Por Tsering Shakya | Universidad deBritish Columbia
Cultural Anthropology Journal
28 de marzo de 2012
La región tibetana de Ngaba (ch.:Aba) en la provincia deSichuanestá envuelta en una ola de auto-inmolaciones de jóvenes monjes y monjas tibetanos. Mientras escribo, han sido informados 25 casos y las inmolaciones se han difundido a otras áreas tibetanas. El último informe es de un monje que se prendió fuego en Rebkong (ch.: Tongren), provincia deQinghai. ¿Por qué están sucediendo estas acciones? ¿Cuáles son las causas y motivaciones de los involucrados?
La auto-inmolación es una forma de protesta pública, nueva para Tíbet, demostrando que muchos tibetanos han abrazado la narrativadel“auto-sacrificio” y la han visto en el contextodelresurgimientodelnacionalismo tibetano. Después de todo, dar el propio cuerpo es la clavedelidioma modernodelnacionalismo: el fusionar el cuerpo y la nación.Comolos atentados suicidas, la auto-inmolación no puede ser explicada por una motivación individual. Aunque, en contraste con la última, la auto-inmolación no es un acto de terror y es vista en cambio,comoun dolor auto-infligido que no causa daño a otros; es vistacomoun horror que intenta inducir a la empatía.Paralos connacionales y los religiosos, el acto es una declaración de fe e identidad; los primeros están listos para abrazar a los auto-inmoladoscomomártires. Sus actos proporcionan un capital simbólico; el percibido perpetrador habla de injusticia a aquellos en el poder. Es un acto que significa coaccionar las concesiones. Pero enChina,comoen todos los regímenes autoritarios, es improbable que esto conduzca a un resultado, ya que los actos de auto-inmolación soncomohuelgas de hambre para las autoridades. Ellos son equivalentes a un chantaje.
La auto-inmolacióncomouna forma de protesta no es intrínsecamente un acto budista,comono es un ataque suicida un acto islámico. Lo que une los actuales incidentes a la religión es que la mayoría de los tibetanos que han cometido auto-inmolación, han sido monjes, ex monjes y monjas. Sus acciones no fueron en reverencia a la religión o para llevar a cabo (un acto) virtuoso.
Más bien, ellas significan algo enteramente diferente: ellas son el producto de la “rabia”, inducida por la humillación diaria y las exigencias intolerables de conformidad y obediencia. Figuras religiosas de Tíbet, particularmente, han sido objeto de la disciplina de educación patriótica y de campañas de oposición a la llamada “camarilla del Dalai”. Estas campañas, vistas por los monjescomoun régimen de degradación, los obligan a fingir indefinidamente el cumplimiento, obligándolos a demostrar repetidamente su patriotismo y fidelidad al Partido Comunista. No es una tarea fácil de sostener, y vemos que finalmente se ha convertido en algo que ellos se niegan a hacer. Como Hannah Arendt escribió, la rabia crece nocomoresultado de la pobreza sino “cuando nuestro sentido de justicia es ofendido”. La gente reacciona con rabia “donde hay una razón para sospechar que las condiciones podrían ser cambiadas y no lo son” [1]
En el caso de Mohamed Bouazizi, un vendedor callejero de Túnez, la auto-inmolación no fue pensada nicomouna expresión religiosa de virtud nicomouna chispa para encender la Primavera Árabe. [2] Fue un repudio a la autoridad y un estado de dedicatoriadelcuerpo y la vida. Desde que el monje Thich Quang Duc se inmoló en 1963comoprotesta contra lo que él consideró una postura anti-budistadelgobierno vietnamita, la auto-inmolación ha entrado al vocabulario global de política y protesta, donde es imitada y apropiada por aquellos con quejas y razones para luchar contra la injusticia percibida.Paralos tibetanos, la auto-inmolación es investida de emoción y considerada necesaria en ausencia de otras opciones de expresión. Se convierte en una señal de vida y demuestra la existencia de uno contra el poder del Estado chino. La violencia auto-infligida es un gesto simbólico de la voluntad de sobrevivir y resistir la transformación coercitivadelcuerpo y el espacio.
Irónicamente, el sacrificiocomoacto político es algo que los comunistas chinos introdujeron en Tíbet. Es un efecto residual de Lei Feng, el soldado modelo de los 60 que fue el ejemplo más famoso en una campaña que pidió a todos los ciudadanos dedicarse totalmente a la nación. En la historia tibetana, no hay tradición de sacrificarse uno mismo por la nación o la religión; esto es un concepto extraño, que ahora los tibetanos se han apropiado (tomándolo)dellenguaje de laresistencia, acuñado y defendido por el Partido Comunista.
No hay término tibetano equivalente a la palabra en español “sacrificio”. Los tibetanos luchan por encontrar una terminología apropiada para expresar este concepto, no siendo fácil el modo de transmitir los sentimientos que encarna. El término usado más cercano para la auto-inmolación en el sentido de un acto de sacrificio es “rang srog blos btang” (renunciar a la propia vida) pero esto no tiene el sentido de darse uno mismo por una gran causa. Ni tampoco el término tibetano lus sbyin, que significa “ofrendadelcuerpo”, el que es usado para la ofrendadelcuerpo de Budacomolimosna. La ofrenda de uno mismocomoregalo no tiene ninguna connotación de protesta o negación. Así, la búsqueda de nueva terminología refleja el cambio de la naturaleza políticadeldiscurso entre los tibetanos y su penetración en todas partesdellenguaje global de protesta yresistencia.
Sean cuales sean, las horribles formas de acción que los manifestantes tibetanos puedan seguir adoptando, es muy improbable que ellos consigan cualquier forma de concesión de las autoridades chinas. En un sistema autoritario, el ciclo deresistenciay represión es una consecuencia inevitable de la inflexibilidaddelrégimen. Además, las protestas tibetanas no harán mella en la conciencia de la mayoría de los chinos. Este no es solo porque China carece de una sociedad civil desarrollada sino también porque se cree ampliamente que la violencia y el terror pueden ser usados, para tomar prestada una frase de Talal Asad, “contra las poblaciones incivilizadas” porque “ellas carecen de un Estado soberano”.[3] No hay conmoción en la muerte de los tibetanos; esto solo confirma su barbarie. Esta fue la implicación detrás de la afirmación de Xiong Kunxin, un académico de la Universidad china Minzu, en el diario estatal Global Times “factores geográficos e históricos hicieron a los tibetanos personas más agresivas”. [4]
Hay un sentimiento entre los tibetanos de la imposibilidad de cambiar bajo el actual régimen, concentrado en su economía y la extracción de recursos y la subyugación. Las vidas de los monjes y monjas son vistascomoincongruentes en laChinamoderna, económicamente improductivas y que se niegan a encajar en la creenciadelactual Estado neoliberal de que el capitalismo de mercado y el consumo liberarán a todos. Dado que la exención benéfica de las minorías de la política de un hijo es irrelevante para ellos, sus vidas niegan el bio-poderdelEstado, y por eso ellos son objeto de vigilancia y particulares tipos de disciplina y deben inclinar su subjetividad a la voluntad del Estado.Comoun monje me lo describió una vez, las restricciones disciplinarias del Estado son tan fútilescomoun alfarero haciendo una vasija sin fondo. Debajo de todas las otras preguntas está este sentido de la “imposibilidad de hacer una vida significativa”. Esa imposibilidad es la causa fundamental de las auto-inmolaciones en el Tíbet de hoy.-
NOTAS
[1] Hannah Arendt, Reflections on Violence, TheNew YorkReview of Books, Febrero 27, 1969.
[2] Fassin, Didier, “The Trace: Violence, Truth, and the politics of the Body”, Social Research, 78:2, 2011, pp: 281-298.
[3] Asad, Talal. On Suicide Bombing,ColumbiaUniversityPress, 2007, p. 26
[4] People’s Daily Online, Febrero, http://english.peopledaily.com.cn/102774/7725303.html