The Wall Street Journal |Editorial
REVIEW & OUTLOOK ASIA
Marzo 26, 2012
Los medios de comunicación dirigidos por el Estado chino, difundieron ampliamente durante el fin de semana una serie de acusaciones contra el Dalai Lama. Además del bien conocido tropo de que es un tirano sediento de la sangre de su propio pueblo, el autor anónimo agregó que la insistencia del líder budista sobre autonomía para Tíbet significa que quiere una limpieza étnica al estilo nazi de todos los residentes no-tibetanos: “Detrás de los conceptos del Dalai Lama del ‘Enfoque dela Víadel Medio’ y de ‘alto nivel de autonomía’ está en efecto la idea de separación étnica. ¡Qué parecido que es esto al Holocausto cometido por Hitler contra los judíos!”
Tal vez alguien tiene que decirle al escritor que cuando alguien comienza a arrojar comparaciones con Hitler, usualmente es porque se le han acabado los argumentos. Beijing está en la debida defensa de su política de alentar a los chinos han a migrar a Xinjiang y Tíbet para diluir la influencia de las minorías étnicas, acompañada por la discriminación racial en todos los aspectos de la vida. Dado que el Dalai Lama ha expuesto el manejo de Beijing de impedir a los tibetanos la transmisión de su cultura, a la condena mundial, es acusado de “construir un ‘muro de Berlín’ de segregación y confrontación étnica”.
Beijing ha exagerado mucho su retórica en los últimos meses por la situación especialmente volátil en el Tíbet, que ha visto casi 30 auto-inmolaciones para protestar contra el gobierno chino. La respuesta del gobierno ha sido reforzar la presencia militar y la vigilancia, mientras aumenta la propaganda sobre los beneficios para los tibetanos del gobierno de Beijing. Pero la “reeducación patriótica” para los monjes y las celebraciones obligatorias del Año Nuevo tibetano solo han exacerbado el resentimiento tibetano hacia los controles políticos y culturales del Partido Comunista.
Difamar y poner de chivo expiatorio al Dalai Lama no calmará la tensión en Tíbet ni mejorará la imagen de Beijing en el exterior. Solo hará más difícil para los futuros funcionarios desandar las políticas represivas que han desestabilizado las áreas tibetanas. Los miembros del Partido pueden realmente creer que el Dalai Lama es un cerebro terrorista que ha engañado al mundo entero, pero solo se están engañando a ellos mismos. Buscar la reconciliación con el líder espiritual del Tíbet sigue siendo la mejor chance de China de mantener la unidad.-