Por Angus McDonald – Associated Press
Miércoles 19 de octubre de 2011
DHARAMSALA, India- El Dalai Lama ayunó y dirigió oraciones el miércoles en honor de los nueve tibetanos que se prendieron fuego en protesta contra el gobierno chino, mientras Beijing criticaba el apoyo del líder espiritual como una incitación “al terrorismo disfrazado”.
Los 90 minutos del servicio en el templo del Dalai Lama, el Tsuglakhang, en la ciudad del norte de India donde él vive en el exilio, se centró en los monjes, ex monjes y una monja que se han inmolado desde marzo en una intranquila área tibetana del oeste de China que ha estado bajo controles de la policía a modo de ley marcial.
Entre su adolescencia y sus 20, al menos cinco murieron por sus lesiones, mientras la condición de los otros cuatro no es conocida.
En el servicio, el Dalai Lama guió rítmicas oraciones por la muerte y el sufrimiento mientras los tibetanos tendían lamparillas de manteca. El electo nuevo Primer Ministro del gobierno tibetano en el exilio, Lobsang Sangay, instó a China a parar su estricto control sobre la religión en Tíbet y llamó a las Naciones Unidas a enviar equipos de investigación a la región himalaya.
”Nos gustaría apelar al gobierno chino para que detenga inmediatamente sus políticas represivas en Tíbet y resolver la cuestión de Tíbet a través de medios pacíficos” dijo Sangay.
Las oraciones en Dharamsala fueron uno de los varios servicios organizados en honor de los tibetanos. Taiwán también los hizo. En Nueva Delhi, los tibetanos protestaron después de un servicio de oración. En otros lugares, tibetanos y sus partidarios subieron mensajes en Twitter prometiendo ayunar por el día. El día de ayuno del Dalai Lama es el primero desde 2008 cuando los tibetanos en todo el oeste de China llevaron a cabo protestas en la mayor rebelión contra el gobierno chino en cerca de medio siglo.
Las conmemoraciones pusieron de relieve cómo las inmolaciones sirvieron para atraer la atención sobre la situación en Aba, una comunidad tibetana que ha sido el punto de ignición de los conflictos tibetanos. Las tropas chinas abrieron fuego sobre protestantes tibetanos en 2008. Desde entonces el área ha aparecido como un campamento armado con escuadrones anti-disturbios, peajes de control y purgas en los monasterios, medidas contra las cuales protestaban los tibetanos que se prendieron fuego.
En Beijing, el ministerio de Exteriores chino, condenó las inmolaciones otra vez el miércoles, pero dirigió un especial criticismo al Dalai Lama y los servicios de oración, diciendo que tal apoyo sería una incitación similar al terrorismo.
“A raíz de los incidentes, las fuerzas por la independencia del Tíbet en el extranjero y el grupo del Dalai Lama no criticaron los casos sino que por el contrario glorificaron tales casos e incitaron a más gente a copiarlos” dijo el vocero Jiang Yu en una rueda de prensa diaria. “Como sabemos, tal actividad separatista al costo de la vida humana es violencia y terrorismo disfrazado”.
El arremeter contra los tibetanos exilados es típico del gobierno chino, el que acusa al Dalai Lama de estimular el separatismo pero raramente reconoce cómo sus políticas pueden haber contribuido al conflicto.
“Cualquier cosa que a ellos no les gusta en Tíbet es de algún modo provocado por el Dalai Lama, y en un sentido parece que no quieren tomar ninguna responsabilidad por lo que parecen ser espontáneas expresiones de profunda preocupación por esta gente joven” dijo Michael Davis, un profesor de leyes dela Universidadde la universidad de Hong Kong quien escribe sobre Tíbet.
Human Right Watch ha dicho que el estrechamiento de la seguridad ha llevado a un aumento de seis veces en el gasto de la policía, prisiones y otras partes del aparato de la seguridad pública en Aba, desde 2002.
En intentos de gobernar en el clero budista, visto como el que apoya a la independencia tibetana, Beijing ha puesto límites al número de monjes y monjas y forzado a los clérigos a denunciar al Dalai Lama. El ataque sobre la religión, un rasgo central de la vida tibetana, pone a los tibetanos más inquietos en un tiempo que los miembros de la mayoría china han, están migrando a la región en grandes números.
Además del Dalai Lama, muchos otros altos clérigos tibetanos huyeron del dominio chino, estableciendo monasterios y escuelas en el exilio que mantienen vínculos con las comunidades que ellos dirigieron antes. Entre los asistentes de los servicios de oración del miércoles, también estaba Kirti Rinpoche, el exilado jefe del monasterio de Kirti, el que ha sido el centro de los problemas en Aba.
En los pasados días, él ha dado su aprobación implícita a las inmolaciones, diciendo que sacrificar una vida para defender las creencias budistas no es considerado violencia.
“A través de tus sucesivos renacimientos, nunca distiendas tu vigilancia en defender la verdad de la excelente enseñanza de Buda por un solo momento, incluso a costa de tu propia vida”, dijo Kirti Rinpoche, citando a un maestro budista, en declaraciones difundidas porla CampañaInternacionalpor el Tíbet, un grupo de presión con sede en Washington.
Los problemas en Kirti comenzaron de nuevo en marzo, cuando un monje de 21 años, Phuntsog, se prendió fuego en una calle principal. Las autoridades impusieron un bloqueo y lanzaron nuevas campañas de adoctrinamiento en el monasterio, causando que gran número de monjes lo abandonaran, algunos de ellos por sí mismos y otros por la fuerza, según relatos de exilados tibetanos y grupos de apoyo.
Una carta anónima de un exilado tibetano de Aba, también conocida como Ngaba, y publicada porla CampañaInternacionaldecía que más de 100 monjes y otros locales han desaparecido y que las inmolaciones fueron una respuesta a las condiciones represivas.
“En resumen, la ocurrencia de suicidios como protesta en Ngaba, es porque mucha gente allí no sabe cómo continuar viviendo” decía la carta. “Tener que renunciar a nuestra identidad nacional étnica y a nuestra cultura es renunciar al hecho de ser tibetanos, por eso las actuales políticas represivas y punitivas están literalmente rompiendo el corazón de la gente de Ngaba”.-
Los escritores de Associated Press, Gillian Wong y Alexa Olessen en Beijing contribuyeron a este informe.