia. “Una cosa importante a recordar, es que nadie puede imponer ciertas maneras de pensar a los demás, la transformación de nuestras mentes debe darse de manera voluntaria.”
Los tres Premios Nóbel de la Paz, acompañados por la erudita doctora eslovena Lucka Kajfez Bogataj y el moderador el Dr. Rudi Rizman, tomaron sus asientos en el escenario de una mesa redonda sobre el tema “El diálogo, la Solidaridad y la Reconciliación”. El profesor Muhammad Yunus comenzó con la sugerencia de que el mismo sistema del capitalismo, del cual los países europeos son los principales exponentes, es fundamentalmente erróneo y que necesita de un cambio profundo.
Rigoberta Menchú Tum hizo eco de sus palabras, recordando la visión de los mayas, que las crisis como las que estamos viendo ahora son un signo de decadencia. Que no es una decadencia que se pueda reparar, pero que nos impulsa a comenzar de nuevo. Ella dijo que necesitamos de una mayor igualdad, la cual se producirá una vez que el egoísta sistema presente llegue a su fin.
Su Santidad respondió que el diálogo y la solidaridad son muy relevantes para nuestro mundo. Nos enfrentamos a una población en rápido aumento y a la disminución de los recursos naturales. Al mismo tiempo, la grave brecha entre ricos y pobres es errónea desde el punto de vista moral y práctico. El daño a nuestro medio ambiente y el cambio climático son problemas no sólo para una o dos naciones, sino para toda la humanidad.
Por lo tanto, hay que pensar en la humanidad como una sola. Porque todos tenemos derecho a una vida feliz; nuestra vieja percepción de “ellos” y “nosotros” no está actualizada, lo que necesitamos ahora es un sentimiento de solidaridad que piense en vez de esto, en un NOSOTROS más grande. Debido a que no podemos solucionar por la fuerza los problemas que enfrentamos, debemos entablar el diálogo unos con otros, un enfoque en el que ambas partes ganen, en lugar de dejar un ganador y un perdedor. Su Santidad declaró: “El diálogo no es un lujo que podemos elegir disfrutar, sino una simple necesidad”. En este contexto, el concepto budista de la interdependencia es muy útil, es un concepto de origen budista, que es aplicable en todos los campos.
Después del almuerzo por invitación del alcalde Franc Kangler, Su Santidad y sus acompañantes fueron al aeropuerto y tomaron un corto vuelo a Klagenfurt en Austria, lo que los llevó sobre los picos nevados y las montañas boscosas. El sol brillaba mientras una alfombra roja fue desenrollada para dar la bienvenida a Su Santidad. El gobernador de Carintia, Gerhard Doerfler y el alcalde Josef Ofner de Knappenberg estaban allí para darle la bienvenida, mientras que una banda tradicional de Carintia tocaba en el fondo.
Desde el aeropuerto, condujeron a través de zonas verdes hasta la ciudad de Knappenberg, donde Su Santidad tuvo una breve conversación con el gobernador Gerhard Doerfler antes de dirigirse para dar una bendición al lugar propuesto para un Centro del Tíbet. El sugirió que además de las actividades relacionadas con el Tíbet, el Centro podría ser un lugar donde personas de diferentes culturas, y estudiosos de diferentes religiones pudieran reunirse e intercambiar ideas y experiencias, examinando la forma en que las personas pueden llegar a ser más compasivas. También recomendó que el Centro participe en el diálogo en el que él ha estado involucrado durante casi 30 años, entre la ciencia y la ciencia budista o antiguo pensamiento de la India, centrándose en la cosmología, la neurobiología, la física cuántica y la psicología.
Cerca de allí en Hüttenberg, lugar de nacimiento de Heinrich Harrer, una gran multitud lo estaba esperando en la Rieftanzplatz. La viuda de Harrer, Carina, el gobernador de Carintia y el alcalde Knappenberg dieron la bienvenida a Su Santidad, mientras que los miembros de la banda uniformada y grupo de danza de la asociación minera local observaban.
“Bajo este cielo hermoso, brillante, con este bosque verde intenso, sus caras sonrientes, con sus ropajes y cabellos de diferentes colores, se ven como flores humanas. Muy bonito”, con estas palabras Su Santidad provocó cálidos aplausos. “Cuando Heinrich Harrer escapó de la prisión en la India y llegó a Tíbet, Lhasa, finalmente, se hizo amigo de mi madre y mi hermano mayor, así es como llegué a conocerlo. Después, él solía venir a la Norbulingka a verme. Fue el primer europeo que me introdujo en lo que era Europa y a la tecnología”, recordó. Desde entonces hasta su último aliento, Harrer siguió siendo un amigo del Tíbet, “Pero”, agregó Su Santidad “su espíritu sigue aquí y ustedes están continuando su profunda amistad por el Tíbet. Ahora, cuando el Tíbet, una tierra con una rica y antigua cultura, está pasando por un momento muy difícil, valoro su amistad. Sin embargo, soy optimista y creo en el poder de la verdad y la justicia, y como le digo a la gente, no importa lo que pase nunca debemos renunciar a nuestra determinación. Mientras tanto, un cambio positivo está teniendo lugar en China, suficiente como para seguir siendo optimista.”
Refiriéndose a sus esperanzas para el Centro del Tíbet, Su Santidad anunció que iba a hacer una donación de 150,000 dólares para su construcción. Finalmente, dándose cuenta que varias banderas tibetanas ondeaban entre la multitud, señaló que en estos días las autoridades comunistas chinas dicen que este es un signo separatista. Sin embargo, recordó que en 1954 en una de sus varias reuniones con Mao Zedong, éste le preguntó si Tíbet tenía una bandera, y cuando Su Santidad respondió “Sí”, Mao dijo, “debes conservarla”.
Traducido al español por Lorena Wong.