El Dalai Lama agradece constantemente a la India por acogerlo como su huésped más prolongado
TheWeek.in Por Prof. Kaveri Gill 21 de diciembre de 2023
Es realmente reconfortante ver la reciente visita del Dalai Lama al estado de Sikkim después de 13 largos años. Como relata la hermana del Dalai Lama, Jetsun Pema, en su autobiografía, Tibet: My Story, mucho antes de su exilio en 1959, muchos tibetanos –incluida ella– se abrieron paso a través del hermoso valle de Chumbi, hasta Gangtok, Sikkim, para inscribirse en las escuelas misioneras indias. Viajaban habitualmente para comerciar a Kalimpong y Darjeeling, y más lejos a Bodhgaya y también a otros lugares sagrados de peregrinación budista.
El Chogyal de Sikkim donó el terreno en el que se construyó el Instituto Namgyal de Tibetología, y el Dalai Lama colocó su primera piedra el 10 de febrero de 1957, cuando visitó la India para las celebraciones del 2500 Buda Jayanti, y con su eminente ex director, el difunto Tashi Densapa Rinpoche, amigo de toda la vida del Dalai Lama.
El hermano mayor del Dalai Lama, Gyalo Thondup, que se reunió con el Dalai Lama en Gangtok en su reciente viaje, se retiró en la región después de desempeñar un papel fascinante en el movimiento de resistencia tras la invasión china del Tíbet y tituló memorablemente su autobiografía, El fabricante de fideos de Kalimpong: la historia no contada de mi lucha por el Tíbet.
Esta larga historia personal de la propia familia del Dalai Lama con Sikkim, tanto antes como después de su adhesión a la India en 1975, resume la rica y entrelazada identidad religiosa, lingüística y cultural y la afinidad natural de los pueblos de la meseta tibetana y la región del Himalaya, que trasciende las fronteras de los estados nacionales.
Los relatos de esta relación transhimalaya orgánica y fácil (de familias, maestros, lamas reencarnados, bienes, manuscritos, ideas y mucho más) se pueden encontrar en innumerables historias fascinantes a lo largo de los siglos. Por nombrar algunas destacados en la época contemporánea, Caravanas tibetanas: viajes de Leh a Lhasa, las memorias de Abdul Wahid Radhu, relata el honor ancestral de su familia al encabezar caravanas bianuales de ofrendas de los reyes de Ladakh a los Dalai Lamas del Tíbet.
Asimismo, las historias de vida de Bakula Rinpoche de Ladakh o Khunnu Lama Rinpoche de Kinnaur, quienes pasaron años estudiando en los monasterios escolásticos del Tíbet, yendo y viniendo entre la India y el Tíbet a su antojo, a desempeñar papeles clave en el renacimiento budista de Mongolia, además de recalibrar la identidad de Ladakh con exigencias de reconocer al bhoti como lengua oficial de la India. De hecho, el sexto Dalai Lama, Tsangyang Gyatso, incluso eligió nacer en Arunachal Pradesh.
El actual Dalai Lama agradece constantemente a la India por acogerlo como su huésped oficial con estancia más larga desde 1959, y por todo lo que el país ha hecho por los tibetanos en el exilio. Esto dice mucho de su gentileza y humildad, pues en realidad es su presencia en el país la que realmente ha resucitado en la época contemporánea su posición como tierra del Buda Shakyamuni y origen del budismo a nivel internacional, al mismo tiempo que rejuvenece la práctica de la creencia budista en toda la región del Himalaya, hacia un estudio más comprometido y una comprensión sofisticada de su filosofía en lugar de meros rituales y dogmas.
Mientras escribo esto, la Confederación Budista Internacional está inaugurando el primer Foro Internacional Sangha 2023 en Bodhgaya, una cumbre de tres días de líderes budistas globales, en la que el Dalai Lama es el delegado más distinguido de la India para co-iniciar y honrar el evento. La sangha budista de países que practican las tradiciones pali y sánscrita se ha reunido en gran número, como lo hacen anualmente para las numerosas enseñanzas del Dalai Lama en Dharamshala y otros lugares.
En un viaje a Ladakh en agosto de este año, fue revelador ver de primera mano la reverencia generalizada que el Dalai Lama genera en la población local, tanto budista como no budista (el espacio me prohíbe dar más detalles sobre esto último). Esto se manifestó en el rostro sonriente del Dalai Lama que adornaba los altares de hoteles y casas de familia en todo Leh; un gran número de ellos, incluidos los sorprendentes pueblos arios con sus tocados de flores, acudieron desde muy lejos para escuchar sus enseñanzas; y aquellos de la región de Sham insistiendo en que visitara su área para bendecirla, como había bendecido previamente todas las demás áreas, y a quienes posteriormente complació.
De hecho, la devoción por el Dalai Lama en Ladakh es tal que fluye naturalmente hacia otros eminentes maestros budistas tibetanos, como el joven y carismático Kundeling Rinpoche, cuyas visitas a Saspol, Nyemo y Phey, al final de su visita, concitaron, lo presencié personalmente, la participación de todo el pueblo. Sentado en Delhi, a veces uno puede dejarse engañar por relatos cínicos de individuos solitarios con mezquinos asuntos locales que trabajar, de que el sectarismo es lo que mueve a la gente, cuando evidentemente ese no es el caso.
Del mismo modo, los estados fronterizos de Sikkim y Arunachal Pradesh, en el Himalaya, han visto un gran número de devotos, incluidos sus máximos dirigentes, esperando ansiosamente y asistiendo a cualquier visita, pasada o presente, del Dalai Lama, que atestigua la antigua historia interdependiente de la meseta tibetana y el cinturón del Himalaya indio.
India se enfrenta a una agresión cada vez más abierta de China, con incursiones audaces en los últimos años en Ladakh, pero también al rodear al país con sus préstamos condicionales y/o la Iniciativa de la Ruta de la Seda (BRI) a nuestros vecinos de Nepal, Bután, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka. Dentro de sus propias fronteras, está tratando de construir infraestructura civil y militar hasta las fronteras con la India, y también de vender sus productos de producción barata en nuestros mercados, incluidos especialmente los de nuestras geografías periféricas, como en Gangtok.
Extender su influencia de poder blando a través de la reivindicación y propiedad del budismo también está en la cima de su agenda, pero aquí es donde la India tiene la gran ventaja, y debe reclamar conscientemente, el baluarte de Su Santidad el Dalai Lama como su joya de la corona en el mundo. El Primer Ministro Modi se enorgulleció de mostrar el telón de fondo de las ruinas de la Universidad de Nalanda en la reunión inaugural de líderes mundiales del G20. La India tiene su mayor defensor vivo en la personalidad del Dalai Lama, cuya reputación e influencia se extienden no solo al oeste y a todo el cinturón del Himalaya, sino también a la Mongolia contemporánea, Kalmukia y la Rusia más amplia, así como a Taiwán.
India haría bien en hacer el mejor uso estratégico de su presencia en un momento en que la economía de China está tambaleándose y el control del poder por parte de Ji Xinping parece encontrarse con serios desafíos internos. Enmendando las famosas palabras del presidente Kennedy en su discurso inaugural de 1961, “Y así, mis queridos indios: no pregunten qué puede hacer la India por el Dalai Lama (y el Tíbet); pregúntenle qué puede hacer él por la India”. ¡Nunca ha habido tanto en juego ni un mejor momento para hacerlo en la geopolítica internacional!
Kaveri Gill es miembro principal no residente del Centro de Excelencia en Estudios del Himalaya del Instituto de Eminencia de la Universidad Shiv Nadar. Las opiniones expresadas son personales.
Traducción al español por Aloma Sellanes tibetpatrialibre.org