Philip Wen | The Saturday Age
Aba (18 de febrero de 2012) —Al poner un pie en la calle principal de la pequeña ciudad de Aba, no puedes evitar la sensación de que cada movimiento tuyo está siendo vigilado.
Fuerte policía armada en cada intersección. Personal de seguridad portando palos puntiagudos hacen guardia al lado de camiones armados llenos de soldados con equipos antidisturbios. Obstáculos bloquean la ciudad en sus extremos, cada vehículo que entra o sale es intensamente monitoreado y las tarjetas de identidad son revisadas rutinariamente.
Incluso los oficiales de gobierno de bajo nivel más acostumbrados a manejar papeles han sido movilizados. Usando bandas rojas en sus brazos adornadas por los caracteres chinos que significan “en servicio”, ellos se sientan en grupo, en taburetes en el camino, durante 3 o 4 horas por turno, con la simple orden de observar.
Emplazada en el corazón del montañoso norte de Sichuan, Aba es el epicentro de los intensos conflictos que se propagan por las regiones tibetanas, abarcando remotas regiones occidentales de China.
Desde marzo del año pasado, 21 tibetanos étnicos, la mayoría de ellos monjes budistas, se han prendido fuego en protesta contra lo que ellos dicen ha sido una sistemática persecución de su libertad religiosa, por parte del gobierno chino. Más de la mitad de las auto-inmolaciones han ocurrido en Ngaba.
El mes pasado, la policía baleó y asesinó al menos a 7 tibetanos e hirió a 60 en manifestaciones en la cercana Luhuo, en Seda, lo que coincidió con el festival chino de primavera.
El nivel de disenso se ha intensificado desde entonces a pesar de una presencia policial y militar incluso más fuerte. Siete tibetanos se han auto-inmolado solo en las pasadas dos semanas, incluyendo 3 de Aba.
“Alguien se prendió fuego solo unos días atrás” le dijo Yishi Dorje, un comerciante de Aba, a The Saturday Age.
“Ha habido muchos hechos últimamente. Cada día suspiramos y nuestros corazones sienten pesar”.
El monasterio de Kirti símbolo de la ciudad, ahora se asemeja a un campo militar. Camiones armados llenos de soldados están estacionados fuera. Las tropas están permanentemente emplazadas en el monasterio mismo. El número de monjes en el monasterio ha caído de más de 2000 cuatro años atrás a alrededor de 600 ahora, después que la mayoría fueron forzados a irse, por las autoridades.
Aquellos que permanecen en Kirti son monitoreados constantemente. Cada monje es vigilado todo el día, usualmente por servidores públicos jóvenes, quienes incluso duermen en las habitaciones con los monjes.
Una servidora pública le dijo a The Saturday Age que ella probablemente habría sido asignada a la poco envidiable tarea si no fuera mujer y dijo que a su colega le disgustaba desesperadamente la enorme intrusión y falta de respeto que se le mostraba a los monjes.
“A él no le gusta tener que hacer eso, él mismo es tibetano” dijo ella.
“Él quería renunciar pero no se lo permitieron”.
Un estudiante de 25 años de la universidad normal de Lanzhou dijo que las escenas de Aba se repitieron en su ciudad natal de Luhuo.
Dijo que más de 100 personas en su ciudad, la mayoría aldeanos nómades, habían sido arrestados luego de las manifestaciones del 23 de enero. Muchas otras familias habían sido forzadas a huir de sus hogares y habían estado viviendo en los bosques para evadir el arresto y la posible tortura. “La gente está enojada y temerosa pero también muy desilusionada de que no puedan hacer nada más, por la gran cantidad de solados en la ciudad”, dijo él.
Debido a la ola de auto-inmolaciones, las celebraciones del Losar, el colorido festival del año nuevo tibetano, han sido canceladas en todos los monasterios y pueblos en las áreas tibetanas de Sichuan, Qinghai y Gansu.
Además de la aceleración del índice de incidentes, la localización de las recientes auto-inmolaciones también parece estar ampliándose. Se informó de tres personas auto-inmoladas en una remota aldea de nómades en una aparente demostración de solidaridad. La prensa estatal china ha rechazado estos informes.
“El movimiento de simpatía con los lugares que han sido reprimidos significa que estás obteniendo un segundo anillo de respuestas hacia el núcleo de monjes que se inmolaron por lo que estaba pasando en sus propios monasterios”, dijo Robert Barnett, el director de Estudios Modernos Tibetanos dela Universidadde Columbia. “Parece como un efecto dominó”.
La semana pasada se vio una fuerte protesta de 200 manifestantes en Yushu, en la provincia de Qinghai, que es conocida por sus políticas considerablemente más tolerantes hacia los monasterios.
Por ejemplo, la prohibición de la imagen del Dalai Lama es ligera en comparación con Sichuan.
Sin embargo hay una ira en ebullición en Qinghai por el trato a los monjes de Sichuan, así como una creciente burocracia dedicada a registrar los nuevos monjes y obtener aprobación para viajar. Encima de todo, hay profundo resentimiento de los monjes que no fueron capaces de reunirse con su líder espiritual, el Dalai Lama.
“El gobierno habla sobre libertad de religión pero hace lo opuesto; esto nos enoja mucho”, dijo un alto monje del monasterio de Delongsi en Jiuzhi, a 70 kms de Aba, sobre el límite provincial en Qinghai. “Todo es muy molesto y quieren hacer más, pero nosotros no estamos seguros de lo que podemos hacer”.
Por tres décadas, ha habido una constante en la vida monástica del monje budista tibetano, Jigme. Con un retrato del Dalai Lama mirando su cama, el hombre de 45 años reza cuando se va a dormir y es lo primero que hace cuando despierta a las 4 de la madrugada, en su humilde habitación de su monasterio, cerca de Tongren, en Qinghai.
“Nosotros estamos por un lado muy tristes porque ellos (los manifestantes) sacrificaron sus vidas”, dijo Jigme.
“Pero por otro lado, estamos completamente de acuerdo con sus pensamientos. Nosotros no tenemos libertad religiosa. La vida no tiene sentido sin libertad; es un principio de vida”.
A pesar de la violencia, Shi Jun secretario del partido de la prefectura de Aba, fue promovido la semana pasada a asistente del gobernador de la provincia de Sichuan.
La cuestión del Tíbet se ha destacado claramente en la visita a Washington del vice-presidente Xi Jinping a Washington, donde se ha encontrado regularmente con manifestantes.
“Esperamos que los Estados Unidos implementarán verdaderamente su reconocimiento de que Tíbet es parte de china y se comprometerán a oponerse a la independencia tibetana, actuando prudentemente en asuntos concernientes al Tíbet” dijo Xi esta semana.
Beijing ha culpado a intereses “separatistas” del exterior, incluidos los partidarios del Dalai Lama, por tratar de incitar a la violencia y socavar la postura de China sobre Tíbet.
Pero cualquier sugerencia de que la figura religiosa exilada estaba instigando las auto-inmolaciones es rápidamente ridiculizada por sus seguidores devotos.
“Si estuviera el Dalai Lama detrás de esto, nos quemaríamos todos nosotros” dijo Yishi Dorje.
Los nombres han sido retenidos o cambiados para proteger a los entrevistados de esta historia.-