Por Hanna Beech | TIME WORLD – Global Spin | 10 de febrero 2012
Las llamas del descontento no muestran señal de desvanecerse. El 8 de febrero, otro monje tibetano se prendió fuego para protestar contra el gobierno chino, esta vez en la provincia de Qinghai con gran población étnica tibetana, o la franja septentrional de la región que los tibetanos llaman Kham. Esta fue la novena auto-inmolación hasta ahora en 2012 y la 21ª en las regiones tibetanas en menos de 12 meses. El manifestante era un monje de alrededor de 35 años, quien se prendió fuego en una carretera principal en el condado de Tridu (Chengduo en mandarín) de la prefectura de Yulshul (Yushu en mandarín), según Free Tibet, un grupo de apoyo internacional que ha hecho el seguimiento de la oleada de auto-inmolaciones. Aunque el gobierno chino ha reconocido algunas de las auto-inmolaciones, la cobertura tanto de los incidentes como de la desesperación que les conduce a ellos, es escasa.
Yulshul, que da origen a las fuentes de los ríos Amarillo, Yangtze y Mekong, fue el sitio del devastador terremoto de 2010 que mató alrededor de 2700 personas. Es un área profundamente religiosa, con cientos de monasterios tibetanos esparcidos por la vasta y alta meseta. Aunque partes de Yulshul son lugares turísticos populares por las carreras de caballos y la observación de la vida silvestre, la región, así como otros condados predominantemente tibetanos de las provincias chinas de Qinghai y Sichuan, junto con el Tíbet propiamente dicho, están ahora esencialmente cerrados a los visitantes extranjeros. Algunas telecomunicaciones se han cortado, haciendo difícil obtener información independiente sobre lo que está pasando.
En algunos casos, el gobierno chino ha culpado al mal tiempo y las carreteras por hacer dar vuelta a los extranjeros. En otros lugares, ha sido instituida una prohibición más formal sobre los viajes de extranjeros, y agencias de viaje locales dicen que no pueden organizar viajes allí por ahora.
El mismo día que el monje de Tridu encendió un fósforo en su cuerpo, cientos de otros monjes de Tridu, flanqueados por otros tibetanos laicos, organizaron una manifestación en la cual izaron pancartas prohibidas (con la leyenda) “Tíbet Libre” y pidieron por el retorno del Dalai Lama, el líder espiritual tibetano exilado, quien tiene un lugar en los corazones de los tibetanos a pesar de décadas de propaganda china en su contra. (Luego de que el Ejército de Liberación Popular marchara sobre las regiones tibetanas en 1950, el Dalai Lama permaneció por nueve años, antes de escapar ala India, cuando fracasó una revuelta popular contra el dominio chino).
Los manifestantes de Tridu también instaron a la liberación del Panchen Lama, el segundo en la jerarquía espiritual tibetana, quien fue llevado bruscamente por las autoridades chinas en1995, ala edad de 6 años, después que el Dalai Lama lo había seleccionado. (Beijing entonces designó a otro muchacho como Panchen Lama pero muchos otros tibetanos lo consideran un impostor). Otra protesta ocurrió en Nangchen (o Nangqian), también en la prefectura de Yulshul, el 8 de febrero. Ambas manifestaciones parecen haber terminado pacíficamente.
Este no fue el caso un par de semanas atrás, cuando las protestas un poco más al sur, en Kham (provincia china de Sichuan) se tornaron violentas, con al menos seis tibetanos muertos a tiros por las fuerzas chinas, dicen grupos de exilados. El 9 de febrero, dos hermanos que habían participado en las manifestaciones del 23 de enero en el condado de Draggo (o Luhuo), en la prefectura de Kardze (o Ganzi) fueron acorralados y tiroteados por las fuerzas de seguridad chinas después de haber huido al páramo congelado para evadir el arresto, según Radio Free Asia, una de las pocas organizaciones de prensa con contactos en lo que es ahora básicamente una región cerrada. Ambos hermanos, uno de los cuales era monje, se cree que han sido asesinados.
La cuestión, por supuesto, es si tales estallidos de disenso tienen el potencial para fusionar un movimiento tibetano más unido contra el gobierno chino. Hasta ahora, la reacción del gobierno chino ha sido tan sutil como un puño de hierro. Una masiva fuerza de seguridad ha sido desplegada en las regiones tibetanas, las que se extienden desde el Tíbet propiamente dicho hasta partes de las provincias de Qinhai, Sichuan, Gansu y Yunnan. El 8 de febrero, Chen Quanguo, el líder no tibetano dela RegiónAutónomade Tíbet, dijo a los miembros del partido comunista que todos los funcionarios deberían prepararse para “una guerra contra el sabotaje secesionista”.
Beijing rutinariamente culpa al Dalai Lama de fomentar el disenso en las regiones tibetanas. Pero, en todo caso, la perspectiva del líder pacifista ha sofocado incluso, protestas más violentas contra el gobierno chino. El 10 de febrero en el Global Times, un diario de Beijing con lazos con el vocero oficial del partido comunista, se citó a un profesor dela UniversidadCentralde las Nacionalidades de Beijing: “factores geográficos e históricos, hicieron al pueblo tibetano (en la provincia de Sichuan) más agresivo”. El profesor continuó opinando: “el manejo menos estricto en esta área” ha llevado a las auto-inmolaciones y otras protestas. Pero las encendidas manifestaciones han ocurrido precisamente porque los tibetanos están hartos de cómo Beijing está dirigiendo su patria. Ahora, más y más tropas chinas están inundando las áreas tibetanas y los oficiales están forzando a los clérigos tibetanos en masa a denunciar a su líder espiritual y asistir a clases de reeducación. Las llamas de las protestas no se están quedando sin oxígeno, incluso en el delgado aire de la alta meseta tibetana.-