3 de febrero de 2012
REUTERS – China a través de los años ha ridiculizado al Dalai Lama como un chacal en túnicas budistas, coreógrafo de una ópera separatista de Beijing y, últimamente, instigador de un complot que llevó a algunos tibetanos a prenderse fuego a sí mismos y otras formas de protesta.
Aún así, los gobernantes de línea dura de China podrían tener razones para extrañarlo cuando se haya ido. La presencia y el mensaje de no-violencia del anciano líder espiritual, se han mantenido como un freno a los conflictos, pero una vez que muera, las cosas pueden ponerse peores rápidamente.
Las protestas en las comunidades de la meseta tibetana, en la provincia de Sichuan, en enero, siguen a un año en el que al menos 16 tibetanos –la mayoría monjes y monjas budistas- se han auto-inmolado en protesta, buscando el retorno del exilado Dalai Lama y la libertad del Tíbet.
China ha catalogado de separatistas a los auto-inmolados y, en un conocido refrán, el miércoles Beijing culpó a las fuerzas tibetanas separatistas de fomentar el odio entre el pueblo y provocar las protestas que fueron reprimidas por la policía armada usando una fuerza mortal. Con los disturbios en las otrora tranquilas áreas de la meseta tibetana y la escasa perspectiva de directas negociaciones entre China y el gobierno tibetano en el exilio, la preocupación es creciente en cuanto a que la violencia pueda desbordarse después de la muerte del Dalai Lama.
Si nada cambia, Beijing es probable que responda con las mismas medidas duras que ha usado por décadas.
“Las posiciones se han endurecido” dijo a Reuters, Khedroob Thondup, sobrino del Dalai Lama, desde su casa de medio tiempo en Taiwan.
El Dalai Lama generalmente ha logrado moderar a la juventud del Tíbet con su mensaje de no violencia, dijo Thondup, un ex miembro del gobierno en el exilio, quien viajó a China 15 veces, para conversaciones oficiales, antes de que las negociaciones se echaran a perder.
El monje de 76 años tiene buena salud, dijo Thondup, se ejercita diariamente en una cinta de andar, con acceso a médicos de guardia. Recientemente pasó por una cirugía de cataratas en Nueva Delhi pero se espera que viva 20 años más.
“Mientras Su Santidad esté vivo, nosotros no seremos violentos y respetaremos sus opiniones” dijo Thondup, quien dirige un centro para tibetanos exilados en Darjeeling, India. “Si Su Santidad fuera a dejar la escena repentinamente, sí habrá muchos más problemas para el gobierno chino”.
Una Muestra De Lo Que Está Por Venir
La más reciente violencia es la peor desde que disturbios mataron al menos 19 personas a través de las partes tibetanas de China en 2008. Lo que Beijing denomina Región Autónoma Tibetana ha permanecido bajo estricta seguridad desde entonces.
Grupos de activistas del extranjero dicen que más de 7 tibetanos fueron muertos a tiros y más de 60 heridos mientras la policía sofocó las manifestaciones de Sichuan. Los medios oficiales dijeron que la policía disparó en auto-defensa.
Las fuerzas de seguridad ya han cubierto la enorme extensión dela Chinatibetana. A cientos de kilómetros de la escena de la violencia en Sichuan, la policía rodeó el pueblo de Danba chequeando los caminos en un esfuerzo por prevenir el desafío tibetano de expandirse y a los periodistas extranjeros de entrar.
Los monasterios budistas tibetanos fueron clausurados por la policía y un oficial hizo retornar a los periodistas, diciendo que la condición de los caminos era insegura.
Esto puede ser solo una prueba de lo que puede venir.
“Dado el papel preponderante de la demanda entre los tibetanos de que se le permita al Dalai Lama retornar al Tíbet, si él falleciera en el exilio en el extranjero, esto podría desatar una ola de protestas impredecible, mucho más grande que la del 2008 e incluso una más severa represión”, dijo Nicholas Bequelin, un investigador de Human Rights Watch.
China ha confiado en una combinación de inversión y represión por años, desde la era del máximo líder Deng Xiaoping hasta casi una década bajo el presidente Hu Jintao, quien se debe retirar en una transición de liderazgo que comienza a finales de este año.
En efecto Hu estableció el tono de un jefe del partido comunista de la región autónoma en 1988-89. Las autoridades declararon la ley marcial en Tíbet en marzo de 1989 y lanzaron una sangrienta campaña contra las protestas de larga duración por el 30º aniversario del abortado levantamiento que llevó al Dalai Lama al exilio.
Como Taiwan, Tíbet es un asunto de línea roja para los gobernantes de China, quienes la consideran como su territorio soberano.
El hombre en línea para reemplazar a Hu, el vicepresidente Xi Jinping, ha hecho poco para suponer que él tomará una línea más suave. El año pasado, Xi prometió reprimir a los separatistas en un evento para celebrar los 60 años de la “pacífica liberación” de Tíbet.
El espinoso tema de la reencarnación del líder espiritual tibetano también permanece irresuelto. El Dalai Lama ha indicado que puede romper la tradición llamando a elecciones democráticas o nombrando su sucesor para impedir que Beijing se entrometa.
Beijing rechaza tal opción, citando la práctica histórica y religiosa de que un Dalai no puede elegir a otro, y afirmando su poder para aprobar cualquier reencarnación. Algunos temen que China simplemente nombre su propio sucesor, dividiendo a los tibetanos y dejándolos seguir a diferentes Dalai Lamas, uno en Tíbet y otro en el exilio.
¿Perdiendo Al Tíbet?
Robbie Barnett, un experto en Tíbet dela Universidadde Columbia, dijo que la muerte del Dalai Lama en el exilio sería tan significativa para los tibetanos que podría arruinar las perspectivas de una razonable relación entre tibetanos y chinos.
“Si el Dalai Lama muere sin ninguna resolución, tomará medio siglo construir la confianza otra vez”, dijo.
Un espiral de violencia dispararía la preocupación internacional y podría encender aún más las tensiones políticas con el oeste y con la vecina India, la que tiene límites contestados con China y aloja al gobierno tibetano en el exilio.
“Hay oficiales chinos que creen que puedes mantener estas cosas fuera indefinidamente, lo que es cierto en alguna medida. Pero entonces esto lleva a un problema a largo plazo y a un problema con lo costoso del presupuesto, un déficit en la credibilidad y serias ramificaciones internacionales” dijo Barnett.
China enfatiza que ha ayudado al Tíbet a salir de la pobreza, gastando más de 160 billones de yuanes y mucho más en subsidios durante los pasados 60 años, proporcionando a la región un crecimiento económico de doble dígito, durante 18 años seguidos.
Pero los analistas dicen que su enfoque de impulsar el desarrollo económico al tiempo de frenar las libertades ha sido contraproducente, fracasando en ganar apoyo en el propio Tíbet y poniendo a los tibetanos étnicos de las provincias vecinas, más cerca del Dalai Lama.
Cuando Lhasa estalló en violencia en los 80 y los 90, los tibetanos de Sichuan, Qinghai y otras regiones estuvieron calmos. Sichuan ha visto también que incluso la violencia y sus tradiciones están cambiando.
Barnett dijo que algunos en esas áreas del este que típicamente celebraban su año nuevo al mismo tiempo que la mayoría de los chinos, están posponiendo las vacaciones cerca de un mes para coincidir con el nuevo año de los tibetanos de Tíbet central, quienes por siglos han estado más íntimamente alineados con los Dalai Lamas.
“China ha convertido vastas áreas de la meseta tibetana en áreas de sentimiento nacional tibetano” dijo.
“¿Por qué ellos impusieron esta política en el este de Tíbet donde no había problemas? Los historiadores van a estar preguntando ¿por qué hicimos esto? ¿Por qué perdimos el Tíbet?
(Informe por Michael Martina y Brian Rhoads; informe adicional por Chris Buckley; editado por Paul Tait)