Koriyama, Japón, 6 de noviembre de 2011— En una lluviosa mañana de domingo, Su Santidad fue a la escuela secundaria budista Seiwa Gakuen, en Sendai, donde filas de estudiantes estaban esperando por él, portando grandes pancartas de bienvenida. Avanzando hacia el auditorio de la escuela, fue encontrándose con filas y filas de estudiantes, todos en sus uniformes oscuros, cantando una calma canción y con el acompañamiento del martilleo de un tambor, cantando el Sutra del Corazón, al frente de un escenario en el cual había un Buda sentado de oro.
“El futuro está en sus manos”, les dijo Su Santidad a los estudiantes. Mirando la violencia del siglo 20, alguna de la cual fue causada por el mal uso de la inteligencia, él señaló cómo ahora “a principios del siglo 21, estamos tratando algunos errores y negligencias del siglo pasado. Ya que la violencia no solucionó nada, la no-violencia tiene un mayor sentido”.
Él recordó a los estudiantes, en un mundo sin fronteras nacionales, pensar “en el planeta entero, y no solo en Japón” y tener la visión, si ellos pudieran de “construir vuestro planeta azul, y hacerlo más feliz y saludable y más pacífico. Para eso ustedes necesitan inteligencia, pero sola no es suficiente. La inteligencia debe ser guiada por un corazón bondadoso”.
Cuando un estudiante le preguntó cómo se mantenía tan saludable, Su Santidad señaló que, de acuerdo a la ciencia médica, el gran fundamento para una buena salud, es la paz mental. “Todos tenemos problemas; es cómo vemos esos problemas lo que determina cuan fuertes o débiles somos”. Preguntado sobre la religión, dijo: “Desde que vuestro país ha experimentado guerras nucleares, el movimiento antinuclear es muy fuerte aquí. Ustedes deberían ser el pueblo líder en el desarmamento externo. Y para eso ustedes deberían prestar más atención al desarmamento interno”.
Cuando un estudiante pasó adelante y leyó una larga pregunta sobre cómo era el yo que el mundo veía, y el otro que se sentía dentro y que no podía decir dónde estaba su real yo, Su Santidad le dio una breve explicación de la vacuidad –la insustantibilidad del yo- dado que tenía una audiencia de serios practicantes budistas desde el mismo comienzo de su estadía. Esto pareció tanto un último cumplido hacia un adolescente, y una perfecta bendición para un budista.
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Apurándose a través de la lluvia hacia la estación de tren de Sendai, tomó un tren bala a Koriyama, en la prefectura de Fukushima, donde tuvo que dar una conferencia enla Universidadde Nihon, organizada por una “Escuela parala Vida” sobre cómo enfrentar los desafíos de la vida. Su Santidad le habló a una audiencia colmada con gran pasión, sobre la necesidad de mirar la realidad –para analizarla- y acerca de la necesidad de desarrollar principios morales. “La paz interior de la mente está enteramente basada en la auto-confianza” explicó. “Entonces tú no tienes nada que esconder. Puedes actuar con transparencia. Eso brinda confianza. Eso brinda amistad. Los científicos modernos han encontrado que, a través del entrenamiento de la mente, tu cerebro cambia realmente”.
Cuando Su Santidad dio lugar a las preguntas, una larga línea formada con hombres preguntando sobre los recientes desastres que habían devastado a la región. ¿Deberían ellos quedarse y ayudar a la comunidad o deberían irse para proteger a sus familias? ¿Era posible la esperanza”
“Si tú tienes demasiado miedo, demasiada preocupación, demasiado apego” dijo Su Santidad, “tu mente se vuelve parcial. Con ese tipo de mente, no puedes ver la realidad. Necesitas una mente calma para ver las cosas claramente”.
Cuando un profesor le preguntó cómo trabajar con sus estudiantes, en tratar este trauma, Su Santidad dijo: “nosotros tenemos esta maravillosa inteligencia. También somos parte de la sociedad, siempre hay gente que te está cuidando realmente. Usted debería explicarles claramente sus propias dificultades a sus alumnos. Entonces ellos sentirán ‘esta persona también, aunque es nuestro maestro, está experimentando dificultades’. Por supuesto que nosotros no tenemos la capacidad de remover cada tipo de sufrimiento, pero podemos compartir algo”.
El último interrogador desafió a Su Santidad sobre que él había dicho que la luz vendría, y si él aun sentía eso.
“Cuando miramos a los acontecimientos del siglo 20”dijo Su Santidad, “hay muchas razones para el optimismo. Incluso ayer, cuando vi un lugar donde un pueblo entero había desaparecido, eso no fue el fin del mundo. Alguna gente dice, ‘el año próximo, 2012, es el fin del mundo, o alguna suerte de catástrofe sucederá’. ¡Yo no creo en eso!”
“Los desastres naturales pueden aumentar por el calentamiento global; pero eso no significa que el mundo termine. Al menos por unas centurias -1000, 2000 años- las cosas seguirán. Todavía tengo esperanza. Por lo tanto, no se preocupen, ¡sean optimistas!”
Con esto, se fue bajo la lluvia otra vez y viajó hacia la estación de Koriyama, por otro tren bala hacia Tokio, donde pasaría la última noche de este viaje a Japón.-