Tibet.net (6 de febrero de 2021)
La Administración Central Tibetana (CTA, por sus siglas en inglés) rechaza enérgicamente las falsas acusaciones hechas por el llamado “Congreso Popular de la Región Autónoma Tibetana” sobre la histórica Ley de Política y Apoyo Tibetano 2020 del gobierno de los Estados Unidos.
Días después de que el gobierno de Estados Unidos promulgara la Ley de Política y Apoyo Tibetano (TPSA, por sus siglas en inglés), los medios estatales de China informaron que dicho congreso “expresó su fuerte indignación y firme oposición a la aprobación de la ley de Estados Unidos sobre el Tíbet”. El “Congreso Popular” alega que el proyecto de ley del Tíbet “interfiere gravemente en los asuntos internos de China y viola gravemente los principios fundamentales de las leyes internacionales y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales” y “distorsiona maliciosamente el desarrollo social del Tíbet, hace acusaciones infundadas, denigra la etnia y la religión de China e interfiere en el procedimiento normal de reencarnación de los Budas vivos con el pretexto de los derechos humanos y la religión ”.
Anteponer al “Congreso Popular de la Región Autónoma del Tíbet” para condenar al TPSA 2020 no es más que un frágil intento de representar la voz del pueblo como se practica en una verdadera democracia que en el caso de China es ampliamente conocido por ser una farsa. Es un hecho común que el pueblo tibetano no tiene una participación significativa en las deliberaciones del “Congreso Popular de la Región Autónoma Tibetana, o en su toma de decisiones. Por el contrario, a los tibetanos se les conceden esos puestos solo para aprobar las decisiones del Partido Comunista.
En segundo lugar, la Ley de Política y Apoyo Tibetano de 2020, que es una revisión importante que abarca cuestiones sustantivas del Tíbet de la Ley de Política Tibetana de 2002, aborda los problemas urgentes y en deterioro de los derechos humanos, la libertad religiosa y el medio ambiente y otros desafíos que enfrenta el pueblo tibetano, dentro del Tíbet. El deterioro de la situación de los derechos humanos en el Tíbet equivale a un genocidio cultural y la supresión de derechos bajo el disfraz de políticas de desarrollo como la urbanización, el desarrollo económico y ambiental y la politización del sagrado sistema tradicional de reencarnación de líderes religiosos, incluido Su Santidad el Dalai Lama.
Estas condiciones exacerbadas en el Tíbet y el fracaso de China para resolver el problema fundamental que enfrenta su ocupación ilegal del Tíbet durante más de 60 años han obligado a la promulgación de la Ley de Política y Apoyo Tibetano. Para dejar las cosas claras, es importante reiterar aquí que, históricamente, el Tíbet nunca fue parte de China y siguió siendo una nación independiente hasta la invasión de las tropas del Ejército Popular de Liberación de China en 1949/50. No hay ningún argumento en contra de que en vísperas de la invasión militar de China, que comenzó a fines de 1949, el Tíbet poseía todos los atributos de un Estado independiente reconocidos por el derecho internacional: un territorio definido, una población que habita ese territorio, un gobierno y el capacidad para entablar relaciones internacionales. La toma militar china constituyó una agresión contra un Estado soberano y una violación del derecho internacional. La continua ocupación del Tíbet hoy por el gobierno de la República Popular China, con la ayuda de varios cientos de miles de soldados, viola el derecho internacional y los derechos fundamentales del pueblo tibetano.
Como tal, el intento de China de descartar la importancia y el propósito de la ley estadounidense no logra convencer a la comunidad internacional y, lo que es más importante, a los tibetanos dentro del Tíbet, que continúan siendo víctimas directas del gobierno férreo de China. En todo caso, el propio historial atroz de China en pisotear los derechos humanos del pueblo tibetano, los crecientes intentos de socavar la libertad religiosa tibetana y el estado espantoso de los derechos lingüísticos es un testimonio de su desgobierno en el Tíbet. Esto, naturalmente, invalida sus propios argumentos.
La TPSA simplemente exige que el Partido Comunista Chino actúe como cualquier otro régimen gobernante responsable, es decir, abordando los problemas que enfrenta su pueblo y respetando las libertades fundamentales, la dignidad humana y la libertad religiosa de cada uno de sus ciudadanos. Además, a través de la promulgación de la Ley de Política y Apoyo Tibetano, Estados Unidos ha hecho una declaración global de que la comunidad internacional no aceptará la interferencia de China en la selección de la sucesión de Su Santidad el Dalai Lama y se opondrá a los abusos de los derechos humanos de China en el Tíbet mientras continúen.
En vista de esto, a China le conviene aceptar el Enfoque del Camino Medio concebido por Su Santidad el Dalai Lama y adoptado por la CTA como la política oficial para restaurar la libertad de los tibetanos en el Tíbet. A través del diálogo, dicho enfoque busca lograr una coexistencia entre el pueblo tibetano y el chino, donde los tibetanos disfruten de un autogobierno genuino dentro del marco constitucional de la República Popular China y sean capaces de restaurar y preservar la lengua y el patrimonio cultural tibetanos únicos, así como su otrora prístino ambiente. Hay un creciente coro de apoyo desde todos los rincones del mundo al enfoque no violento y orientado a la solución del pueblo tibetano y sus derechos legítimos para trazar su propio futuro y perseguir sus aspiraciones. Con la inclusión del Enfoque del Camino Medio en la TPSA, los Estados Unidos han sentado un importante precedente para que otros países puedan abordar la lucha del pueblo tibetano por libertad
La verdad histórica y la realidad actual del Tíbet no pueden ser distraídas por la cacofonía de la propaganda y las maquinaciones políticas chinas. A la luz de la urgente necesidad de preservar la cultura, el patrimonio y la identidad tibetanos, seguimos comprometidos a combatir estos esfuerzos de desinformación con hechos y verdades.
Consideramos necesario abordar estos problemas en un informe conciso que arroje luz sobre los orígenes tradicionales del sistema de reencarnación budista tibetano, las violaciones desenfrenadas de los derechos humanos en el Tíbet y la destrucción en curso de la ecología del Tíbet. La pandemia mundial actual ha puesto de manifiesto que la restricción de China al libre flujo de información y la falta de transparencia no es un mero “asunto interno”, sino que tiene consecuencias de magnitud mundial.
Este informe sirve como un recordatorio, una vez más, al gobierno de la República Popular China de que la CTA continuará diciendo la verdad en nombre de los tibetanos dentro del Tíbet, cuyas voces permanecen amordazadas por su represión.
Traducción al español por Aloma Sellanes tibetpatrialibre.org