11 de diciembre de 2011
Nosotros, los participantes en la conferencia “La Democracia y los Derechos Humanos en Asia: Un Año Después de la Silla Vacía en Oslo”, nos hemos reunido aquí en Praga por invitación del Presidente Václav Havel con el deseo de unir los esfuerzos internacionales para promover la conciencia y mejorar el progreso en los derechos humanos en todo el mundo.
Ayer, fue conmemorado en todo el mundo el 63er Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Declaración afirma que todos los derechos humanos tienen el derecho a ser libres de la miseria y del miedo. Esos derechos son invisibles y universales.
En los tiempos recientes el crecimiento del desarrollo económico y la fortaleza de Asia ha sido el centro de atención internacional. Lamentablemente, sin embargo, poca importancia y poca cuenta se ha dado al triste y deplorable estado de los derechos humanos en diferentes partes de Asia. Si miramos a China, Corea del Norte, Irán, Siria, etc., vemos estancamiento o un cambio para peor. El crecimiento del silencio pragmático alimentado por los intereses económicos de algunos países occidentales ricos es por eso una fuente de gran preocupación para nosotros.
Una más abierta y democrática China es de gran importancia para Asia y el mundo entero. China necesita derechos humanos, democracia y el estado de derecho porque esos valores son la base de una sociedad dinámica y libre. Ellos son también la fuente de unidad real y estabilidad. Es claro y obvio que muchos chinos han estado llevando una lucha a muerte por la democracia en China.
En este contexto, la comunidad internacional y en particular el mundo libre tiene una obligación de apoyar a estas personas. Es nuestra responsabilidad hacer todo para mantener su moral y reforzar su espíritu.
Con este espíritu, estamos juntos para celebrar el primer aniversario del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, quien –junto con muchos otros prisioneros de conciencia- permanece encarcelado por las autoridades chinas.
De igual importancia para la comunidad internacional es impulsar las señales de cambio cauteloso en la correcta dirección en Birmania. Es crucial que la comunidad internacional adopte políticas efectivas que animen a un diálogo significativo y orientado a los resultados entre la laureada con el Nobel, Aung Sun Sui Kyi y las autoridades birmanas.
Estamos conscientes que el mundo no cambiará del día a la noche por hablar sobre los derechos humanos y la democracia en conferencias, ni esto resultará en la inmediata liberación de todos los prisioneros de conciencia. La realidad es que en algunos casos es poco lo que puede ser hecho para que resulte inmediatamente en cambios positivos. Sin embargo, siempre hay maneras y posibilidades de dejar claro a los oprimidos y perseguidos que el mundo no los ha olvidado y que le preocupa su situación límite. Estas expresiones de preocupación, apoyo y solidaridad son de inmensa importancia para sostener y fortalecer el espíritu y la esperanza de la gente que está comprometida en la lucha por los derechos humanos y la democracia, incluso en riesgo de ser encarcelados y haciendo peligrar sus propias vidas. Es esta gente la que representa a las fuerzas que en última instancia lograrán la libertad, la democracia y los derechos humanos.
Usemos cada ocasión posible, cada medio que tengamos a nuestra disposición para ayudarlos en su noble lucha.
Su Santidad el Dalai Lama
Jianli Yang
Václav Havel
Shirin Ebadi
Stéphane Hessel
Bernard Kouchner