Por Bhuchung K.Tsering | ICT Blog
9 de abril de 2012
El 6 de abril de 2012, un prominente defensor de la democracia china y célebre pensador, Fang Lizhi, falleció en Tucson, Az. Fue forzado a huir a los Estados Unidos en 1989, a raíz de la represión de las autoridades chinas contra el movimiento democrático de China.
Además de su bien conocido esfuerzo por la democracia y la libertad para China, él fue también un intelectual que tenía una buena comprensión de la naturaleza del problema tibetano. Una de sus formas de indicar su preocupación por la situación límite del pueblo tibetano, fue sirviendo en el consejo internacional de asesores de la Campaña Internacional por el Tíbet.
En 1991, unos pocos años después de venir a los Estados Unidos, Fang dirigió una conferencia, muy probablemente el primer diálogo entre chinos y tibetanos, sobre el asunto del Tíbet en Nueva York. Lo que dijo entonces es cierto incluso ahora.
Hay algunas personas chinas que tienden a sostener la opinión de que los tibetanos pueden haber sufrido bajo el actual régimen, pero también lo han hecho los chinos. Fang tenía esto que decir sobre el tema. “El Tïbet ha sufrido mucho durante los años del gobierno del Partido Comunista Chino, al igual que todos en la República Popular de China. Pero la vida cultural y religiosa del Tíbet ha sido atacada más severamente por el Partido Comunista que las tradiciones de la cultura han. Todavía, la cultura tibetana ha logrado sobrevivir; parece tener una gran resiliencia”.
Sobre la cuestión si una China democrática podría ser mejor para el pueblo del Tíbet, Fang dijo, “Todos nosotros queremos democracia. Pero ¿podrá la democracia hacer una interacción entre los diversos grupos sociales más armoniosa, o menos? Un cambio hacia una genuina democratización es una condición necesaria para tal armonía, pero no es una condición suficiente en sí misma. En otras palabras, necesitamos tanto democracia como derechos humanos para encontrar un camino para vivir juntos pacíficamente, pero se necesita algo más”.
Él fue más allá sobre ese “algo más” que se necesita al hablar sobre las políticas discriminatorias de las autoridades chinas contra los pueblos no chinos. Fang dijo, “el Partido Comunista Chino ha reprimido siempre los sentimientos nacionalistas entre los grupos étnicos que forman la República Popular de China. El nacionalismo han es bien considerado, pero el nacionalismo minoritario es etiquetado como “separatismo” y “contrarrevolucionario”. Como en Europa del Este y en la Unión Soviética en las pasadas décadas, el comunismo ha conducido a los nacionalismos a la clandestinidad. La solución del Partido Comunista al problema de las diversas minorías es encubrir su sentido de la singularidad, y prohibir cualquier expresión de nacionalismo. Esto, a largo plazo, no es una solución en absoluto. Mientras dure el gobierno de un solo partido del Partido Comunista, el conflicto étnico continuará”.
Si miramos las políticas represivas chinas contra los tibetanos, podemos ver que lo que mencionó Fang, no solo ha sucedido, sino que continúa pasándole al pueblo tibetano hoy.
Fang, sin embargo, promovió el diálogo como una forma de resolver los conflictos. En una forma de animar tanto a tibetanos como a chinos a entenderse unos a otros mejor y crear confianza, él dijo: “creo que no debemos retirarnos a esquinas separadas y mirarnos unos a otros con recelo a la distancia. Debemos crear un ambiente en el que podamos continuar hablando de los problemas que aparezcan y encontrar soluciones a ellos, en lugar de permitir que se agraven. Debemos encontrar estándares universales que nos encuentren juntos en acuerdo y camaradería”.
Nunca conocí al profesor Fang Lizhi, pero al igual que muchos chinos que han sido inspirados por sus palabras y acciones, creo que su posición en el tema del Tíbet es algo que es sentido cada vez más por los intelectuales chinos, a los que verdaderamente les importa el futuro de China. Como tal, él es también una inspiración para mí.-