Desde el 10 de octubre, miles de alumnos tibetanos de escuelas secundarias y primarias de cuatro diferentes prefecturas autónomas tibetanas de la provincia de Qinghai, se lanzaron a manifestar en las calles. En Beijing, en la Universidad Minzu de China, varios cientos de estudiantes se reunieron en el campus. Todos tenían una simple meta: hablar a favor del idioma tibetano. La situación es similar a la de agosto de este año, cuando miles de cantoneses se reunieron en Guangzhou para luchar por el idioma cantonés. Ambos eventos son iguales en naturaleza, ambos estaban luchando por los derechos de su propio idioma en este gran país unificado. La única diferencia es que el cantonés es un idioma Han, mientras que el tibetano es el idioma de una minoría étnica. Sin embargo, no importa si uno lucha por el tibetano o por el cantonés, ya que todo sucede en respuesta a la misma potencia y en las mismas circunstancias exactas, todos aquellos que deciden expresar sus deseos públicamente deben ser tratados de la misma manera.
El cantonés, que viendo que su lenguaje está siendo marginado, se atrevió a decir “¡yo estoy dispuesto a hablar mandarín, pero no me obliguen a hablar el mandarín!” Nos recuerda de la realidad del idioma tibetano que está en aún más en peligro de extinción en la región tibetana. Sin embargo, si los tibetanos hablan de esto en público, de inmediato se les enmarca como “separatistas” o “separatistas tibetanos”. Previamente escribí un artículo, “Si los Tibetanos Manifestaran en las Calles por el Idioma Tibetano”, el cual no se trataba sólo sobre el tratamiento diferencial de los chinos Han y las “minorías étnicas” cuando se enfrentan con exactamente el mismo problema; sino que trataba más sobre el señalamiento que las “minorías étnicas”, tales como los tibetanos, los mongoles, o los uigures son propensos a estar expuestos a tratamientos aún más injustos. Pero que sólo sería justo argumentar que si el comportamiento cantonés obtuvo respuesta, apoyo y comprensión pública, que entonces los tibetanos que luchan por el idioma tibetano también deberían obtener respuesta, apoyo y comprensión pública; de lo contrario ¿no sería esta una discriminación étnica inocultable?
Por supuesto, que el colocar los recientes intentos de los tibetanos que luchan por su idioma a la par del caso cantonés, se deriva de una especie de gran preocupación. Seamos honestos, tenemos miedo de que los niños y adolescentes que están tratando de luchar por la existencia innoble de su innata, pero lastimada lengua materna, serán sofocados, uno por uno, por aquellos en el poder, adoptando sus habituales métodos arbitrarios y groseros; lo que da como resultado que los brotes de vida de los jóvenes sean quemados antes de incluso haber florecido. De hecho, las consignas que promueven, pidiendo por valores comunes de “igualdad étnica y libertad de expresión”; deben ser consideradas como derechos humanos más fundamentales y que no son en absoluto solicitudes irracionales. Aquellos niños que con sus uniformes de escuela salieron a la calle y gritaron: “¡Necesitamos clases en tibetano”, una escena triste y emocional, que penetró directamente a las mentiras inventadas por las autoridades. También hizo que la gente lloraba desolada y aunque el gobierno no muestra compasión, al menos debería mostrar un poco de misericordia. Por ejemplo, castigaron a dos estudiantes tibetanos de la escuela secundaria de Machu, por participar en una manifestación en donde pedían la liberación de los tibetanos que habían sido detenidos hace dos años; ¡esto debe parar!
De hecho, las circunstancias que desencadenaron la lucha de este año por el idioma tibetano son mucho más complicadas que el caso cantonés. No es sólo el simple hecho que las autoridades están presionando por la homogeneización cultural y por eliminar todos los idiomas que no hablen mandarín. La política iniciada por la provincia de Qinghai en el marco de la reforma de la educación, tiene un carácter experimental y es un poco como la “educación patriótica” que se promueve en los monasterios de Lhasa desde hace diez años, que hoy ya se ha infiltrado en todos los monasterios en todo el Tíbet. Estas nuevas políticas, en primer lugar se están llevando a cabo en seis prefecturas autónomas de la provincia de Qinghai, (cuya educación tibetana hasta el momento ha presentado resultados realmente muy buenos); tienen como objetivo convertir a todas las escuelas primarias y secundarias “minzu”, así como a las escuelas comunes en “Escuelas Han”, promoviendo la idea de que el “mandarín es lo primero, el tibetano ocupa el segundo lugar, estableciendo al mandarín como el idioma principal de enseñanza y el primer idioma a ser aprendido”. Esta reforma en la educación se prevé que entrará en vigor en toda la región tibetana, acelerando el proceso de conversión de todos los monjes y laicos de la región tibetana, en cada vez más Han y siendo “achinados” desde una edad temprana, para que se conviertan en parte de la sociedad en general, como lo diría el gobierno.
Otra razón está directamente relacionada con las protestas que se extendieron por todo el territorio del Tíbet en el 2008. En ese momento, muchos alumnos tibetanos de las escuelas primarias y secundarias participaron en las protestas, un hecho que las autoridades locales definitivamente consideraron como un tema espinoso, que era necesario resolver. A finales de abril del año pasado, varios cientos de niños tibetanos de primaria y secundaria del Condado Labrang, faltaron a clases y salieron a las calles para mostrar su descontento de que sus escuelas criticaron a Su Santidad el Dalai Lama, y también apelando a las autoridades para poner fin al “examen de inmigración para el ingreso a la universidad”. Posteriormente, el Secretario del Comité del condado de Gannan, Chen Jianhua, en una reunión dijo severas afirmaciones a los estudiantes: “¿Qué se consigue con aprender tibetano? ¿Por saber tibetano, es que alguna vez van a pasar a través del Tumain Gate (la frontera entre los condados de Linxia y Gannan)? ¿Qué tipo de personas producen las escuelas tibetanas? ¿Están produciendo la nueva generación socialista o los enemigos de clase?” En línea con esto, en el esquema de la reforma de la educación de Qinghai, se considera como “una responsabilidad política importante”. Como podemos observar después de revisar las protestas en 2008, el gobierno llegó a la conclusión de que es todo o nada, también podría destruir por completo la educación en idioma tibetano, acabar con el origen del problema y resolver el asunto de una vez por todas.
Lhasa, 28 de octubre de 2010.
Traducido al español por Lorena Wong.