Por Emiliana Rodriguez | Desarrollo Humano | 6 de febrero, 2012
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Actualmente existen muchas ideas respecto al significado y los efectos de la meditación. En general este término se emplea para describir una amplia variedad de estrategias que promueven el cultivo de la atención odelbalance emocional.
En este artículo exploraremos lo que la ciencia nos dice sobre distintas técnicas de meditación derivadas del budismo (ver el Recuadro ), donde meditar es la traducción de la palabra sánscrita bhavana que significa ‘adquirir familiaridad’ o ‘cultivar’. Por lo que la meditación consiste en habituarnos con una nueva manera de ser, de manejar nuestros pensamientos y emociones, y de percibir el mundo.
¿Será posible desarrollar una mente más balanceada, transformar obsesión en satisfacción, agitación en paz, odio en compasión?
Hace veinte años se creía que las células que constituyen nuestro cerebro, llamadas neuronas, eran incapaces de reproducirse. Desde esta perspectiva, los únicos cambios que se producirían a lo largo de la vida serían variaciones menores en las conexiones interneuronales y la muerte celular que acompaña al procesodelenvejecimiento. Sin embargo, gracias a nuevos estudios, hoy sabemos que nuestro cerebro se transforma continuamente con nuestras experiencias, generando nuevas neuronas y conexiones entre ellas a lo largo de la vida. A este fenómeno se le llama neuroplasticidad.
Someternos a entrenamientos específicos como aprender a tocar un instrumento musical o practicar ciertos deportes, puede cambiar profundamente la estructura de nuestro cerebro. Estudios corroboran que la práctica de la meditación puede también modificarlo, pues fortalece los circuitos cerebrales responsables de generar emociones positivas y de mantener la concentración, e inclusive hay indicativos de que aumenta el grosor en ciertas áreas de la cortezadelcerebro. Estas investigaciones sugieren por lo tanto que la atención, la compasión e inclusive la felicidad, son habilidades que pueden ser cultivadas a través de la práctica de la meditación.
A raíz de estos resultados ha surgido una nueva disciplina denominada neurociencia contemplativa. Se enfoca en estudiar los cambios estructurales y funcionalesdelcerebro que emergencomoconsecuencia de prácticas de meditación.
En el año de 2004 se publicaron los primeros resultados de un novedoso estudio que se llevó a cabo en la Universidad de Wisconsin. En esta investigación, se monitoreó la actividad eléctrica de los cerebros de un grupo de monjes que habían practicado diversas técnicas de meditación por decenas de miles de horas a lo largo de su vida. Un resultado sobresaliente fue que mientras estos monjes meditaban en el cultivo de la compasión, se registró un incremento del 50% en la actividad eléctrica cerebral en la potencia gama. Ya que la actividad gama está relacionada con procesos cognitivos, este resultado sugiere un aumento en el procesamiento conciente de información debido a la meditación.
Se encontró además una correlación muy clara entre este incremento en gama y el número de horas de práctica contemplativa a lo largo de la vida, lo que implica que mientras más se medite, más transformación mental habrá.
Otro importante hallazgo fue que la actividad cerebral en la región asociada a emociones positivas aumentó notoriamente. Esto refleja que mientras un meditador mora en un estado de genuino interés en otros, experimenta emociones como el gozo y el entusiasmo, lo que da las bases científicas de una observación que el XIV Dalai Lama señala con frecuencia: “la persona que practica compasión hacia todos los seres, es la primera en ser beneficiada”.
Mas aún, partes del cerebro dedicadas a la planeación del movimiento y al amor maternal fueron estimuladas durante esta meditación. Esto no esdeltodo sorprendente para los meditadores, ya que en su experiencia, el resultado de la compasión es una completa receptividad que puede ser fácilmente transformada en acción.
Los investigadores detectaron que el cerebro de los meditadores experimentados había sido modificado profundamente, y funcionaba y reaccionaba distinto al común de las personas incluso cuando no estaban meditando. En general se encontró que podían concentrarse mejor, inhibir respuestas emocionales indeseables y sentir más empatía que las personas sin este entrenamiento.
No es necesario ser un monje o haber pasado años meditando para experimentar estos beneficios, ya que estos resultados también se observaron en meditadores novatos, aunque con menor intensidad respecto a los practicantes experimentados.
Otras prácticas meditativas ampliamente estudiadas son aquellas que promueven el desarrollo de una atención estable, relajada y clara en un objeto, ya sea físico o mental. En un estudio realizado con individuos que meditaron ocho semanas utilizando estas técnicas, se encontró que este tiempo es suficiente para experimentar una alteración en la actividad cerebral. El estudio registró además un incremento en la producción de anticuerpos, demostrando que la práctica de la meditación favorece el fortalecimientodelsistema inmune.
Otro análisis con un grupo de individuos que participó en un retiro de meditación de tres meses, reveló un aumento en el nivel de telomerasa, que es una enzima que ayuda a mantener saludables las células del cuerpo y evitar su envejecimiento.
Los investigadores de la Universidad de California en Davis que llevaron a acabo estas observaciones, afirman que el aumento de la telomerasa está directamente relacionado con cambios psicológicos positivos que experimentaron los participantes del retiro de meditación. Entre estos cambios destacan una mayor capacidad de dirigir y sostener la atención, incremento general en la sensación de bienestar y una disminución en sus comportamientos neuróticos y emociones negativas.
Una investigación realizada por la Escuela de Medicina en Harvard encontró que a más de 6 millones de estadounidenses sus doctores les han recomendado practicar meditación, pues han visto que es efectiva para controlar desórdenes derivados del estrés, hábitos alimenticios, e incluso para reducir dolor crónico. En muchas escuelas también se están aplicando programas de meditación con niños. Hoy en día, más de 20 millones de americanos afirman practicar o haber practicado alguna técnica contemplativa.
Además de sus efectos positivos, la meditación es de gran interés para la ciencia pues los meditadores experimentados son capaces de observar aspectos de su propia experiencia que son imperceptibles para una persona sin ese entrenamiento. Esto les permite aportar valiosa información para dilucidar las correlaciones entre la experiencia conciente y el cerebro.
Mucha de la investigación en torno a los efectos de la meditación es aún preliminar y necesita ser corroborada por más científicos. Afortunadamente estas investigaciones han mostrado que la meditación tiene un gran potencial para beneficiar a la sociedad y cada vez más instituciones las apoyan.
Actualmente nos encontramos en un momento histórico de fascinantes descubrimientos que muestran que es posible transformar la mente para lograr un nivel de salud mental que la mayoría de los psicólogos nunca antes habían imaginado.