The Sunday Guardian | Por Khedroob Thondup | 12 de mayo de 2014
Al influir en el proceso de reencarnación, China pretende afirmar su soberanía sobre el Tíbet.
REENCARNACIÓN
El interés del gobierno chino en controlar la reencarnación del próximo Dalai Lama, a pesar de ser oficialmente un estado ateo, tiene sus raíces en razones políticas y religiosas. El Dalai Lama es una figura importante del budismo tibetano y tradicionalmente se cree que se reencarna después de la muerte. La selección de su sucesor ha sido históricamente un proceso religioso.
Sin embargo, el gobierno chino ha buscado controlar este proceso por varias razones. Al influir en el proceso de reencarnación, China pretende afirmar su soberanía sobre el Tíbet, al que anexó en 1951.
Controlar la selección del próximo Dalai Lama permite a China mitigar cualquier posible malestar político o movimiento en pro de la independencia tibetana.
China ha impuesto regulaciones según las cuales las reencarnaciones deben ser reconocidas por el Estado y deben nacer dentro de las fronteras de China, lo que le da al gobierno control sobre el budismo tibetano.
Este control es también una manera para que el gobierno chino elimine la influencia del actual Dalai Lama, que vive en el exilio y es un defensor global de los derechos y la autonomía tibetanos.
Las autoridades chinas incluso han consagrado en la ley china el derecho a nombrar y reconocer a lamas reencarnados, sentando un precedente para el control estatal de las prácticas religiosas.
La cuestión de la reencarnación del Dalai Lama no es sólo una cuestión religiosa sino también una importante cuestión geopolítica, que involucra no solo a la China y el Tíbet sino también a la India, donde el actual Dalai Lama reside en el exilio. Es una interacción compleja de religión, política y relaciones internacionales.
CONVERSACIONES POR CANALES SECUNDARIOS
Las comunicaciones por canales secundarios con el gobierno chino pueden considerarse ineficaces por varias razones, como lo destacan informes y declaraciones recientes de funcionarios involucrados en dichas discusiones:
A pesar de la existencia de conversaciones por canales secundarios, ha habido poco o ningún progreso. en el logro de los resultados previstos. Por ejemplo, el presidente del gobierno tibetano en el exilio mencionó que, si bien existen conversaciones extraoficiales con China, no han progresado lo suficiente como para discutirlas públicamente.
Existe un alto nivel de sospecha y desconfianza por parte de China, lo que obstaculiza un diálogo abierto y constructivo. Las autoridades chinas son muy cautelosas y desconfiadas, lo que dificulta que las conversaciones pasen de una etapa preliminar.
Se ha aconsejado a la comunidad tibetana que se prepare para una lucha de largo término, que posiblemente se prolongue durante décadas, lo que indica que no hay expectativas de una resolución rápida a través de estos canales secundarios. Las conversaciones se describen como muy informales, sin expectativas inmediatas por parte de ellas. Esta naturaleza informal podría contribuir a la falta de resultados concretos y a la ausencia de un proceso de diálogo estructurado.
Hay desafíos internos dentro de las comunidades involucradas en conversaciones secundarias, como la inquietud de la generación más joven debido a la falta de progreso. Este malestar interno puede afectar la eficacia de las conversaciones.
Los factores geopolíticos externos, como la relación entre India y China, también pueden influir en la eficacia de las comunicaciones por canales secundarios. La dinámica de estas relaciones puede resaltar o eclipsar los temas que se discuten en los canales secundarios.
Estos puntos sugieren que, si bien las conversaciones no oficiales, son un paso hacia el diálogo, su eficacia está limitada por varios factores, incluidas las complejidades políticas, sociales y diplomáticas.
Khedroob Thondup es hijo de Gyalo Thondup, hermano mayor del Dalai Lama. Educado en St Stephens College, la Universidad de Delhi y la Universidad de San Francisco, Khedroob Thondup fue asistente personal de Su Santidad el Dalai Lama y lo acompañó en su primer viaje en 1979 a Estados Unidos. Fue enviado por el Dalai Lama a Beijing desde 1980. hasta 1993 en conversaciones de diálogo. Interactuó con el padre de Xi Jinping, Xi Zhongxun y Hu Jintao. Es presidente del Centro de Autoayuda para Refugiados Tibetanos en Darjeeling desde 1987.
Traducción al español por Aloma Sellanes tibetpatrialibre.org