Por Ming Xia | The Diplomat | 7 de febrero de 2012
Las noticias de hoy de que 3 pastores tibetanos pueden haberse prendido fuego, subrayan la creciente frecuencia con la que los tibetanos (usualmente monjas o monjes) se han volcado hacia la auto-inmolación, llevando a 19 el total de los que lo han hecho desde el año pasado.
¿Por qué los tibetanos se prenden fuego con tanta frecuencia? El gobierno chino ha negado cualquier responsabilidad, culpando en cambio al Dalai Lama por estimular tales radicales acciones. Sin embargo, este reclamo no resiste el escrutinio. El gobierno chino le ha dicho al Occidente que el Dalai Lama es irrelevante para los tibetanos, mientras le dice a los chinos y tibetanos dentro de China que él ha sido marginado al punto de convertirse en un “huérfano político”. Es por lo tanto ilógico acusarlo de ser la mente maestra detrás de las radicales acciones tomadas por los tibetanos.
La realidad es que el Dalai Lama por sí solo introdujo la democracia en el gobierno tibetano en el exilio, inmediatamente después de que huyó a India en 1959. Él estableció un parlamento electo, mientras el proceso de democratización se aceleraba cuando recibió el Premio Nobel dela Pazen 1989, el que también impulsó la secularización en el gobierno. El año pasado, el Dalai Lama anunció planes para su completo retiro político, y el abogado de Harvard, Lobsang Sangay, fue elegido directamente para liderar un gabinete compuesto por laicos jóvenes, con antecedentes de buena educación, diversos y cosmopolitas.
Tales sucesos, desafortunadamente, solo han profundizado la ansiedad –y la hostilidad- de Beijing sobre el Dalai Lama y los tibetanos. Durante los últimos 5 años, militares, paramilitares, policías y fuerzas del orden han conducido investigaciones, arrestos, bloqueos y ataques contra los monasterios y sus residentes. El partido comunista, mientras tanto, ha aumentado sus esfuerzos por “modernizar” el Tíbet, tratando incluso de lavar el cerebro de los tibetanos en temas como ateísmo, materialismo y patriotismo.
Un ejemplo de esto ha sido la intensificación de la prohibición de 15 años de colgar retratos del Dalai Lama en los monasterios. Este año, en los períodos de los dos años nuevos (el chino y el tibetano) se informó que el gobierno chino envió un millón de banderas y retratos de cuatro líderes comunistas chinos (Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao) a los monasterios. El gobierno ha prometido también hacer que todos los monasterios se suscriban al The People´s Daily y The Tibetan Daily, dos importantes diarios comunistas.
Además el gobierno chino ha extendido aún más su infiltración en asuntos religiosos, y estrechado el control sobre los monasterios en un esfuerzo por imponer su propaganda en agenda, mientras los monjes y monjas que no cooperaron han sido expulsados. Se ha informado que en Lhasa, la capital dela RegiónAutónomadel Tíbet, hay más chinos han que tibetanos, más soldados que monjes y más cámaras de vigilancia que ventanas.
El presidente Hu Jintao (exsecretario del partido en Tíbet) y Zhou Yongkang (ex secretario del partido en Sichuan, donde han ocurrido la mayoría de las auto-inmolaciones y actual zar de la seguridad en Internet) deberían ser vistos como los directos responsables de la presente política represiva en Tíbet.
Para los creyentes, el budismo es visto como una forma de terminar el sufrimiento y la muerte. Pero como el budismo tibetano ha perdido su autonomía, la cultura y la identidad únicas de los tibetanos también corren riesgo de extinción. Ahora, en cambio de elegir entre el bien o el mal, los monjes y monjas sienten que no hay elección sino recurrir a la auto-inmolación para comunicar sus quejas y protestas.
Según varias enseñanzas budistas en la escuela del Gran Vehículo (Mahayana), el suicidio puede ser elogiado bajo condiciones especiales, por ejemplo, si es conducido “por profunda convicción interior” de que nada bueno puede conseguirse con la retención del cuerpo físico, o si es en un alto servicio a la sociedad. En efecto, es explícito en el Sutra del Loto (Fahua Jing) que “prender fuego al cuerpo” o “quemar los dedos de la mano o de los pies” podría ser considerado como una gran ofrenda a Buddha, si las tres joyas que guían a los budistas tibetanos (el Buda, el Dharma yla Sangha) tienen que ser defendidas y honradas.
Se ha informado que los monjes y monjas auto-inmolados gritaban sus deseos de retorno del Dalai Lama y libertad para el Tíbet. Si tales auto-inmolaciones buscan un fin, la comunidad mundial debe movilizarse, y los ciudadanos deben presionar a sus gobiernos para trabajar en fomentar el cese de la persecución del budismo tibetano y el genocidio de la cultura tibetana, que se está perpetrando por parte del Estado chino. El gobierno chino no ha mostrado señales de modificar su curso en parte porque la sociedad global no ha demostrado su indignación moral.
El entonces refugiado y activista tibetano, Lobsang Sangay dijo una vez: “Los tibetanos no tenemos petróleo; incluso nuestro oxígeno es más escaso que en otros lugares. Los lamas son lo que tenemos. Por eso no le importamos mucho a Occidente”.
Con más tibetanos muriendo inevitablemente, la comunidad internacional debería mostrar que las vidas de los tibetanos son al menos tan importantes como la fluctuación de los precios del petróleo. Ahora es tiempo para ella de mostrar que está dispuesta a actuar para salvar a un pueblo en peligro.
Ming Xia es profesor de Ciencia Política del Centro de Graduados dela Facultadde State Island, la Universidaddela Ciudadde Nueva York