Por Matteo Pistono | TheWashingtonPost
21 de marzo de 2012
China está en máxima alerta en Tíbet cada marzo debido a los sensibles aniversarios políticos. Los tibetanos conmemoran el levantamiento de marzo de 1959 contra el gobierno chino y la huida al exilio de su líder espiritual, el Dalai Lama. Beijing anualmente despliega una fuerza militar masiva para desalentar a los tibetanos de demostrar cualquier forma de disenso, pacífico o de otro modo.
2012 hasido diferente.
La región tibetana completa ha estado bajo virtual ley marcial durante meses, mientras China desplegó tanques y estacionó paramilitares a través de la región.
Los tibetanos se están quemando a sí mismos en protesta por el puño de hierro de China en su patria.
Estas exaltadas protestas son porque los tibetanos sienten que su identidad, idioma y fe religiosa están bajo asalto por el gobierno chino.
El método de las auto-inmolaciones es esencialmente el mismo. Se rocían con gasolina, y se prenden fuego en plazas de las ciudades o frente a edificios del gobierno chino. Mientras se convierten en una antorcha humana, gritan “Retorno del Dalai Lama a Tíbet”, “Libertad para Tíbet” y “Queremos Derechos Humanos”. La mayoría ha sucumbido a una espantosa muerte, otros han sido llevados por personal de seguridad chino.
Las auto-inmolaciones como una forma de protesta no habían ocurrido en Tíbet hasta hace dos años y medio. Desde entonces, treinta tibetanos, la mayoría monjas y monjes, se han prendido fuego.
Estas formas de protesta extrema son una respuesta a la extrema represión de China sobre los tibetanos. Desde una perspectiva budista mahayana, uno puede examinar una carta escrita hace más de cincuenta años por Thich Nhat Hahn, un destacado monje budista de Vietnam, a Martin Luther King, Jr., explicándole las auto-inmolaciones de de monjes vietnamitas en 1963. Esas imágenes lacerantes angustiaron al mundo, y las palabras de Nhat Hahn ofrecen una visión sobre la mente del manifestante.
“El monje vietnamita al quemarse a sí mismo, dice con toda su fuerza y determinación que él puede pasar el más grande sufrimiento para proteger a su pueblo. Lo que realmente pretende es a expresión de su voluntad y determinación, no la muerte. El expresar la voluntad de quemarse a uno mismo, entonces, no es cometer un acto de destrucción sino llevar a cabo un acto de construcción, que es sufrir y morir por el bien del propio pueblo”.
Las auto-inmolaciones tienen un patrón. Ellas han ocurrido donde China ha gastado más dinero en seguridad, intentando estrangular el nacionalismo tibetano, y donde China está implementando una rigurosa reeducación en los monasterios. Esta “educación” promueve lealtad al partido del Estado chino y vilipendia al líder de los tibetanos, el Dalai Lama, como nada menos que un terrorista en hábito azafrán de monje. En otras palabras, donde los tibetanos han sido empujados al borde, algunos han decidido saltar hacia el fuego. Un video sacado clandestinamente de Tíbet y China ha mostrado a la policía parada al lado de los cuerpos todavía humeantes de monjes y monjas con su piel quemada, aún vivos, esperando para hacer detenciones. En dos casos, segúnla CampañaInternacionalpor el Tíbet, se informó que la policía había golpeado e incluso baleado a los monjes, antes de extinguir las llamas.
El ministro de Exteriores chino ha condenado las auto-inmolaciones y acusado al Dalai Lama y a los grupos de apoyo al Tíbet de Occidente de impulsarlos. El vocero del ministro, Jiang Yu llamó a tal apoyo “violencia y terrorismo disfrazado”.
El Dalai Lama ha dicho que la “política despiadada” en Tíbet está conduciendo a los monjes y monjas tibetanos a tales medidas extremas.
El gobierno tibetano en el exilio en India ha descripto las auto-inmolaciones como trágicas, y pidió por mayor presión de la comunidad internacional sobre Beijing para abrir el diálogo sobre sus políticas en las regiones tibetanas de China.
Demostrando solidaridad con los tibetanos en Tíbet, 3 tibetanos en Estados Unidos, comenzaron una huelga de hambre el 22 de febrero, fuera de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, pidiendo ala ONUque envíe una misión de investigación a Tíbet, entre otras demandas.
Después de dos semanas, el Secretario General dela ONU, Ban Ki-moon expresó su preocupación por la salud de los huelguistas, pero no dijo nada sobre la situación en el Tíbet. Unos pocos días antes, el Asistente del Secretario General, Ivan Simonovic, se encontró con los tres huelguistas que le dijeron que ellos querían una “acción concreta” de las autoridades chinas para aliviar la actual represión en Tíbet, antes de que ellos consideraran terminar con la huelga de hambre. Simonovic dijo que él transmitiría las preocupaciones del grupo a Ginebra.
Este lunes, día 27º de la huelga de hambre, el Departamento de Policía de Nueva York trasladó al mayor de los manifestantes, Dorjee Gyalpo, y lo ingresó en un hospital. Gyalpo le rogó sin éxito a la policía que le permitiera continuar con su huelga de hambre hasta quela ONU respondiera.
Mientras, Shingza Rinpoche y Yeshi Tenzing, los dos huelguistas que quedan en Nueva York, que llevan casi un mes sin comida, no han sido convencidos por la tímida respuesta dela ONUpara detener su protesta.
Los tibetanos que están prendiéndose fuego a sí mismos, y los pocos refugiados tibetanos que están dispuestos a morir de hambre en frente dela ONU, no tienen ilusiones de que la presión internacional tenga éxito. Sin embargo, ellos continúan.
Sobha Rinpoche, un estimado maestro tibetano que murió el 8 de enero de 2012 después de beber gasolina y auto-inmolarse en el este del Tíbet, dejó un testamento en audio en el que captura la esencia de las últimas protestas en Tíbet, y en Nueva York.
“Estoy dando mi cuerpo como una ofrenda de luz para ahuyentar la oscuridad, para liberar a todos los seres del sufrimiento”.-
Matteo Pistono es escritor, practicante budista tibetano y autor de In the Shadow of the Buddha: Secret Journeys, Sacred Histories, and Spiritual Discovery in Tibet.” (En la Sombra de Buda: Viajes Secretos, Historias Sagradas, y Descubrimiento Espiritual en Tíbet)